miércoles, 11 de abril de 2007

Las puertas no me dicen nada





Noemí volvió del centro con varias películas de estreno, además de un video de una de las bandas que solemos escuchar, mientras bebemos vodka, y le leo poesía y ella se excita lentamente hasta lanzarse sobre mí y besarme sin control.
Prendimos la Tv., la introducción clásica y arcana invadió la habitación, el enfoque de las velas en el escenario fue desplazándose hasta ir delatando uno a uno a los músicos: sus siluetas, rostros, el repentino espectro de alguien conocido y valorado por muchos años, pero la cortina había cesado, dándole paso al desencanto.
The Doors había desaparecido con la muerte de Jim Morrison en 1971, eso lo sabíamos bien. Jim: el poeta, músico, alcohólico, drogo, escandaloso artista norteamericano, no era más que polvo en tierra parisina.
Tras Roadhouse blues todo fue decepción (y eso que era el primer tema). Ahí, sobre mi cama, apretados: ella acariciando mi cabello y yo entre sus piernas, pensé: nuestro ídolo continúa sepultado en otro continente, y esa floja imitación sobre el escenario está de más. Quizás el tipejo ese no tenía la culpa de haber sido seguidor de Jim como nosotros, de haberse aprendido cada uno de los temas, leído sus poemas, intentado calcar algún pasaje, no tan trágico, de su vida. Pero lo que más cabreaba era que ese par de viejos sobrevivientes de la banda: Rey Manzarek (organista) y Robby Krieger (guitarrista) le hayan lavado el cerebro al pretender suplantar a Jim (sobre todo en apariencia), eso era imperdonable; así como esa armónica atmósfera que reflejaba el público reunido en la realización del video: farsantes. Con tal que la sicodelia, el enloquecedor juego de luces, los gritos y movimientos que Jim impuso les fueran recreados, nada más les importaba.
Veteranos de porquería, habían explotado, una vez más, la fama que Jim había dejado estancada en un hotel de París.
-tranquilo flaco, me dijo ella, no te amargues por algo que no importa.
Pero sí que importaba, y mucho. Tal vez ella no se había dado cuenta del fiasco que habían armado esos dos infelices, al pretender explotar el nombre de Jim y de su banda (porque fue él quien le dio nombre y estilo). Profanar su imagen, y suplantarlo con ese mamarracho que se había dejado crecer el cabello igual que él, que había grabado cada uno de los pasos y movimientos que Jim desgastó en cada concierto dado en los años 60. No era justo que esos dos viejos pretendieran ahora ser dos tipos rudos, cuando junto a Jim eran solo dos acomplejados músicos, pretendiendo callarlo, reprochando cada una de sus transgresiones sobre el escenario.
Noemí quiso escuchar Riders on the storm. Aún seguía enganchada con la imagen deprimente que Oliver Stone le había puesto a un pasaje de su película: donde Jim de niño había visto un jefe indio, el mismo que estaría -como fantasma perseguidor- el resto de su vida. Y mientras esto lograba ella, sin descuidarse de acariciar mi cabello, recordé a Pamela, la novia de Jim. Ella, que había logrado soportar al artista, alcohólico, desaseado, conflictivo y suicida en potencia. Ella, la mujer de Los Ángeles, la que logró encender el fuego en él. La elegida.
-te entiendo flaco, no es lo mismo escuchar la voz de Jim, que ver a ese tipo parecido trasladarse sobre el escenario, dar saltos, pretender ser malo e innovador, cuando todo lo que hace ya lo ha hecho alguien más y con una personalidad sobresaliente, me dijo ella.
Solo por curiosidad decidimos ver y escuchar Light my fire, la sicodelia de esa canción nunca estaba de más, y la sugestiva letra, hasta cantada por ese mechón suplantador, nos incitaba a caricias más excitantes.
A pesar de escenas detestables de parte de Manzarek (tocando el órgano con uno de sus pies), y del desencajable coro de éste y Krieger, la canción no estuvo mal interpretada. Pero, los indicios de “fanáticos”, apareciendo esporádicamente sobre el escenario, nos anunciaban lo peor.
El concierto en dvd (L. A. Woman, live, 2003) finalizaba con Soul kitchen, y ese era el colmo de algo que pudo servir como merecido tributo a Jim: músico y poeta. La canción regular en su interpretación. El público ebrio, descontrolado, salvaje en cada acto fanático, subió al escenario: cuarentonas hippies bailando, girando sobre su propio eje; obesos mostrando su abultado tanque repleto de cerveza; banderas con el rostro de Jim por doquier; un coro interminable: Doors, Doors, Doors; y la certeza de haber mal gastado dos dólares en esa decadente producción: muestra patética de dos viejos rockeros, parte de un ícono de los sesenta, que pretendían ganar varios cientos de dólares con esa basura visual. The Doors había desaparecido con la muerte de Jim Morrison en 1971, reafirmábamos.


Ya nos hemos de enterar




Marco Martínez
(Guayaquil, 1979)

Que dicen que andaba vendiendo droga y que por eso lo habían denunciado, que ya tenían semanas dándole caza los municipales, con razón lo veía todas las noches parado en la panadería de la esquina con esos pelones con los que siempre anda. Yo había escuchado que era fumón, que al último ya sólo andaba con el Luciano ese y Nicolás de arriba para abajo hasta tarde fumando, aunque sí puede ser verdad que estaba metido de traficante para tener para su vicio. Pobrecito. Muy correcto era, eso sí, dondequiera que me veía me saludaba, siempre, simpático era, bien educadito, yo no creo eso que dicen que de madrugada se andaban llevando la ropa que quedaba tendida en los cordeles afuera de las casas o sacándole las plumas y los espejos a los carros. No lo creo capaz de una villanada así. Otros dicen que dizque la policía vino para llevárselo a una clínica de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos, que la tía estaba cansada de que se le perdiera la plata y que le vendiera las cosas, que ya era demasiado, que ella lo ayudaba y todo porque lo quería como un hijo pero que ya estaba harta, que comenzó llegando borracho casi todos los días y que metía a todos esos tipos a la casa a tomar cuando no había nadie, ya después de la noche a la mañana, dice, le empezó a encontrar paquetitos de droga en los bolsillos, y a todos esos chicos ella los conocía desde que eran pequeños y le daba pena verlos ahora echados a perder, y es que empezaron a frecuentar a unos hombres mayores, comentan, que todos sabían en el barrio que eran drogadictos y que andaban robando por el fondo y las malas juntas mira cómo son, que sí es verdad que te terminan dañando y de todas maneras a la tía no le gustaba que entrara tanta gente a la casa por su hija que como quiera ya no está tan chica, peor que se metieran a fumar, aunque le digo yo nunca he olido nada raro y eso que vivo atrás de ellos, y es que como los ven alegres, bullangueros, con el pelo largo ya corren la bola de que son marihuaneros. Y a mí la dueña del edificio que tiene una niña en la misma escuela que la hija de la señora Leny me dijo algo que no sé ni siquiera si comentar, y es que a mí hablar de estos temas me pone mal, y es que de todas maneras yo he escuchado que es común casos de abuso sexual entre familiares y vea, no sería raro que por eso lo haya denunciado su propia tía, y es que como madre ha de haber estado ardida, que la niñita sólo pasaba con la cabeza agachada en la escuela y por eso la orientadora había estado interesada en trabajar con ella en una terapia y ahí había descubierto que ese degenerado tocaba a la niña y la obligaba a sus porquerías, y que querían atraparlo de sorpresa, pero cuando llegaron a la casa ya se había escapado, que sólo habían encontrado unas películas arrumadas y unos cassettes viejos, que en el cuarto no tenía nada más que cuadernos y puros discos de esos que venden en la bahía tirados por todos lados, que sólo había ropa sucia y nada más, desapareció, que lo habían visto salir corriendo con una mochila, que si se demora media hora más los policías lo cogen, dónde andará ahora el infeliz, si eran primos hermanos y hasta se habían criado juntos, si tenía cara como medio de enfermo, todos esos chicos mismo tienen algo raro, no sé qué, y ni se han aparecido por aquí, han de estar con miedo de que se los lleven a ellos también, si son igualitos todos. Ya nos hemos de enterar, ya nos han de contar.

