lunes, 14 de abril de 2014

La ruta de la desolación y otros poemas

Foto de José Núñez del Arco.

La poesía manabita aún no ha sido "descubierta" en su totalidad, aún rondan autores anónimos desarrollando una fuerza, mostrando una sensibilidad fuera de ese centro intocable que otros, una mayoría, ha reconocido como "verdadera poesía", aquella donde lo sensiblero parece ser lo único existente. Pero existe más, aquí una breve muestra de uno de esos autores (Jimmy Hidalgo Palma) que en el momento menos esperado dará para escribir en torno a su poesía embrionaria.




NO ES MENTIRA
Sin voluntad
no te puedes beber
una cerveza en la soledad
y sin magia
no se puede escribir poesía.

Me alejé de amigos
y terminé deambulando
entre desconocidos
a los que regalé parte de mis logros.

El polvo se expande
y las nubes se vuelven seniles.
Mueren de tristeza
al ver como sus gotas el suelo ya no mojan.

Cazando el contoneo
de las caderas de una joven religiosa
río contentó y despreocupado.

Ni malo ni bueno
es solo que a veces una fuerza
me asila en lugares extraños,
y divago.
 

AL AMANECER
Con el hígado
metido en el bolsillo
zarpo al bar,
allí soy un renegado más,
un convicto para el cielo.

A la cuarta cerveza
encuentro el confort,
pero cómo me deprimen
las jornadas insípidas
y bailables de Picoaholibuk City.

Inimaginable es la repugnancia
que le tengo a las horas anunciadas
por las melodías de las campanas de la iglesia.

Aquí mis viajes son a prueba de accidentes
pero aprisionadas por el desamor,
las moscas flanquean la tumba del rey del hermetismo.
Aquí la esperanza se desangra
paso a paso, ojo por ojo, diente por diente.
Aquí por un lado del firmamento
macabramente se aleja de mí la luna.

Al amanecer, no siempre rabioso, se asoma el sol.

 



Foto de José Núñez del Arco.




INTOXICADO
El brujo abastece de magia veinticuatro horas.

¿Has hurgado en el andar de los clandestinos?
¿Has digerido la melodía de los que desertan a las cantinas?

Picoaholibuk City
se despierta con el ladrido de los perros
porque una madrugada
los gallos fueron devorados
por una pandilla de gatos hambrientos.

Mientras me pierdo
en la curva prostituida al final de la avenida
enciendo lo que llevo entre manos.

Sabes broder, en este lío
nada tienen que ver
las figuras embalsamadas de la literatura,
solo es mi garganta la que te habla.
 

CURTIENDO PARA LA TUMBA
Antes de caer
las moscas se apartan ebrias
del precipicio de mi vaso de cerveza,
se alejan y yo con ellas
asqueado en el sistema que sodomizan
las ratas de esta cloaca.

No imagino cómo algo tan puro
pudo volverse triste y corrosivo.
La madrugada
agoniza en la penumbra
y espitado hago un picnic en los pantanos
de mis más oscuros pensamientos.

Secuestrado por una extraña libertad
voy hacia la meta
encarnando una tenebrosa banda sonora,
desempleado, cerca del límite.

No lo olvides
soy el oprimido que vive
de la caridad externa de las lombrices.

Antes de caer
las moscas se apartan ebrias
del precipicio de mi vaso de cerveza,
se alejan y yo con ellas
salto el alambrado electrificado del rebaño
de mi sociedad carca.


LEO, ESCRIBO, QUEMO, BEBO Y ESNIFO
Una amiga afirma
que todo borracho tiene solvencia,
yo digo que no existe subsidio 
que le permita escribir sin ataduras al poeta.

Cuando has caído
cierto sector de la amistad
te asesina a sangre fría.
Repelidas por el hastío
las ratas abandonan las cloacas
y se toman la superficie
de Picoaholibuk City.

Los crónicos
encienden una picuda
y con un beso de muerte
apaciguan sus enfermedades.

Para escapar de sus tormentos
los borrachos anestesian sus realidades
y las moscas juegan a las carreras
en la cornisa de un pico de botella.

Afuera el viento gruñe con libertad
el olor a pólvora va y viene
como en las películas del viejo oeste.
 

LA RUTA DE LA DESOLACIÓN
El mar gruñe
como un niño que se amamanta
y ella lasciva sale del meadero
para engullirme en su cajita de música.

La cerveza fría es inagotable,
mi borrachera parece inmortal,
estoy fuera del perímetro, a la deriva,
y por nada quiero regresar.

Nadando corriente arriba
la luna llena anuncia un día de sol,
los gallinazos solo escupen el aliento de la carroña.

Intento adueñarme
de los gemidos de una gata
metido en la ruta de la desolación,
pero no puedo,
al llegar a la carnicería
me ahuyentan
los cuchillos ensangrentados
de la desidia.

Para rodar
en el tambor del revólver
de esa demente que me agrada
mi cráneo se contenta
asesinando las noches de insomnios
con marihuana.

Las moscas afirman:
la vida es un recipiente
que hay que vaciar
hasta que llegue la muerte.
 

CIUDAD DE LOS MALDITOS
Están los puritanos
que por vanidad le empeñan el alma al diablo
y los que intentan reivindicarse
con la religión que les ofrece el perdón de pecados.
Está el chico que se cabrea
cuando la madre lo reprende.
La tribulación lo arropa
pero él no piensa en dejar atrás
los atentados nocturnos
en contra de su tranquilidad,
al contrario, los incrementa.
Está la vecina
que no puede ser madre,
su mirada perdida,
y los niños que no son suyos
jugando en el horizonte.
Están los que navegan
en una botella de aguardiente,
mis botas negras deshechas,
una silla sin mesa,
ella, la cantina, ellos, yo.

Picoaholibuk City
cuando no duerme arde,
les presento a la ciudad de los malditos,
la condesa de las marginales.

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Jimmy Hidalgo Palma (Picoazá, 1982). Poeta, Comunicador Social (Periodista), graduado en la Uleam. Actualmente en paro. Músico aficionado con el proyecto local de Rock “La Trinka” (Aún en garaje), cofundador de la Sur Oscura Manabí. Ha publicado parte de sus poemas en la red de escritores amateurs TusTextos.com bajo el seudónimo de “Patrick”.