Karina Mera*
Y eso de encuentros poéticos era para mí toda una aventura de la que no tenía ni idea de cómo empezaría, se desarrollaría, ni en qué terminaría. Me le colé (con la condición de que reseñara el evento) a uno de los invitados, mi amigo, el flaco Cuzme. Y ambos nos dirigimos hasta Quito.
La organización del evento estaba a cargo de los colectivos literarios Machete Rabioso, Fe de erratas y Red Látigo de Poesía, puros mechones con pinta de rockeros malos.
La verdad, y esto solo entre usted lector y yo, ese tema de los “poetas” me altera mucho, pero como para superar los miedos hay que enfrentarlos y porque en el fondo cada uno lleva un masoquista incorporado, me fui para allá, bueno nos fuimos.
Los días programados para el encuentro “Latinoamericano” (así entre comillas, porque estando allá nos enteramos que ninguno de los dos invitados de Colombia y Venezuela, respectivamente, asistirían) fueron del jueves 27 hasta el sábado 29 de julio del 2006. Como el flaco Cuzme es responsable en su trabajo no pudimos llegar a la inauguración del encuentro, el jueves, así que lo hicimos al segundo día, viernes 28.
Un frío estremecedor nos recibió al bajar del carro y de ahí directos al cine porno Hollywood, no para entrar en calor (como de seguro estarán pensando), si no para presenciar el segundo día de lecturas y claro para que el flaco Cuzme se reporte y me presente la bola de amigos poetas (¡de miedo!, todos esos tipos medios rallados y rallados completamente, pero en el fondo poetas).
Entre cervecita y cervecita nos contaron de cómo el día anterior había estado la concurrencia, que los poetas invitados habían leído sin ningún problema, que eso de haber hecho la inauguración del encuentro en la Parada del trolebús en la Villaflora, era original y bueno...
De a poco la gente fue ocupando cada una de las butacas del cine (con la advertencia de que revisaran los asientos antes de sentarse, no vaya a ser que se encontrasen una sorpresita, ya que al ser un cine porno...) hasta casi llenarlo. Una vez dada la hora de inicio (8 PM) subieron los poetas quiteños Samuel Tituaña, Alex Tupiza, Edison Lasso, Enver Carrillo, Christian Arteaga y el guayaquileño Ernesto Carrión. No sin antes enterarnos de qué mismo era eso de Garganta Profunda (además de ser el título de una película porno antigua), para ello subió al escenario la actriz “Débora”, que le dio a la noche su toque provocador.
Sin duda los poetas más destacados en la noche –y eso que de poesía no se mucho- fueron Enver Carrillo, Samuel Tituaña y Christian Arteaga. Allí escuchamos poemas llenos de sarcasmo e ironía, como los del aparentemente adolescente (pero más viejo el tipo) Enver Carrillo, que dijo en su poema Supervivencia: “En el colegio / tocaba escupir el sanduche / para que no me lo arrebataran / ¿cómo defiendo hoy / a mi muchacha?”
Finalizadas las lecturas y tras despreciar el trago que nos invitaban, nos fuimos a descansar (¡por fin!).
Ya papelitos el día sábado 29 y luego de hacerle pata al flaco por ahí y por allá, llegamos al lugar donde se daría la tercera y última noche de lectura. Por fin podría ver en acción poética a mi amigo, el flaco Cuzme.
El lugar fue el bar La mulata de tal (bien aniñado para nuestra costumbre), donde a diferencia de la noche anterior la concurrencia era minoritaria. Igual tocó el turno a los poetas quiteños Fernando Escobar, Edwin Madrid, Susan Rocha, Jorge Gómez y Raúl Arias, también a el mantense Alexis Cuzme y riobambeño Víctor Vimos.
El quiteño Fernando Escobar arremetió con su poesía, cargada de humor negro a borbotones, así lo confirmó en poemas como La virgen: “Deja de masturbarme la boca / porque si no / voy a tener que violar / a todos tus osos de felpa / muñecas de porcelana / perros y gatos, / o ir a buscar a tu amiga / que aunque medio feíta / es más legal que vos.”
También el flaco Cuzme tuvo su parte, su poesía fue agradable (recuerden que no se mucho de poesía y otra cosa no porque sea mi amigo lo voy a alabar), en algunos casos sombría y en otros erótica, pero me impresionaron algunos versos, como los del poema Llamada sin efecto: “Ey, flaco de ojos rudos, / que más da si el mundo intenta conectarse, / nada desde afuera lo resuelve en un instante.”
Y sin duda el poeta que más me impresionó fue el riobambeño Víctor Vimos, qué fuerza expresiva la del tipo, de seguro pronto retumbará su nombre en todo el país. Una poesía fresca y sincera, que no busca estancarse en la simple pose de muchacho malo, sino que escribe a partir de la experiencia, y eso, para alguien como yo que no sabe mucho de poesía, es lo importante.
Terminadas las lecturas, los poetas –muchos agotados por las tres noches de poesía y amanecidas- se despidieron; el respectivo intercambio y obsequio de libros (de los cuales también me dieron algunos a mí), los fraternales abrazos en agradecimiento por la asistencia y bueno... al fin había enfrentado mis temores, ahora ya sabía de lo que mismo se trataba todo ese cuento de los famosísimos encuentros literarios, había estado en el centro del joven movimiento poético del país y no estaba nada mal, quizás me animase a escribir un poco.
*Estudiante de periodismo en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.
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