Bukowski, poeta sin vergüenza



Charles Bukowski (Alemania 1920 – Los Ángeles 1994): poeta, narrador, novelista, cronista. Es considerado un escritor de culto, sobre todo por los jóvenes que encontraron y han encontrado en sus trabajos y en su personalidad un modelo transgresor ante la sociedad, posturas y círculos literarios agobiantes –por sus trabajos sobre todo-. Poeta sobre todas las cosas, constructor de una literatura subterránea que amoldada a lectores igualmente desencantados lograron hacer de este escritor todo un personaje en los ochenta y noventa. Ya sea por sus conflictos con el alcohol –de los que nunca se arrepintió- o de su constante lucha interna y externa por mantenerse fiel a sus principios y crudeza poética y narrativa.
Bukowski es el poeta malo, el que transcribe su entorno miserable, alcohólico, insoportable, cruel, lastimero y a veces hasta conmovedor. Los siguientes tres poemas son solo una reducida –casi nada- parte de su rica y extensa obra (por lo sugestiva y real que se presenta) poética, tan necesaria de conocer sobre todo si se pretende encontrar un modelo sin espejismos en la poesía norteamericana, que como toda poesía bien escrita encaja en cualquier contexto.

Sé amable
siempre nos piden
que entendamos el punto de vista
de los otros
sin importar si es
anticuado
necio
asqueroso.

a uno le piden
que entienda
amablemente
todos los errores de los otros
sus vidas desperdiciadas
sobre todo si son
de edad avanzada.

pero su edad es lo único
en lo que nos fijamos.
han envejecido
mal
porque han
vivido
sin enfoque,
se han negado
a ver.
¿qué no es culpa suya?

¿culpa de quién?

¿mía?

se me pide que oculte
mi opinión
ante ellos
por miedo a su
miedo.

la edad no es un crimen

pero la vergüenza
de una vida
deliberadamente
desperdiciada

entre tantas
vidas
deliberadamente
desperdiciadas

sí lo es.


Atrapado
No desvistas mi amor
podrías encontrar un maniquí
no desvistas el maniquí
podrías encontrar mi amor.

Hace mucho que ella me olvidó.
Ahora se está probando
un sombrero nuevo
y luce más coqueta
que nunca.

Ella es una niña
y un maniquí
y la muerte.

No puedo odiarla por eso
no hizo nada inusual
solo que yo la quería.


A la puta que se llevó mi poemas
Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡por Dios!
¡doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡es intolerable!
¿tratas de joderme como a los demás?
¿por qué no te llevaste mejor mi dinero? usualmente
lo sacan de los dormidos y borrachos pantalones
enfermos en el rincón.
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo u un billete
de cincuenta,
pero mis poemas no.

No soy Shakespeare
pero puede que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros;
siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
“veo que he creado muchos poetas
pero no tanta poesía”.

José Emilio Pacheco, poeta de todos los tiempos



José Emilio Pacheco (México, 1955): Poeta, narrador, periodista, traductor, ensayista, catedrático universitario y hombre clave dentro de las letras mexicanas y de reconocimiento latinoamericano por el aporte de su literatura. Ha publicado varios poemarios, libros de cuentos y novelas. Además de antologías y estudios literarios.
Este escritor mexicano –uno de los intelectuales más valorados en Latinoamérica y España- ha sobresalido por su literatura cada vez más renovada ya sea por los temas que no pierden, ni perderán, vigencia para el lector de temas comunes pero escritos desde una visión sensible con el avance del mundo y las decadencias personales, que logran ser muchas veces las decadencias colectivas.
Su poesía es difícil de encasillar, así como los temas a los que recurre, puesto que para Pacheco todo con lo que esté en contacto luego será convertido en poesía, sino leer alguno de sus poemarios para comprobarlo. Un poeta –como los grandes escritores- que desde su concepción localista trata –y lo ha logrado- de llegar más allá de sus fronteras, de abarcar el tiempo y espacio de sus lectores (jóvenes o de su edad), de enfrentar cada vez una crítica exigente, aunque siempre saliendo airoso en sus nuevos –por lo temporal mas no por lo temático- escritos.
Los siguientes poemas son solo una minúscula parte de su obra, que lastimosamente no se encuentra en su totalidad en el país o por lo menos en este puerto de librerías a medio abastecer –cuando no las cierran por falta de lectores- no asoman, salvo de vez en cuando algún cuadernillo.

Poema de amor con una línea de Hemingway
Yosoytú.
No
nos
separes
de
mí.

Encuentro
Ya me encontré a mí mismo en una esquina del tiempo.
No quise dirigirme la palabra,
en venganza por todo lo que me he hecho con saña.
Y me seguí de largo y me dejé hablando solo
-con gran resentimiento por supuesto.

Poesía
Contra la noche oscura
una pantalla que arde
y una página en blanco.

Contraelegía
Mi único tema es lo que ya no está
Y mi obsesión se llama lo perdido
Mi punzante estribillo es nunca más
Y sin embargo amo este cambio perpetuo
este variar segundo tras segundo
porque sin él lo que llamamos vida
sería de piedra.

