jueves, 23 de diciembre de 2010

Los engendros de la luna



Lo preciso de un libro construido por varias voces es aquella multiplicidad capaz de ofrecer al lector las disimilitudes, logros y también desaciertos de los autores integrantes. Con Los engendros de la luna (Taller Cultural Retorno, 2010) me pasa esto, hay relatos que despegan, se mantienen y logran un final idóneo, pero otros se estrellan, caen en picada a un olvido inmediato.

Entiendo (y esto gracias a la información de contraportada del libro) que los 11 cuentos y relatos agrupados son el resultado de una debida y exhaustiva selección de 57 trabajos presentados. ¿Cómo entender esta información? Leyendo el libro en su totalidad.

Pensando en aquellos lectores que ansían o ya tendrán el libro, resalto cuatro cuentos:

Te busco dentro del silencio de Cristian López: una letanía donde el amor (o la añoranza de este) es la fuente vital. Historia de construcción poética, recomendada.

Encuentro final de Juan Secaira: cuento donde el vacío existencial hace presa de sus personajes. Una historia con un desgarre emotivo de fondo que atrae y conmueve.

La rana de Rocío Soria: una historia siniestra, donde el “amor” y la “solidaridad” son asumidos desde valores invertidos. Morbo, sangre, y un tributo a la muerte vista desde un personaje perturbado.

El fin del cigarrillo de Edison Paucar: imágenes lúgubres acompañan esta historia, la muerte como un escenario de fondo: envolvente y crucial.

Felicitaciones al editor de esta obra, el escritor Oswaldo Mantilla, por la perseverancia y empeño en visibilizar desde el Taller Cultural Retorno, a nuevas voces de la literatura ecuatoriana.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El Méndez del pasado siempre será mejor





Desde el inicio he abogado por la poesía de Rafael Méndez (Guayaquil, 1976) por su perspectiva y discurso sostenido desde el margen, alejado de convencionalismos y modas repetitivas en un país donde es tanto lo que se escribe y publica y tan poco lo que queda y puede reconocerse como poesía.

Ahora me encuentro con esta Selección Natural (CCE, Núcleo Guayas, Extensión Naranjal, 2010) antología personal donde Rafael intenta develarse en su totalidad, además de la complementación de poesía reciente. Sin embargo esta Selección Natural me ha dejado con interrogantes a cuesta ¿Se trata del mismo Méndez que leí con emoción en sus libros anteriores? ¿Qué problema tiene el Méndez actual con el Méndez del pasado (un pasado donde el trabajo poético ha reflejado más compromiso)?

Principio de caos jamás acaecido (2004) Nadie es poeta en su tierra (2006) y Que mi alma se la lleve el diablo (2008) son poemarios a los que siempre vuelvo, no solo para entretenerme por la realidad disparatada que el poeta presenta (y que divierte tanto porque resulta el reflejo de una patética verdad) si no por la calidad de análisis y crítica que se trasmite en cada verso, en las figuras directas y estremecedoras con las que Rafael ha sostenido su poética.

La poesía es una revelación que subyace irrelevante, se titula la primera parte de esta Selección Natural, donde se agrupa poemas que sí han brotado del Méndez de siempre, donde los argumentos mordaces vuelven a la marcha de la sátira más descomplicada pero no por ello carente de interés social:

Arte efímero
Surgió en el final del tiempo
parecía entonces
que nada más habría bajo el sol
Al principio fue agreste, predecible
y pereció finalmente
de polución
canibalismo económico
guerras globales
y cicaterías confidenciales

de todos los términos posibles
“civilización” fue, sin duda
el que más grande le quedaba.

La sociedad, esa masa multiforme, uno de sus temas recurrentes:

Mesías
Cuando se despertó
también estaban allí
raperos, telepredicadores
estrellas del fútbol, terroristas
y hasta mequetrefes que habían
tropezado con sus quince minutos

Pero Selección Natural, más allá de los tres poemarios anteriores nombrados y de la primera parte, no intenta superarse, ser la obra insigne de este autor, menos la más representativa. Trabajos como Flamboyanes y Nonconsumatum son la materialización de un poema del mismo Rafael:

Hacer poesía Light es tan fácil
que en tres líneas más
este poema
habrá
terminado

y este facilismo (¿cabría la palabra descuido?) de parte del autor es preocupante, porque si Méndez que tanto ha criticado lo desechable de la poesía es seducido por este “lado oscuro”, otros (que hasta ahora se han mantenido incorruptibles en su obra) podrían caer. Porque la fama, la payasada desde las redes sociales, vivir el momento, y todas las banalidades de paso, ya están acabando con poetas y sobre todo con su poesía.

Rafael Méndez es un poeta que puede sostenerse, hasta ahora, solo con sus tres primeros poemarios, sin necesidad de una Selección Natural que contrariamente lo desnaturalice de su esencia lírica.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El Quirófano # 9






Para quienes hemos estado desde principio como lectores fieles a El Quirófano, es justo reconocer la frescura de este nuevo número (su diseño y distribución de los espacios). No ha perdido su personalidad artística y literaria, de compartir el trabajo de nuevas voces y sobre todo de ofrecer argumentos claves y valederos para todos quienes recorremos sus páginas.

Esta edición contiene un diálogo descomplicado y necesario, casi urgente, de entender y en lo posible asimilar, sobre todo cuando es el contexto literario ecuatoriano el que se trata. Así recomiendo la entrevista al poeta Ramiro Oviedo.

Otros textos importantes son: las muestras poéticas de Agustín Vulgarín, poetas colombianos, un cuento de Leonardo Valencia, la entrevista a Jorge Bocannera, el análisis de Fernando Itúrburu en torno a los jóvenes colectivos literarios y reseñas.