Rafael Arteaga
(escritor de Atuntaqui)
Si nadie le consultó para venir al mundo, ¿por qué tendría que dar explicaciones cuando quiere irse de él? –Pérez lee con atención unas hojas ajadas en sus manos temblorosas.
1.- El hecho no debe comprometer a nadie, ni antes ni después de realizarlo.
2.- Unos prefieren el dolor para acercarse a la divinidad; aquí consta la castración, por ejemplo. Otros lo hacen disfrutando su vino preferido; el corte de las yugulares es lo más recomendable. Y hay quienes siguen el refrán: “Más pronto, menos tonto”; una bala en las sienes es lo común, el salto al vacío es otra opción. (No se recomienda el uso de estupefacientes por su dudosa efectividad, en cuanto a dosis y resistencia de los cuerpos).
3.- No hay vuelta atrás; por lo que, de no tener éxito el plan A, accione inmediatamente el plan B, o C. Piense que al fallar, la cárcel o el manicomio le esperan, y deudas para los familiares que nada tienen que ver en este asunto.
4.- Revestir de misterio el suceso: Pacho Jabastiernas, por ejemplo, de pie sobre el puente, gritó obscenidades al mundo mientras se aproximaba el tren; otros –en cambio- no dicen una palabra al saltar el abismo, salvo el ¡ay! de arrepentimiento al ver cerca el asfalto, pero ya es demasiado tarde.
5.- Dejar una carta a la madre explicando los motivos del suicidio; los periódicos, si usted tiene suerte, pueden interesarse en su historia y publicarla con fotografías de cuerpo entero sobre el pavimento o remendado... en la morgue.
6.- Precauciones:
a) Si decide lanzarse al vacío, no lo haga desde el primer piso, cuando el edificio tiene otros 25. Cuidado con las carpas de los almacenes de la planta baja, que pueden arruinar los planes; y usted, quedar en ridículo.
b) Si elige la electricidad, sujete con las manos mojadas los gruesos cables de la red en la calle y no la antena del televisor. Guarde la carta del último pago, a fin de que su familia pueda exigir una indemnización a la empresa.
c) Si opta por los compuestos químicos, compruebe primero su eficacia con el perrito de la casa para determinar la dosis.
d) Si decide cortarse las yugulares, recuerde antes cuándo hizo la última donación de sangre.
e) Si busca ahogarse, que no sea en una piscina pública.
f) Si tiene un revólver, que no dispare balas de goma con cartelitos escritos: ¡BANG!
g) Si quiere ahorcarse, compruebe primero la resistencia de la cuerda y los travesaños del techo.
Recomendaciones:
a) Pagar un seguro de invalidez.
b) Haga que sus últimos dineros lleguen a instituciones benéficas empeñadas en la lucha contra el maltrato de los animales y en la defensa del medio ambiente.
c) Done por escrito –antes de que alguien se tome la atribución- riñones y córneas al banco de órganos; el cerebro y más menudencias, en cambio, a la facultad de medicina para sus clases de costura.
d) Si llega la policía, no dé tiempo a que se acerquen. Si llegan los bomberos, no siga sus instrucciones: el mundo arde en otras partes.
e) Lleve los documentos consigo, ya que nada es más triste en la morgue que un cadáver sin nombre. Pague con anticipación la bóveda del cementerio; la ciudad le agradece de antemano. Suerte.
-¡Ah, el suicidio! –balbuceó Pérez, escupiendo con rabia la colilla del cigarrillo al sifón-. Lo dejaré para otro día.
Extraído del libro Amores Estériles
Si nadie le consultó para venir al mundo, ¿por qué tendría que dar explicaciones cuando quiere irse de él? –Pérez lee con atención unas hojas ajadas en sus manos temblorosas.
1.- El hecho no debe comprometer a nadie, ni antes ni después de realizarlo.
2.- Unos prefieren el dolor para acercarse a la divinidad; aquí consta la castración, por ejemplo. Otros lo hacen disfrutando su vino preferido; el corte de las yugulares es lo más recomendable. Y hay quienes siguen el refrán: “Más pronto, menos tonto”; una bala en las sienes es lo común, el salto al vacío es otra opción. (No se recomienda el uso de estupefacientes por su dudosa efectividad, en cuanto a dosis y resistencia de los cuerpos).
3.- No hay vuelta atrás; por lo que, de no tener éxito el plan A, accione inmediatamente el plan B, o C. Piense que al fallar, la cárcel o el manicomio le esperan, y deudas para los familiares que nada tienen que ver en este asunto.
4.- Revestir de misterio el suceso: Pacho Jabastiernas, por ejemplo, de pie sobre el puente, gritó obscenidades al mundo mientras se aproximaba el tren; otros –en cambio- no dicen una palabra al saltar el abismo, salvo el ¡ay! de arrepentimiento al ver cerca el asfalto, pero ya es demasiado tarde.
5.- Dejar una carta a la madre explicando los motivos del suicidio; los periódicos, si usted tiene suerte, pueden interesarse en su historia y publicarla con fotografías de cuerpo entero sobre el pavimento o remendado... en la morgue.
6.- Precauciones:
a) Si decide lanzarse al vacío, no lo haga desde el primer piso, cuando el edificio tiene otros 25. Cuidado con las carpas de los almacenes de la planta baja, que pueden arruinar los planes; y usted, quedar en ridículo.
b) Si elige la electricidad, sujete con las manos mojadas los gruesos cables de la red en la calle y no la antena del televisor. Guarde la carta del último pago, a fin de que su familia pueda exigir una indemnización a la empresa.
c) Si opta por los compuestos químicos, compruebe primero su eficacia con el perrito de la casa para determinar la dosis.
d) Si decide cortarse las yugulares, recuerde antes cuándo hizo la última donación de sangre.
e) Si busca ahogarse, que no sea en una piscina pública.
f) Si tiene un revólver, que no dispare balas de goma con cartelitos escritos: ¡BANG!
g) Si quiere ahorcarse, compruebe primero la resistencia de la cuerda y los travesaños del techo.
Recomendaciones:
a) Pagar un seguro de invalidez.
b) Haga que sus últimos dineros lleguen a instituciones benéficas empeñadas en la lucha contra el maltrato de los animales y en la defensa del medio ambiente.
c) Done por escrito –antes de que alguien se tome la atribución- riñones y córneas al banco de órganos; el cerebro y más menudencias, en cambio, a la facultad de medicina para sus clases de costura.
d) Si llega la policía, no dé tiempo a que se acerquen. Si llegan los bomberos, no siga sus instrucciones: el mundo arde en otras partes.
e) Lleve los documentos consigo, ya que nada es más triste en la morgue que un cadáver sin nombre. Pague con anticipación la bóveda del cementerio; la ciudad le agradece de antemano. Suerte.
-¡Ah, el suicidio! –balbuceó Pérez, escupiendo con rabia la colilla del cigarrillo al sifón-. Lo dejaré para otro día.
Extraído del libro Amores Estériles