Instrucciones para suicidarse




Rafael Arteaga
(escritor de Atuntaqui)

Si nadie le consultó para venir al mundo, ¿por qué tendría que dar explicaciones cuando quiere irse de él? –Pérez lee con atención unas hojas ajadas en sus manos temblorosas.
1.- El hecho no debe comprometer a nadie, ni antes ni después de realizarlo.
2.- Unos prefieren el dolor para acercarse a la divinidad; aquí consta la castración, por ejemplo. Otros lo hacen disfrutando su vino preferido; el corte de las yugulares es lo más recomendable. Y hay quienes siguen el refrán: “Más pronto, menos tonto”; una bala en las sienes es lo común, el salto al vacío es otra opción. (No se recomienda el uso de estupefacientes por su dudosa efectividad, en cuanto a dosis y resistencia de los cuerpos).
3.- No hay vuelta atrás; por lo que, de no tener éxito el plan A, accione inmediatamente el plan B, o C. Piense que al fallar, la cárcel o el manicomio le esperan, y deudas para los familiares que nada tienen que ver en este asunto.
4.- Revestir de misterio el suceso: Pacho Jabastiernas, por ejemplo, de pie sobre el puente, gritó obscenidades al mundo mientras se aproximaba el tren; otros –en cambio- no dicen una palabra al saltar el abismo, salvo el ¡ay! de arrepentimiento al ver cerca el asfalto, pero ya es demasiado tarde.
5.- Dejar una carta a la madre explicando los motivos del suicidio; los periódicos, si usted tiene suerte, pueden interesarse en su historia y publicarla con fotografías de cuerpo entero sobre el pavimento o remendado... en la morgue.
6.- Precauciones:
a) Si decide lanzarse al vacío, no lo haga desde el primer piso, cuando el edificio tiene otros 25. Cuidado con las carpas de los almacenes de la planta baja, que pueden arruinar los planes; y usted, quedar en ridículo.
b) Si elige la electricidad, sujete con las manos mojadas los gruesos cables de la red en la calle y no la antena del televisor. Guarde la carta del último pago, a fin de que su familia pueda exigir una indemnización a la empresa.
c) Si opta por los compuestos químicos, compruebe primero su eficacia con el perrito de la casa para determinar la dosis.
d) Si decide cortarse las yugulares, recuerde antes cuándo hizo la última donación de sangre.
e) Si busca ahogarse, que no sea en una piscina pública.
f) Si tiene un revólver, que no dispare balas de goma con cartelitos escritos: ¡BANG!
g) Si quiere ahorcarse, compruebe primero la resistencia de la cuerda y los travesaños del techo.
Recomendaciones:
a) Pagar un seguro de invalidez.
b) Haga que sus últimos dineros lleguen a instituciones benéficas empeñadas en la lucha contra el maltrato de los animales y en la defensa del medio ambiente.
c) Done por escrito –antes de que alguien se tome la atribución- riñones y córneas al banco de órganos; el cerebro y más menudencias, en cambio, a la facultad de medicina para sus clases de costura.
d) Si llega la policía, no dé tiempo a que se acerquen. Si llegan los bomberos, no siga sus instrucciones: el mundo arde en otras partes.
e) Lleve los documentos consigo, ya que nada es más triste en la morgue que un cadáver sin nombre. Pague con anticipación la bóveda del cementerio; la ciudad le agradece de antemano. Suerte.
-¡Ah, el suicidio! –balbuceó Pérez, escupiendo con rabia la colilla del cigarrillo al sifón-. Lo dejaré para otro día.
Extraído del libro Amores Estériles

Acerca de dos filmes españoles




Ente retumba en los parlantes de la máquina, su death metal absorbe toda posibilidad de ternura en mí y eso está bien, extremadamente bien, mientras Noemí, por detrás, me abraza y me dice, una vez más, cuanto me quiere, que quisiera fusionarse conmigo para jamás separarnos, que yosoytú y túsoyyo, y todas las frases aprendidas de algún libro de Hemingway. Volteo a verla ante tanta cantaleta rosa, sé que no miente, que su discurso es una interminable devoción por algo que cree.
-Intento escribir, le digo -sin ganas de argumentar: ¡déjame trabajar, esto es una avalancha asfixiante de querer, vuelve al libro, a Hemingway!. Pero dos palabras bastan para reducir el sentimiento-.
Me suelta y se aleja. Desde la habitación escucho (estridente, sombrío y colérico) a Total Death depredando el espacio con su doom, mientras me centro en recordar los filmes de la noche anterior, y redacto:

7 Vírgenes: la violencia urbana
7 Vírgenes (2005) de Alberto Rodríguez, es un film español que muestra la violencia urbana, donde las drogas, reformatorios, sexo y la constante búsqueda de la sobre vivencia -aunque ello signifique aplastar la confianza de otros- son el constante argumento del film.
Cano (interpretado por Juan José Ballesta) tras salir del reformatorio –por dos días, para asistir a la boda de su hermano- inicia con desesperación su vida donde la había dejado. Junto a su amigo Richi (Jesús Carroza) viven intensamente los dos días de libertad de Cano, entre hurtos, encuentros con amantes y amigos, visitas en antros, saqueos, conflictos familiares y rencillas callejeras.
El film en su propuesta y mensaje implícito logra llegar al espectador –si es que se logra comprender en su totalidad tanta jerga española-; la historia cercana al drama, nos presenta a un Cano en busca de respuestas y sentido a su existencia, sobre todo cuando valora la importancia familiar y de la amistad, e intenta asimilar lo caótico de su ruptura sentimental.
Un film desencantado por la continua crudeza de situaciones a las que los personajes se ven envueltos; reflejo de esa desadaptación adolescente donde prima la ignorancia familiar y los problemas se intentan solucionar con la evasión. Con un contexto urbano español que bien podría acoplarse a cualquier otro contexto con la misma clase de situaciones violentas a las que se ven acorralados sus personajes.
El final, como era de esperarse en esta clase de largometrajes, nos acerca a un caos del personaje protagonista: muere Ricci y él, Cano, decide no volver al reformatorio, comprende la importancia de empezar de nuevo. Todo simbolizado en su huída precipitada por las calles de la urbe.

Semen: una historia de amor
Semen: una historia de amor (2005) de Daniela Fejerman es una comedia romántica que desde el principio hasta el final mantendrá a la expectativa al espectador, y es que al ser una obra moderna, con todos los elementos capaz de acercarla al público acostumbrado a series televisivas cómicas (Friends, sobre todo), con toda su carga humorística y situaciones absurdas, no defraudará.
Serafín (Ernesto Alterio) como protagonista nos acerca a la apatía y pasibilidad de su vida, sin riesgos ni emociones extremas, a cuestas con sus traumas infantiles y recuerdos familiares que a la larga se tornan frustrantes, además cargando con un padre que ha perdido toda conexión con lo exterior, por la depresión y la resignación final hacia la nada.
Mediante su oficio –médico en una clínica de inseminación artificial- conoce a su paciente Ariadna (Leticia Dolera), la que logra que su patética existencia tome un nuevo y descabellado rumbo. Y es que tras perder el semen a injertarle a su paciente, opta por sacrificar el “suyo”, lo que desencadena situaciones conflictivas para el personaje, ya que ante su necesidad paternal -ella desconociendo que él es el donante de semen- comienza su odisea y comicidad (lo es para el espectador, si es que le divierte la tragedia ajena, pero tomada con harto humor) al pretender casarse con Ariadna y darle su apellido al niño, algo que no sucede y logra desencadenar más conflictos.Y entre situaciones radicales como: hurto de un niño (su supuesto hijo) de la maternidad, fabular con historias increíbles acerca de la paternidad adquirida, entre otras cosas, Serafín logra crear un entorno rosa, que al final del largometraje termina siendo eso: armonía total para la pareja y un cierre simple y predecible del film.

