miércoles, 11 de abril de 2007

“UN POETA DEBE ELABORAR SU PROPIO LENGUAJE”




Entrevista al poeta Pedro Rosa Balda


Patricio Lovato
(escritor manabita)

Poeta manabita radicado en Francia (París) muchos años. Su pensamiento puesto al servicio de la poesía alcanza gran altura, precisamente en el poemario Veladuras. Paisajes humanos interiores, con voces y caminos para ver más claro la vida (¿la muerte?).
A continuación la siguiente conversación hecha días antes de la presentación de su libro en Manta.

P: ¿Qué tal se lleva la palabra lírica con tu poesía?
R: No, la palabra lírica y mi poesía no se llevan, es más, son diametralmente opuestas. Mi forma de poetizar está reñida con la rima y con cierta concepción formal de la belleza. Esto no implica de ninguna manera que no tenga ritmo sino que su música es más bien, interior (la música está inscrita en el patrimonio genético de la poesía que no ha olvidado que una vez se cantó). Mis inquietudes estéticas no van por ahí, están más cerca de la “belleza convulsiva” a la Beaudelaire. Mi escritura es cuestión de tripas, intenta ir a lo esencial con lo estrictamente necesario.
P: Persiste un espíritu reacio a dejarse sepultar.
R: Así es, su arma suprema es el pensamiento. Aunque sea “una pasión inútil”, como dijo Sartre, el hombre seguirá inventándose e interrogándose. En esto reposa el carácter doblemente subversivo del arte como desafío a la fatalidad del destino humano, es toda la fuerza del “polvo serán más polvo enamorado” de don Francisco de Quevedo y Villegas, y como antídoto contra el conformismo de una sociedad que tiende a rebañizarnos (valga el neologismo).
P: Entre las lecturas de Europa y nuestro país ¿con cuáles se identifican tus textos?
R: “Nuestro país” quiere decir para mí “Latinoamérica” y no solamente “Ecuador”. Octavio Paz, Neruda o José Lezama Lima son tan nuestros como César Dávila Andrade, Hugo Mayo o Gonzalo Escudero. Nuestra cultura no se puede entender plenamente sino a partir de la perspectiva latinoamericana.
Dicho esto, siempre he pensado que todo artista debe tender a la universalidad, a ser ciudadano del mundo y no de un determinado país o continente. Sin embargo, si tuviera que buscarles alguna afinidad a mis textos, creo que la encontraría en las literaturas y filosofías del “viejo continente”. No sé cómo pueda resonar aquí, en un mundo barroco, de sonidos y colores fuertes, una voz tan desnuda, hecha de interioridades, de colores bajos y de diversos fríos.
P: ¿Hasta la contemporaneidad de cuántos ismos se nutre tu obra?
R: De todos y de ninguno. Un poeta debe elaborar su propio lenguaje, la madurez llega cuando un poeta, como cualquier otro artesano, ha logrado perfeccionar la herramienta indispensable y única para su oficio. Ahora bien, un creador no es un punto aislado, de una manera u otra, forma parte de una gran cadena en la que figuran los grandes que lo han precedido o son sus contemporáneos. También es tributario del entorno en el que vive. En mi poesía, la filosofía y las otras artes: la pintura, la fotografía, la música y el cine, han desempeñado un rol preponderante.
P: ¿Veladuras significa velorios de la vida, de la muerte, de las dos?
R: Si bien la escritura parte de la vida (al fin y al cabo, la vida es lo único que conocemos o creemos conocer) toda escritura es en el fondo, una conversación con la muerte. Paradójicamente, el sabernos mortales nos empuja a escribir, y al escribir, asumimos todo lo humano y por tanto, la muerte (recordemos que en griego antiguo, “hombre” y “mortal” son el mismo vocablo).
En la poesía esta tensión entre la vida y la muerte, esta suerte de bipolaridad vida-muerte es aún más evidente que en las otras escrituras: la poesía es una flor de los abismos, una escritura fronteriza que pretende llegar adonde nadie ha llegado, un intento por decir lo inefable.
P: ¿Qué frontera encuentras entre tu poesía y la filosofía?
R: Poesía y filosofía son quehaceres distintos. La filosofía es una ciencia, la poesía es un arte. Sin embargo, como sucede entre las diferentes actividades artísticas, existe un intenso intercambio entre una y otra. El diálogo entre poesía y filosofía ha sido permanente a través de los siglos a pesar de que Platón, que era un poeta que se ignoraba, se negara a considerar la poesía como medio idóneo para acceder a la verdad.
Si bien es cierto que mi poesía ha sido escrita a la luz de la filosofía (soy un filósofo frustrado), no es menos cierto, que nunca ha dejado de ser puramente poesía.
En cuanto a la apasionante conversación entre poesía y filosofía, es interesante subrayar y que nos perdone Platón, que el hecho de que la poesía sea una palabra más libre pues no está sometida a ningún sistema, la habilita para que pueda acercarse, a menudo con mayor facilidad que la filosofía, al hombre y “dar en el blanco”. ¡Actualmente, estoy leyendo un libro de filosofía en el que las referencias a la poesía para ilustrar problemas filosóficos son innumerables!
P: Tu yo se fragmenta en forma constante, ¿desencuentros?
R: Por principio, desconfío de nuestras certidumbres (suertes de conformismo del pensamiento), una de las más arraigadas es la de la identidad, la de los nombres. ¿Quiénes somos? Parafraseando a Heidegger, por mucho que avancemos en el camino de la tecnología y de la ciencia, siempre volveremos a esta clase de interrogaciones lancinantes. Soy, he sido muchos (tantos o más que los heterónimos de Fernando Pessoa). “Je est un autre” (yo es otro) escribía Rimbaud, aunque también exista la posibilidad de que no sea, de que no haya sido ninguno...
P: De los primeros textos un tanto esotéricos hasta los paisajes humanos de veladuras, ¿cuál fue el camino?
R: “Esotérico” es un calificativo que no me satisface por que podría inducir a confusión. No hay ninguna “verdad”, secreta o no, detrás de mis textos. ¡Mi poesía no tiene tal pretensión! Es más, dudo que exista la verdad; o bien no existe o no es accesible al hombre que debe contentarse con verdades “más o menos verdaderas”. Lo más que puede hacer una escritura que intenta ser lúcida es tender hacia menos oscuridad, hacia menos mentira.
Para responder tu pregunta, no, los textos del libro no están ordenados cronológicamente. No hay un solo camino sino varios. Diferentes voces se han abierto camino simultáneamente dentro de mí. Eso sí, el hecho de que no haya publicado hasta ahora ningún libro, me ha obligado a intercalar uno que otro texto anterior acorde con el contenido general del poemario en las primeras dos secciones del libro que son las más recientes. La tercera y última sección del libro, “tres movimientos” es en realidad, la más antigua.
Desconstruir (reaparece la filosofía con uno de sus conceptos en boga) al hombre moderno, su identidad, lírico es sumamente vasto, se remonta a los orígenes de la poesía cuando ésta era cantada y el poeta era cantor. Bajo la denominación de poesía lírica se cobijan grandes nombres de la poesía universal, poetas tan diferentes como Horacio, Juan de la Cruz, Hölderlin o Neruda. Mi poesía se ha abrevado en esta fuente y en este sentido, “se lleva” con la palabra lírica. En cambio, si por lírica entendemos un modo de expresión extrovertido, una poesía rimada que exalta emotivamente la belleza o cierta espiritualidad, la respuesta será negativa: mi poesía está en los antípodas de esta forma de poetizar.