jueves, 23 de agosto de 2007

El invierno en Lisboa y mi verano en Manta




He terminado de leer El invierno en Lisboa de Antonio Muñoz Molina, una novela vieja, publicada originalmente en 1987, cuando tenía siete años y la literatura y todo lo concerniente a la creación literaria me era desconocido, entonces mi entorno era mi madre, padre y hermano; la urbe un sitio apacible, casi olvidado en los bordes marginales de la ciudad, aquella conquista a la naturaleza. La ciudad -mi Manta: turística, empresarial, violenta, punto migratorio, ojo de huracán, etc.- no era mi castigo, menos el laberinto en el que me desplazo y protejo cada día.
Recuerdo la novela, sus personajes sombríos, las escenas en blanco y negro recreadas en mi imaginación, la vida y muerte atrapada en su trama, y no se me ocurre nada más sensato (insensato, reflexiono) que salir de casa, llegar hasta el centro y recorrer las calles -tal y como hace algunos años lo hacía-, enfrentarme a los demonios que aguardan pacientemente a un individuo solitario a quien violentar.
El jazz de la novela no me ha invadido, prefiero rock: clásico y sensible, moderno y deprimente. Crying in the rain de Whitesnake me acompaña, la voz de David Coverdale me atrapa con sus agudos; no hay lluvia, ni lágrimas recorriéndome las mejillas, solo la brisa marina que choca contra mi cara, revuelve mi pelo y me enfrenta a cada paso al desconcierto de mi ciudad.
Fue invierno en Lisboa mientras frecuenté las páginas del libro, ahora es verano en Manta: otro corriente día de calor, recuerdos y literatura.

jueves, 16 de agosto de 2007

Cómo afrontar la carencia de librerías en Manabí





Sí, Manabí carece de librerías, las sucursales de La Científica y Sagitario hace más de dos años que cerraron (fracasaron sería la palabra correcta y más encajable); sí, aún quedan las papelerías, muchas osadas al llamarse librerías, pero estas no aportan casi en nada al lector que espera hallar obras literarias y académicas nacionales e internacionales, más allá de los textos exigidos por las instituciones educativas.
¿Cómo afrontar la carencia de librerías en Manabí? decir que creando una o varias librerías para el mercado manabita sería engañarnos, porque invertir en un negocio de estas características (en una provincia donde la lectura es mínima y el libro como objeto carece de valor) es embarcarse en una empresa dirigida al fracaso.

Libros en supermercados
En la actualidad las únicas alternativas de seudas librerías son las que se encuentran en supermercados. Tanto las cadenas Mi Comisariato como Supermaxi poseen sus estantes con literatura, las que van desde motivación personal hasta lo más reciente a nivel latinoamericano y europeo.
Una particularidad se distingue en casi toda esta clase de literatura: que pertenece a editoriales grandes, la mayoría españolas, capaces de abarcar distintos y difíciles lugares, como dentro de un supermercado. También hay casos aislados de autores ecuatorianos que suele encontrarse, pero la mayoría continúa apostando a una librería (en la forma tradicional), además acceder a la sección de libros en estos centros de comestibles es todo un reto administrativo que muchos escritores no están dispuestos a soportar.

Lectores y escritores manabitas, esa desconexión interminable
La carencia de librerías en Manabí tiene otro punto en contra: el estancamiento de los autores provinciales dentro de su mismo espacio, explico esto: la mayor parte de la producción literaria y académica que se publica en Manabí casi siempre pasa desapercibida, los escritores manabas al no tener un centro que comercialice sus obras son prácticamente desconocidos. Los casos relacionados a esta problemática son muchos, y quienes logran afrontarlo son aquellos escritores que cumplen el rol de vendedores (los centros educativos de segundo nivel y municipios son los nichos predilectos).
Hace más de cinco años se formó en Manta ASESMAN, una asociación de escritores locales, que en afán por dar a conocer sus obras crearon una librería alternativa, el resultado: el quiebre en pocos meses de abierta la tienda. Y es que no solo se urge una librería que contenga la producción hecha por manabitas (las opciones de autores sobresalientes son contadas), sino un lugar que además de difundir a autores provinciales se concentre también en los nacionales e internacionales, quizás ahí podría mantenerse un negocio de esta clase (aunque con los antecedentes de pérdida pocos serán los arriesgados).