“UN POETA DEBE ELABORAR SU PROPIO LENGUAJE”




Entrevista al poeta Pedro Rosa Balda


Patricio Lovato
(escritor manabita)

Poeta manabita radicado en Francia (París) muchos años. Su pensamiento puesto al servicio de la poesía alcanza gran altura, precisamente en el poemario Veladuras. Paisajes humanos interiores, con voces y caminos para ver más claro la vida (¿la muerte?).
A continuación la siguiente conversación hecha días antes de la presentación de su libro en Manta.

P: ¿Qué tal se lleva la palabra lírica con tu poesía?
R: No, la palabra lírica y mi poesía no se llevan, es más, son diametralmente opuestas. Mi forma de poetizar está reñida con la rima y con cierta concepción formal de la belleza. Esto no implica de ninguna manera que no tenga ritmo sino que su música es más bien, interior (la música está inscrita en el patrimonio genético de la poesía que no ha olvidado que una vez se cantó). Mis inquietudes estéticas no van por ahí, están más cerca de la “belleza convulsiva” a la Beaudelaire. Mi escritura es cuestión de tripas, intenta ir a lo esencial con lo estrictamente necesario.
P: Persiste un espíritu reacio a dejarse sepultar.
R: Así es, su arma suprema es el pensamiento. Aunque sea “una pasión inútil”, como dijo Sartre, el hombre seguirá inventándose e interrogándose. En esto reposa el carácter doblemente subversivo del arte como desafío a la fatalidad del destino humano, es toda la fuerza del “polvo serán más polvo enamorado” de don Francisco de Quevedo y Villegas, y como antídoto contra el conformismo de una sociedad que tiende a rebañizarnos (valga el neologismo).
P: Entre las lecturas de Europa y nuestro país ¿con cuáles se identifican tus textos?
R: “Nuestro país” quiere decir para mí “Latinoamérica” y no solamente “Ecuador”. Octavio Paz, Neruda o José Lezama Lima son tan nuestros como César Dávila Andrade, Hugo Mayo o Gonzalo Escudero. Nuestra cultura no se puede entender plenamente sino a partir de la perspectiva latinoamericana.
Dicho esto, siempre he pensado que todo artista debe tender a la universalidad, a ser ciudadano del mundo y no de un determinado país o continente. Sin embargo, si tuviera que buscarles alguna afinidad a mis textos, creo que la encontraría en las literaturas y filosofías del “viejo continente”. No sé cómo pueda resonar aquí, en un mundo barroco, de sonidos y colores fuertes, una voz tan desnuda, hecha de interioridades, de colores bajos y de diversos fríos.
P: ¿Hasta la contemporaneidad de cuántos ismos se nutre tu obra?
R: De todos y de ninguno. Un poeta debe elaborar su propio lenguaje, la madurez llega cuando un poeta, como cualquier otro artesano, ha logrado perfeccionar la herramienta indispensable y única para su oficio. Ahora bien, un creador no es un punto aislado, de una manera u otra, forma parte de una gran cadena en la que figuran los grandes que lo han precedido o son sus contemporáneos. También es tributario del entorno en el que vive. En mi poesía, la filosofía y las otras artes: la pintura, la fotografía, la música y el cine, han desempeñado un rol preponderante.
P: ¿Veladuras significa velorios de la vida, de la muerte, de las dos?
R: Si bien la escritura parte de la vida (al fin y al cabo, la vida es lo único que conocemos o creemos conocer) toda escritura es en el fondo, una conversación con la muerte. Paradójicamente, el sabernos mortales nos empuja a escribir, y al escribir, asumimos todo lo humano y por tanto, la muerte (recordemos que en griego antiguo, “hombre” y “mortal” son el mismo vocablo).
En la poesía esta tensión entre la vida y la muerte, esta suerte de bipolaridad vida-muerte es aún más evidente que en las otras escrituras: la poesía es una flor de los abismos, una escritura fronteriza que pretende llegar adonde nadie ha llegado, un intento por decir lo inefable.
P: ¿Qué frontera encuentras entre tu poesía y la filosofía?
R: Poesía y filosofía son quehaceres distintos. La filosofía es una ciencia, la poesía es un arte. Sin embargo, como sucede entre las diferentes actividades artísticas, existe un intenso intercambio entre una y otra. El diálogo entre poesía y filosofía ha sido permanente a través de los siglos a pesar de que Platón, que era un poeta que se ignoraba, se negara a considerar la poesía como medio idóneo para acceder a la verdad.
Si bien es cierto que mi poesía ha sido escrita a la luz de la filosofía (soy un filósofo frustrado), no es menos cierto, que nunca ha dejado de ser puramente poesía.
En cuanto a la apasionante conversación entre poesía y filosofía, es interesante subrayar y que nos perdone Platón, que el hecho de que la poesía sea una palabra más libre pues no está sometida a ningún sistema, la habilita para que pueda acercarse, a menudo con mayor facilidad que la filosofía, al hombre y “dar en el blanco”. ¡Actualmente, estoy leyendo un libro de filosofía en el que las referencias a la poesía para ilustrar problemas filosóficos son innumerables!
P: Tu yo se fragmenta en forma constante, ¿desencuentros?
R: Por principio, desconfío de nuestras certidumbres (suertes de conformismo del pensamiento), una de las más arraigadas es la de la identidad, la de los nombres. ¿Quiénes somos? Parafraseando a Heidegger, por mucho que avancemos en el camino de la tecnología y de la ciencia, siempre volveremos a esta clase de interrogaciones lancinantes. Soy, he sido muchos (tantos o más que los heterónimos de Fernando Pessoa). “Je est un autre” (yo es otro) escribía Rimbaud, aunque también exista la posibilidad de que no sea, de que no haya sido ninguno...
P: De los primeros textos un tanto esotéricos hasta los paisajes humanos de veladuras, ¿cuál fue el camino?
R: “Esotérico” es un calificativo que no me satisface por que podría inducir a confusión. No hay ninguna “verdad”, secreta o no, detrás de mis textos. ¡Mi poesía no tiene tal pretensión! Es más, dudo que exista la verdad; o bien no existe o no es accesible al hombre que debe contentarse con verdades “más o menos verdaderas”. Lo más que puede hacer una escritura que intenta ser lúcida es tender hacia menos oscuridad, hacia menos mentira.
Para responder tu pregunta, no, los textos del libro no están ordenados cronológicamente. No hay un solo camino sino varios. Diferentes voces se han abierto camino simultáneamente dentro de mí. Eso sí, el hecho de que no haya publicado hasta ahora ningún libro, me ha obligado a intercalar uno que otro texto anterior acorde con el contenido general del poemario en las primeras dos secciones del libro que son las más recientes. La tercera y última sección del libro, “tres movimientos” es en realidad, la más antigua.
Desconstruir (reaparece la filosofía con uno de sus conceptos en boga) al hombre moderno, su identidad, lírico es sumamente vasto, se remonta a los orígenes de la poesía cuando ésta era cantada y el poeta era cantor. Bajo la denominación de poesía lírica se cobijan grandes nombres de la poesía universal, poetas tan diferentes como Horacio, Juan de la Cruz, Hölderlin o Neruda. Mi poesía se ha abrevado en esta fuente y en este sentido, “se lleva” con la palabra lírica. En cambio, si por lírica entendemos un modo de expresión extrovertido, una poesía rimada que exalta emotivamente la belleza o cierta espiritualidad, la respuesta será negativa: mi poesía está en los antípodas de esta forma de poetizar.

Escenas para la narrativa





Un mundo para Julius, es lo primero que he leído sobre su rostro. No esperaba tal encuentro, medio siniestro para ser francos. Ha vencido su recelo por Alfredo y ahora yace junto a él, en mi cama. Aunque pensándolo bien me parece una falta de respeto verla allí provocativamente con las piernas medio abiertas, degustando a Bryce Echenique, siendo de él: ese condenado viejo peruano, que reposa junto a mi pelada y sobre mi cama de dos plazas recién terminadita de pagar.
Escenas para la narrativa, me digo entre sonriente y ya entrándome la amargura, mientras avanzo hacia la Tv. con las tres películas recién compraditas donde mi pana el coreano-chinito-japonés, a ver que me sugiere la ficción recién adquirida.

Todo pasa en Elizabethtown: de suicidas y salvadoras
Todo pasa en Elizabethtown (2005) de Cameron Crowe, es un film sino sobresaliente por lo menos no tan aburrido como pretende ser. Si bien la historia del joven diseñador de zapatos fracasado, tras la devolución del producto por el que la compañía donde labora ha invertido millones de dólares, sugiere que ocurrirán, en la vida del individuo, hechos cómicos para el espectador (como el intento de suicidio), la historia da un giro desalentador para lo que pudo ser una cinta de total comicidad.
Pero para todos aquellos amantes de Cuautemoc Sánchez y todos los autores de autosuperación personal, este es el film indicado, puesto que la co-protagonista Claire (Kirsten Dounst, la chica de Spiderman para los que no recuerdan) es la materialización de las teorías en este campo, centrada en aplicarlas en el desdichado Drew (Orlando Bloom).
Un film que no pretende en lo mínimo sobresalir, la actuación de sus principales no es la más lograda en sus carreras fílmicas. Y la historia en cierto momento hartante y simplona de fracaso y recuperación, de sentir que tras la caída aún se puede levantar y todo eso... resulta a la larga pesada de espectar. En fin un film que si se hubiese enfocado más en el humor podría haber salvado varios obstáculos, pero lamentablemente la historia no cuaja del todo ante el intento de drama, comedia y romance.

Jhonny & June: pasión y locura para el aburrimiento
Cuando se especta un film acerca de la vida de algún artista, en el campo que sea, uno espera que la película logre atraer. Quizás sea el género musical del protagonista, la vida trillada, los recursos fílmicos, en fin...lo cierto es que la película no es, de ninguna manera, la mejor en su género.
Jhonny & June (2005) de James Mangold, es un film aburrido, y ese es el mejor encasillamiento para la trama en torno a la vida (inicios, éxitos, fracasos y recuperación) de una de las leyendas del country con algo de rock, Jhonny Cash (interpretado por Joaquín Phoenix, que destacó en la La Aldea, pero en esta película no logra mayores resultados).
Como toda estrella de rock de los cincuenta, el film centra los inicios del músico: su miseria y baja de autoestima, y de cómo pegó -así literalmente- con el éxito tras presentarse en un estudio de grabación donde el dueño encuentra en él y su “banda” al nuevo ídolo de multitudes.
Una película demasiado extensa que, por tratarse de la vida de un músico, se vuelve pesada con tanta canción campesina acompañando. La co-protagonista June (Reese Witherspoon) continúa el mismo o peor ritmo del protagonista, logrando que la trama además de tediosa resulte a la larga insoportable.

Secretos de la montaña: la ruptura de un estereotipo masculino
Secretos de la montaña (2005) de Ang Lee, además de tanta publicidad incorporada a este film, resulta chocante el ver y descubrir una vez más que uno también ha sido parte del engatusamiento de esa publicidad y comerciabilidad de la película. En sí el drama es tedioso y pesado, con un ritmo lento que a más de uno pondrá desesperado. Si bien la historia es polémica y transgresora, al mandar a bajo la estereotipada imagen del vaquero (aunque en el film más bien sería ovejero) bravo y varonil, por la del homosexual reprimido que muchos llevan dentro, se torna pesada, pesadisísima (diría Alfredo) de espectar.
Por otro lado el director, en medio de toda esa lenta procesión de la trama, va mostrando detalladamente las vicisitudes de la pareja de homosexuales que no logran formalizar su relación, por demás inaceptable. El espacio geográfico juega un papel importante en la historia, ya que es el bosque (con la montaña incorporada) el lugar de inicio y permanente escenario para su vida afectiva y sexual, en todos los años que intentan mantener su “amor” a la distancia.
Sus protagonistas logran sobresalir en cada uno de sus papeles, ya sean como Ennis Del Mar (Heath Ledger) o como Jack Twist (Jake Gyllenhaal). Haciendo del film -a pesar del ritmo lento con el que se desarrolla la trama- una intensa historia de amor e incomprensión, en medio de un entorno extremadamente prejuicioso y caótico.



lunes, 9 de abril de 2007

Rafael Arteaga y la multiplicidad del yo (Descifrando tiempos, mundos y muertes)







Efrén Jurado
(escritor guayaquileño)