Carpas y vendedores ambulantes
La situación precaria en la que se encuentra Manabí ante la ausencia de librerías ha hecho que surjan emprendedores y a la vez soñadores, ya sea montando carpas con libros en la parte céntrica de las urbes (por lo menos en Manta y Portoviejo se evidencia así) o en la venta ambulante, tal y como se lo hace con productos de entretenimiento visual y musical.
Pero las carpas con libros no son perdurables y esto hace que se vuelva al inicio del problema. La venta ambulante no logra llenar las expectativas de lectores que esperan encontrar autores no solo que escriban sobre motivación personal sino sobre otras materias: la buena literatura no se vende por las calles.

Qué proponen las instituciones gubernamentales, educativas y culturales
El Consejo Provincial solo ha logrado auspiciar y repartir gratuitamente libros de textos a escuelas, también se ha auspiciado a contados autores, pero de ahí a que exista un plan de difusión del libro, como necesidad formativa para la población manabita, falta mucho.
El Museo del Banco Central sede Manta posee un fondo editorial, el cual rara vez es promocionado local y provincialmente. Hay libros interesantes y de bajo costo, pero sin mayor salida comercial por la falta de promoción.
Las universidades en Manabí tampoco han desarrollado un plan para unificadamente contrarrestar esta problemática. Si bien la única que en algo intenta apalear esta situación es la ULEAM con la creación de su editorial, aún no se cuenta con una librería donde pueda ser comercializada la producción que llevan.

Propuesta descabella de un lector desesperado
Como se ha leído, las opciones para encontrar soluciones a corto plazo no parecen asomar por ningún lado. ¿Cómo afrontar la carencia de librerías en Manabí? pues con propuestas simples (aunque no extrañará quienes las crean descabelladas):
1.-Concentrarse en las bibliotecas de la provincia, ya sea en las públicas o privadas y exigir a sus responsables la compra constante de libros necesarios (no olvidar hacer una lista de los títulos no encontrados).
2.-Emprender una campaña insistente y hartante del tema, ya sea en los medios de comunicación tradicionales o en los alternativos por Internet, hasta que alguien (autoridades de la provincia) empiece a preocuparse por el tema.
3.-Montar dentro de las universidades de la provincia carpas con venta de libros usados o en su defecto con libros jamás vendidos de autores manabitas (de esta clase existen muchos).
4.-En caso de creer una pérdida de tiempo los tres puntos anteriores, frescos, aún quedan las estanterías dentro de los supermercados repletas con libros, y si se busca bien, entre las revistas de moda, recetarios de cocina y textos de motivación personal, suelen hallarse obras envolventes y de calidad literaria.

lunes, 13 de agosto de 2007

Los poetas jóvenes de Ecuador no paran




Aún sin darse el encuentro -programado para octubre- ya está en circulación la Antología de poesía joven ecuatoriana Naranjal 2007, antología-memoria que reúne la obra de 35 autores ecuatorianos (de distintas ciudades del país) que están invitados al cantón Naranjal de la provincia del Guayas. Un libro que nos acerca al joven panorama de la poesía, ya sea como colectivos literarios o autores independientes; todos entrelazados por el emblema de la creación lírica.
Acertados los comentarios iniciales de los escritores Fernando Itúrburu y Xavier Oquendo. Así Fernando Itúrburu no duda en afirmar que “(...) vemos un resurgimiento e innovación de la literatura ecuatoriana a manos de jóvenes escritores que buscan establecer su propio discurso en la escena nacional, fuera de los encasillamientos y disputas que caracterizan la historia literaria ecuatoriana”. Y no falla en lo que dice.
Por otro lado Xavier Oquendo incluye un mini estudio titulado Diez apuntes y una conclusión sobre los poetas jóvenes de inicios del siglo XXI, donde desentraña la poética de los novísimos y logra un texto esencial para la comprensión de los autores y sus obras. El escrito de Oquendo funciona porque además de ser pedagógico (incluso hasta para los mismos poetas) logra que el lector se compenetre en el universo creativo de cada autor.
Los poetas Augusto Rodríguez y Rafael Méndez son quienes están detrás de la publicación de este libro y la organización del próximo encuentro en Naranjal. Trabajo de suma importancia para que muchos jóvenes poetas ecuatorianos se den a conocer fuera de sus espacios cantonales y provinciales.
En la parte final comparto con Oquendo: “A este libro le hará falta el paso del tiempo. Él hará la mejor de las antologías. Mientras tanto el talento de los jóvenes se hace notar en este libro que dará la pauta y los senderos por donde va a caminar la poesía de la patria”.