Rafael Arteaga (Atuntaqui, 1962) descifra y converge dos mundos distintos que forman un todo sustancial: El armador de relojes y Amores estériles, van cayendo en la hondonada de entelequias en que se transforma -o él transforma- la palabra. Construyendo y amando es como él transfigura la vida en un solo instante, y la convierte en presencia diaria e incomprensible, en don o en locura, en fin ¿para qué construir dardos de nostalgia y desesperación si “distinto es el tiempo en los relojes de los hombres”?
Edificando anotaciones marginales al borde de un tiempo no escrutado, Arteaga entretiene la magnificencia del armador, y se vale de la poesía para consumirlo y consumirse, destilando nociones de historia y de humanismo a lo largo y ancho de la palabra, como un toque subjetivo que gusta y aprisiona. En El armador de relojes se vislumbra como un hilo conductor la presencia innegable del tiempo –el transcurso de la historia-, y se definen parajes de la humanidad tales como la conquista española, en donde se bifurcan el dolor, la extorsión, el vejamen; y “arrojando los relojes bajo la cama,/ abrieron caminos a la muerte,/ mientras gritaban a los cielos/ haber engendrado vida”.
Y, atrapado por la connotación histórica, desfilan en la memoria laberíntica del poeta personajes varios como Homero, Aristófones, Heráclito, Sófocles, Eurípides, Esquilo, queriendo evocar a trasciendas esa memoria perenne que destella por generaciones para llegar al intersticio más profundo de cada ser.
Pero, ¿qué se conjuga en las piezas del reloj?, ¿acaso este instrumento de tiempo no es el que marca, vigila y controla nuestras vidas?, y si es así ¿quién es el armador? Todas estas preguntas naufragan en la poesía de Arteaga, buscando puerto seguro en donde calar. Luego reclama y propugna la ruptura de lo establecido.
¿Acaso no somos todos dependientes del tiempo?, ¿Acaso el tiempo no es la muerte? El poeta lo sabe y no se resigna a él, lo enfrenta.
Ese mismo ensamble y armonía, se reflejan en la inutilidad de las palabras para sustanciar lo innombrable: “No comprendió bien la caída de los cuerpos/ o la imperfección de la vida reflejada en el río,/ no trató de cambiar el mundo con sus libros/ al descubrir la inutilidad de las palabras”. Sin embargo Arteaga cual necio constructor de manicomios escritos “sabe que en el pan y el poema están los dioses”.
De la misma manera, Rafael Arteaga con gran espíritu de viajante y aventurero, escribe buscando fondos interpretativos a noches difusas y perdidas, llenas de un mar desconocido en donde aparece el poeta venciendo distancias y viajando, “aunque viajar es el oficio/ de los que no saben cómo esperar la muerte,/ las distancias que nos separan del otro mar/ nunca han de cubrirse con otro barco”. Todo ello representan descripciones autónomas en un intento por descifrar lo indescifrable -cotidianidad de vida-, en donde se refleja una mirada resignada y apacible –no pesimista-, frente a los sortilegios descifradores de tiempos vividos y por vivir, que arremeten con fuerza las ganas de ser lo que ya se es: “allí está la vida, arrugada de un lado al otro./ Y no importa el fracaso para volver a escribir”.
Esa misma mirada nos entrega a la resignación emplazada en formas disímiles de entender y ver, el consuelo no es el mejor amigo, ni la mejor forma de enfrentar al adversario y Arteaga lo sabe, sin embargo calla y se vivifica: “Recibo a mi mujer con una sonrisa/ y me vuelvo aburrido/ cuando ella empieza a gritar/ que un escritor no come de sus libros”, y vuelve a nacer para no aceptar que el armador esta vez ha jugado sucio: “A no ser que las grandes editoriales,/ un día en los que falta circo, te abortan; pero hasta ello ya eres muy viejo./ Espero que cambie tu situación”. La situación no cambiará y el reloj nos irá asesinando junto a la historia, la cotidianidad y el mundo; en este caso nos da lo mismo.
Como manifiesta el título de este escrito, encontramos a Rafael Arteaga descifrando tiempos, mundos y muertes, y es precisamente la muerte nuestra compañera de honor en Amores estériles, en donde se refleja el desafío constante de lanzarse a lo desconocido, ese vacío innato entre la escritura y el poema, Arteaga lo llena con subterfugios de dolor, amor, pasión y esterilidad.
Nos representamos frente a una vida que el poeta deslinda de la sin razón y nos la entrega en diálogo formal con la muerte, contribuyendo a nuestro derecho a la queja y a la esperanza: “Soy la única compañera que tienes –trató de convencerme-, y nunca te abandono. Yo, en cambio, decidí acelerar. La noche acogió con interés el rugido del motor”.
La presencia de factores determinantes en situaciones de riesgo y razón, desenvuelven y rescatan la entrega del oficio, mal entendido, mal pagado, mal dicho y maldito; en el cual se desnuda la pasión del escritor y sus propios desplantes hechos al calor de la noche y en desvelo:
“De corazón hipersensible, diremos que el poeta espera la palabra en el silencio para un viaje sin regreso, descifra la escritura con un torrente de aguas cristalinas arrastradas por un joyero de la palabra que enorgullece en mucho a las letras nacionales. Más adelante incursionó –y con acierto- en el cuento vernacular; no había dudas, dominaba el relato con la misma maestría que el bisturí”.
Asimismo el arte, la escritura, el oficio, la muerte, se conjugan en aspiraciones y deseos nostálgicos perdidos en el regazo de una madre o de una familia, que el poeta rememora con insistencia, convirtiendo a los amores estériles en esperanzas de una vida que abusa de su pasión. A lo largo de este libro, el desafío y la provocación toman fuerza y se estructuran al borde de diálogos, monólogos e interminables sondeos metafóricos que alucinan el espectro de la muerte, como presencia obligada en el transcurso de nuestras vidas. De la misma forma en pacto con los libros, Arteaga bosqueja y dibuja, la gráfica de los sentimientos, del poeta, de las cartas, y a su vez elabora una reminiscencia de temas que dan vuelta alrededor de su cabeza. Aquí aparece su desesperación e impotencia: “¡Llega de una vez y libérame! Imploré entonces al dios en las tinieblas, busca con su filo mi corazón, mis intestinos viscosos, en los que guardo y digiero toda la inmundicia. Y así hasta la vida”.
En Amores estériles, se hace énfasis precisamente en la esterilidad de las cosas, todo termina siendo estéril, desde nuestro más profundo hálito antes de morir, hasta las letras chamuscadas de un poema. Todo el poeta lo sintetiza y digiere, encontrando en el camino, trazos de esperanza o escepticismo.
Finalmente, El armador de relojes y Amores estériles, recogen el conjunto de piezas válidas para estructurar y levantar el todo de la escritura. Estos dos libros se conjugan, convergen y bifurcan en un halo de agonía, a través del fantasma de la palabra, para entregarnos, a manera de contribución, estas dos partes de lo que el poeta llamaría “El Gran libro de la Humanidad”. De esta manera, estos libros laten al vaivén de multiplicidades, en la profundidad del silencio, tomando resquicios de armadores y amantes en un ensueño eterno de palabras fusionadas y entregadas de esta forma por el vate pereciendo.

Los edukadores: activistas en un mundo decadente




¿Qué ocurre en la vida de jóvenes activistas, cuya forma de transgredir a la sociedad adinerada que los rodea, es provocándoles terror desde sus propios hogares? ¿cuándo se rompe la barrera entre protesta y vandalismo? ¿es la rebeldía una pose para sobresalir dentro de una sociedad saturada de etiquetas? pues en el film alemán Los edukadores (2004) de Hans Weingartner, el espectador se encuentra con todas estas premisas, dentro de una trama sencilla y con la novedad de adentrarse en un movimiento callejero -pero clandestino en esencia- que cada vez trata de alejarse de su campo de acción, como lo demuestra la película.
Ese canto gastado de comunismo dentro de sociedades democráticas donde los ricos continúan siendo el blanco de ira de los pobres, es la parte medular de este largometraje que explora la psicología de tres jóvenes y se centra en sus inusuales acciones nocturnas. Los personajes son solo una muestra de todos aquellos cientos de activistas dispersos -y diferenciados en sus ideales- en cada país del planeta donde los abusos, en sus distintas clases, se dan.
Mas el film -en su argumento- se vuelve un discurso trivial, porque todo lo que plantea la película se viene repitiendo desde los años sesenta (con escasos logros a su favor), aun así logran recordarnos lo comercial que se ha vuelto ser activista y “rebelde”, porque como lo asegura un personaje: el Che Guevara ha dejado de ser para muchos un ideal y pasado a simple estampado de camiseta. Y tomando como punto referencial lo dicho, encontramos que la moda actual es eso: seuda rebeldía. Productos audiovisuales como telenovelas y agrupaciones de pop y regeetón han convencido a toda una generación de adolescentes que el ir contra corriente es in, porque la opresión familiar, educativa y sexual es parte de la problemática a la que hay que hacerle frente.
En Los edukadores los personajes no son tan extremos, los protagonistas son el reflejo de una población de clase baja que sobrevive a los embates (porque eso es lo que proyectan) y presuntuosidad de una clase alta pedante, que cada vez los pisotea. Son jóvenes que cansados de la improductividad de las marchas callejeras han decidido tomarse cada hogar de esa clase que detestan, para aterrarlos a su manera: revolviendo su espacio, violentando cada uno de sus rincones íntimos y en los que creen estar seguros.
Pero a pesar de todo lo analizado la película es floja. Los argumentos a ratos contradictorios y estereotipados, no le aportan nada a la trama y hace que baje de nivel no bien llegada a la mitad de la historia: entonces otros -dentro de las salas de cine- podrían convertirse en rebeldes.

miércoles, 4 de abril de 2007

Sexta edición de EDOC en marcha



Cinememoria anuncia la realización del 6to Festival Internacional de Cine Documental "Encuentros del otro Cine" (EDOC) a realizarse en las ciudades de Quito, Guayaquil y Manta del 10 al 22 de mayo de 2007.
Una vez más, y por sexta ocasión, los EDOC traen al Ecuador más de cincuenta filmes documentales de alrededor del mundo para el público amante del cine de lo real. Esta edición contará con la participación de varios invitados nacionales e internacionales, entre ellos el alemán Philip Gröning, quien con su película "Into the great silence" (que formará parte de nuestra selección oficial), recibió en el 2006 los premios a Mejor Documental en los European Film Awards y el Gran Premio del Jurado al mejor documental en el Festival de Cine de Sundance.
Otro gran estreno de EDOC este año es el filme "Cuba: el valor de una utopía" de la ecuatoriana Yanara Guayasamín, quien participó en noviembre del 2006 en la competencia por el premio Joris Ivens en el marco de IDFA (Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam), el festival de cine documental más grande del mundo; convirtiéndose así en la primera película ecuatoriana en llegar a este festival y participar en la selección oficial.
Este año EDOC hace énfasis en el cine Latinoamericano, teniendo a Brasil como invitado especial con cinco filmes. Además, la selección oficial presenta lo más representativo de Colombia (El Corazón), Argentina (Trelew), Bolivia (Cocalero), Chile (La Ciudad de los Fotógrafos) y Perú (Alguna Tristeza).
Estrenos nacionales e internacionales, conversatorios con realizadores invitados y lo mejor del cine documental mundial, es lo que ofrece este año la sexta edición de EDOC en tres ciudades del país.

Algunas de las películas invitadas a EDOC6
Dentro de la selección oficial del VI Festival Internacional de Cine Documental Encuentros del Otro Cine de este año, el público de Quito, Guayaquil y Manta podrá disfrutar de la proyección de filmes documentales de diferentes latitudes.
Este año varios filmes latinoamericanos se encuentran en nuestra programación. Entre ellos, los documentales del programa brasilero DOC TV, una iniciativa del Ministerio de Cultura de Brasil y la empresa privada de ese país para fomentar la producción de documentales y su difusión en señal abierta de televisión. Ecuador, Argentina, México, Perú, Chile y Colombia, entre otros países, también estarán en los EDOC con títulos como: “Cuba el Valor de una Utopía” (Yanara Guayasamín), “Trelew” (Mariana Arruti), “Alguna Tristeza” (Juan Alejandro Ramírez), La ciudad de los fotógrafos (Sebastián Moreno) y El Corazón (Diego García Moreno).
Desde Europa, como es característico de nuestra programación, llegan este año varios títulos importantes entre ellos: “Veinte años no es nada” (Joaquim Jordá), Utopía 79 (Joan López Lloret), Blockade (Sergei Loznitsa), “My Father the Turk” (Marcus Vetter) y la ópera prima “ El Telón de Azúcar” de la realizadora Camila Guzmán, hija del famoso documentalista chileno Patricio Guzmán.
El cine norteamericano también tiene presencia este año en nuestro festival. “Jesus Camp” (Nominada este año al Oscar por Mejor Película Documental). “Refugee all Stars” ganadora del premio AFI al mejor documental en el 2005 y dos cintas del cineasta de San Francisco Jay Rosenblatt (quien el año pasado estuvo en EDOC con su premiada película “Phantom Limb” ) son todas parte de nuestra selección.



Daniel Avilés Coordinador de PrensaVI Festival Internacional deCine Documental 'EDOC' Corporación CinememoriaVeintimilla E8-125Quito, Ecuador+593 2 2520-270+593 9 8333-351prensa@cinememoria.org

martes, 3 de abril de 2007

Tres poetas del Machete Rabioso






Las jóvenes agrupaciones literarias, y sobre todo poéticas, del país han empezado a dejar su marca registrada en su naciente obra. Varios de los encuentros poéticos desarrollados a nivel nacional en los últimos años han servido para que muchos de estos escritores se den a conocer fuera de sus ciudades, logrando, además de vínculos entre otros poetas de Ecuador, que sus propuestas trasciendan su espacio.
Sus poemarios -cuyos tirajes (en su mayoría) mínimos, necesarios para que lleguen al público interesado- denotan trabajo con las palabras y se arriesgan a escribir a partir de sus entornos (que es su materia prima), sus ciudades vistas -y consumidas- desde el interior: callejones, cantinas, prostíbulos, cuartuchos de hoteles, y más allá, desde sus introspectivas individuales: enfrentándose contra esas mismas ciudades que los alojan y a la vez degradan. Todo ello haciendo uso de un lenguaje sencillo pero descarnado en cada uno de sus versos.
Así nos encontramos a tres autores del colectivo quiteño Machete Rabioso: el primer poeta, Christian Arteaga, ha publicado Y el destierro nunca será lo mismo, una colección de poemas cuyos escenarios urbanos son los propicios para que su voz poética nos hable de temas eternos como el amor, la soledad, el tiempo y esa muerte íntima y oculta de la desesperación por las cotidianidades de la vida.
El segundo poeta, Enver Carrillo, con su libro Poemas escritos en el inodoro ofrece una obra que es una radiografía de su vida, de sus recorridos como transeúnte dentro de ese infierno odiado llamado ciudad, donde los otros (todos, incluso él) se vuelven insoportables ante sus propósitos individualistas; pero todo esto escrito con humor negro, que denota una voz auténtica, como para estar atento en sus nuevos trabajos donde la poesía esté presente.
Y el tercer poeta, Fernando Escobar: irreverente, sarcástico; con su poemario Los ganadores y yo no a hecho más que reafirmar que su poesía no es para lectores románticos, con él toda posibilidad de ternura fracasa en sus poemas, porque lo que el escritor propone es desenmascarar su entorno –que a su vez es el entorno de muchos- donde la felicidad parece ser una verruga bien escondida y por ello se opta por lo más visible: la hipocresía, el hastío de un espacio vital que se vuelve mortal y sobre todo hartante en la voz de Escobar. Un escritor cuya poesía la asume como un verdadero compromiso de vida.

MIENTRAS OÍMOS UN PASILLO
Siéntate, vamos a hablar
ya no queda hueso sobre hueso en este sitio
Una tarde de té, un frasco de café semivacío
no es atenuante
Los espejos se abren como las puertas,
hay una escalera colgada de un pasamano

Doy de coces y es como si cantara

Repleto el vaso con socorros
golpean el portón
Se sella una promesa con
ron y soda
¿Cuánto durará nuestro juramento?
-me ha pasado ya-
hasta cuando el sol de la mañana
me despierte colándose
a través de la ventana.
Christian Arteaga

SUPERVIVENCIA
en el colegio
tocaba escupir el sanduche
para que no me lo arrebataran

¿cómo defiendo hoy
a mi muchacha?
Enver Carrillo

BICHOS
una hilera de hormigas
irrumpe en el cuarto
corren detrás de las cortinas raídas
que dejó el inquilino anterior

varias veces se han inmiscuido
entre los libros la ropa el plato
conocen muy bien el tugurio
en el cual vivo

es preferible
a la casa
de amplias cortinas
y otros bichos de filosas lenguas
que siempre me perjudicaron.
Enver Carrillo

LA VIRGEN
Deja de masturbarme la boca
porque si no
voy a tener que violar
a todos tus osos de felpa
muñecas de porcelana
perros y gatos,
o ir a buscar a tu amiga
que aunque medio feíta
es más legal que vos.
Fernando Escobar

LOS GANADORES Y YO
Siempre te dicen
que eres como ellos
y que tú también puedes.
Yo les dejo el mundo,
las grandes luchas
y los grandes amores,
tengo los ojos en llamas
y un árbol favorito para mear
que es lo mejor de todo.
Fernando Escobar

El Quirófano, en su segundo número




En este segundo número El Quirófano (revista sobre arte y literatura), sigue la misma línea trazada por su anterior producto: textos en torno al campo musical, reseñas de libros, creación literaria, entrevistas, y la continuación de un claro objetivo: lograr que la literatura ecuatoriana y el arte sobre todo sea narrado desde otras voces, visto con otros enfoques. Escritores como Edwin Madrid, Fernando Iturburu, Fernando Nieto Cadena, Jorge Enrique Adoum, Carolina Patiño, Víctor Vimos, Augusto Rodríguez -editor del medio-, entre otros, logran lo propuesto.Una revista que si continúa con el ritmo y paciencia en el trabajo de fondo que sus trabajos denotan, pronto podría ser el nuevo medio impreso literario y cultural referente de un Ecuador donde el cementerio de revistas de esta clase es considerable y alarmante.

Perinola o el amarteduele



La primera vez que escuché al riobambeño Víctor Vimos (1985) leer su obra, fue en el 2006, dentro del bar La Mulata de Tal, en Quito, con motivo del encuentro de poesía Garganta Profunda; desde ahí estuve convencido de que lo compartido con el público esa noche era poesía. Poesía cuyas temáticas en torno a los éxitos y fracasos amorosos, al canto reiterativo de la vida y a la mujer, sobresaldrían más allá del espacio donde el autor compartía sus íntimos versos. Casi a un año de aquel encuentro aparece su primer libro titulado Perinola, una colección de más de cuarenta micro relatos, cercanos a prosas poéticas, que confirman la sobresaliente obra de este autor.
Su texto más allá de ampliar el panorama de las letras ecuatorianas, resulta una obra refrescante donde el sarcasmo y la ironía conviven junto a historias cuyas tramas marcadas por el desamor, traición, y un ambiente subterráneo, son las propicias para que el narrador transite. Todo porque en Perinola se atenta contra las historias rosas, puesto que el escenario saturado de poetas y ebrios -salpicados por la melancolía y algo de rock-, recorren las calles, cuartuchos de hoteles y aceptan, consumen y desechan a mujeres fantasmas, dentro de una ciudad anónima que no da tiempo para entretenerse en arrumacos cotidianos.
Los micro relatos son precisos en sus objetivos de contar micro historias de micro vidas, dentro y fuera de micro escenarios, donde el amor o el sexo, las palabras o los cuerpos, logran capturar la esencia del sentimiento y placer. Y puesto que el autor nos transporta a rincones infestados por el desencanto, donde las mujeres -múltiples en sus deseos, ánimos, sometimientos y hasta rebeldías- como eje, son la materia principal de la cual se estructura el libro, se logra un cuerpo narrativo compacto, retentivo en cada oración, en cada figura llevada a situaciones finales compuestas de comicidad.
Libro que no solo se estanca en el encasillamiento de micro relatos, porque en cada historia la poesía fluye, los versos clandestinos incrustados entre las oraciones lo reafirman: “Desde este cuarto piso puedo abrir la boca y tragarme todas las luces, autos, montañas, pájaros y a ti, que deambularás confundida entre los ligueros de la ciudad.” Vimos ante todo es un poeta, que narra historias y escribe en nombre de la necesidad de amores idos ante la ausencia de amores presentes: “A veces la ciudad es tan fría que debemos volver a las cuevas, donde por un instante fuimos felices.” Por ello la poesía en sus micro relatos aparece convertida en prosas poéticas, ágiles y bien logradas: “De una pedrada voy a romper los cristales del cielo, para que sobre tu boca caiga un diluvio de ángeles herios.”
Un escritor que va en serio, definiendo un estilo, una voz propia para tomar más en cuenta dentro de la abultada jungla literaria del país. Y eso para jóvenes autores -cuya madurez creativa se presenta acelerada- es ya toda una empresa de responsabilidades y compromisos para con su trabajo y materia prima: las palabras.

UNA RAYA MÁS AL TIGRE
Mi vecina, doña Lupe, ni siquiera sospecha que ya empecé a saborear la frutilla que le creció, a la más pura de sus hijas, en medio de las vellosidades.
¡Ay mi suegrita! Apuesto que sigue convencida que lo único que hacemos juntos, es salir de la mano a romperle la cara a la luna a punta de versos.
Víctor Vimos

UNA FECHA CON TU NOMBRE
Conozco a los poetas que se juntan en grupitos afeminados, proclamándose los casi dioses entre letras patojas y malolientes; recitan sus ocurrencias para ellos y así se aseguran que no les falte aplausos; se buscan una máscara adecuada para las fotografías de periódicos y revistas, y han llegado al colmo de inventarse premios y adjudicarse versos ajenos.
Por suerte también conozco a los otros, a los que golpean con su lengua las estanterías del poder y desnudos atraen gaviotas y sirenas. Un día pueden ser galanes de cenicientas en biquinis y a la vuelta de la esquina, ciudadanos de a pie.
Ese es el otro lado de la medalla donde no brilla la savia podrida que destila la cursilería, sino las caricias turbulentas a las llagas de la realidad.
Víctor Vimos