miércoles, 30 de diciembre de 2009

p-o-e-s-í-a

Hay poemarios y poemas que nos acompañan siempre, a los que acudimos con afecto, como si los hubiesen escrito solo para nosotros, pensándonos, hurgándonos, transcribiéndonos hasta el plagio vital. Esos poetas son los que cuentan, porque nos hablan de la vida, la muerte, el amor, el odio, y esos repetitivos temas eternos y lugares comunes (que en su creatividad superan esta base), tal y como nuestra emotividad los consume mordisco a mordisco.

Puedo pasar 24 horas respirando (como si se tratase de mi oxígeno salvador) dos o tres versos, incluso un poema completo. Inyectarme una dosis sin fecha de caducidad de algún poemario duro y conmovedor. Someterme a una diálisis creativa para que toda la poesía interna que me circula salga y vuelva renovada. Sufrir una metamorfosis ante la sola palabra p-o-e-s-í-a.

Pero hay días en que la poesía se vuelve difícil de tragar, como pescado con espina. Y preferimos dejar que el tiempo nos renueve, y nos sometemos a nuevas inyecciones, diálisis y metamorfosis, solo para descubrir lo que ya sabíamos: el problema no es el lector, es la poesía que leemos, una desahuciada masa condenada.




Así encuentro a los poemarios En el braille de tu piel (2008) y X mi derecho a decirlo (2009) de Darío Ramos. Libros condenados al anonimato, al fracaso global (aunque el éxito local nos diga y responda a otras cosas). El primero por presumir de erótico mientras cae en lo chabacano y trivial. El segundo por aproximarse demasiado a la poesía de cartel: aburrida para este siglo de intensidad en sus múltiples temas de espaldas a la política.

Ya Bukowski lo dijo en su poema A la puta que se llevó mis poemas:

…siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
“veo que he creado muchos poetas
pero no tanta poesía”.

Y el viejo sabía que cientos y miles de poemarios continuarían publicándose, después de llegar a su tumba, pero que solo los más destacados sobresaldrían.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Historias navideñas de alguien que no cree en navidad

Nancy me dice que hable, que ya deje “eso” de solo escuchar para después andar trascribiéndolo todo, así de crudo, con nombres y apellidos, sin censura, por pura joda, como Nicole Kidman en el papel de la escritora que chismea las intimidades de la familia solo para sobresalir.

Gustavo, el marido de Nancy, me vuelve a decir (es la cuarta vez, las he contado detenidamente) que ya deje de ser mandarina, que un esposo que se respete, jamás, nunca, debe hacer caso a su mujer, menos cuando esta le dice que ya es hora de dormir, que lo espera en la cama, que venga, que deje a esos borrachos bulliciosos sin importar que estos borrachos escandalosos sean tu familia política: tu suegro, los cuñados de tu suegro, las esposas de los cuñados de tu suegro, las amigas de las esposas de los cuñados de tu suegro… no, no se puede ser mandarina, a los sometidos no les pasa nada bueno en la vida. Mejor tómate otro trago y quédate.

Juana, mi suegra, ha llevado la cuenta de todos los cigarrillos que he consumido. Más de cincuenta, me dice, solo para recordarme de la última vez que aseguré haber dejado este vicio. Un mes atrás, quizás menos. Sus ojos están tras de mí. Es la extensión de mi esposa cuando está ausente. Diez minutos han pasado y su voz retumba nuevamente: cincuenta y uno.

Simón, mi suegro, recuerda una vez más de cuando me dejó botado donde sus compadres. Estaba ebrio pero conocía el camino a casa. Yo, también ebrio no conocía el camino a casa. El resultado: un escandaloso yerno regresando en primera clase sobre una carreta, dejando un rastro fresco por si al reaccionar decidía volver por más trago. No me río, se supone que soy el chiste, y los chistes no pueden reírse de sí mismos.

Aún no son los doce, nadie me ha abrazado deseándome Feliz navidad. No creo en ella, desde adolecente me repugnó su lado comercial y amoroso. Pero muchos de los que se encuentran junto a mí en el portal lo saben, y por eso a propósito me darán un beso en la mejilla, un abrazo y después de la feliz navidad complementarán un Dios te guarde, lo harán, solo porque saben que odio esto.

Diez, nueve, ocho…se suponía que el quinto vaso con whisky debía sacarme una sonrisa natural, anestesiarme para los apretujones y volverme parte de la onda. Por eso me sirvo el sexto, hasta el tope, antes de que lleguen al cero y sea tarde.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Una temporada sin repetición


Miguel podría ser mi pana, es el tipo aniñado al que le resbala serlo, el borracho con el que compartir litros hasta morir, el de la grifa y coca hasta que tu nariz sangre y te desplomes, el cinéfilo, el rockero, el vago especializado. Sí, podría ser un pana agradable con quien enfrentar el caos y el desencanto al que la vida nos reta.

Su historia es la típica del universitario enrolado en una carrera llevada por compromiso, que le apesta y termina con el mayor desgano posible. Su refugio ideal: el alcohol, con el mundo derrumbándose y él desde el centro girando hasta el cierre de una noche repetitiva. Es un chucha. Sus panas son dañados, y al igual que él rebeldes al programa que otros han intentado imponerle.

Clara es el amor platónico que lo utiliza para intentar ingenuamente una vida contraria a la que ha asumido sin chistar. Le ve las huevas, lo jode más, y justamente es el punto final para que tire la toalla.

Podría ser mi pana pero solo es el protagonista de Hablas demasiado (Alfaguara, 2009) la primera novela de Juan Fernando Andrade, que pega, retrata una vida en la que muchos (desde distintos espacios aunque similares tragedias) nos hemos refugiado, deshecho y reconstruido.

La voz narrativa de Andrade fluye con mayor intensidad en esta obra. Si ya nos habíamos enganchado con algunos de los cuentos de Dibujos animados (sobre todo de Love song) en Hablas demasiado aparecen los mismas preocupaciones (¿qué hago? ¿a dónde voy?) y temas (rock, cine, amor, desamor, alcohol, sexo) pero llevados al límite, tal y como nos gusta, o gustó, o gustará la decadencia de una buena temporada que definitivamente no debe repetirse.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Mi versión apurada del Ileana Espinel 09

Parte de los que estuvimos el día de la inauguración

Tengo sueño, mucho sueño. Ganas de cerrar la oficina, ir hasta mi casa y quedarme en mi cama para siempre, o por lo menos hasta que suene la alarma de mi teléfono y me recuerde que llevo una vida acoplada a horarios. Qué triste. Pero mientras espero a que en verdad decida hacer esto, es una especie de deber hacer una crónica sino de todo lo acontecido en el II Festival de poesía joven Ileana Espinel que continúa hoy jueves y mañana, por lo menos lo vivido ayer.

Hubo público, poco o mucho, a la final eso siempre se justifica si los mismos lectores se vuelven a su vez ese público ferviente con el que siempre se está a gusto. Esto más o menos fue lo que se apreció anoche. En la inauguración del segundo festival que lleva por nombre Ileana Espinel, en honor a este poeta guayaquileña.


José Núñez, Luis Bravo, Carlos Luis Ortíz (ganador del Ileana Espinel 2009) y Carla Badillo

La presidenta de la CCE, tras dar las respectivas palabras de bienvenida, agradecer a los asistentes (tanto poetas como espectadores) y acercarnos a todos a la vida y obra de Ileana Espinel, dio paso al representante del grupo cultural Buseta de papel, Augusto Rodríguez, quien enfatizó la importancia de contar con un festival de poesía joven ya institucionalizado en Guayaquil que reúne a muchos escritores que de a poco van sobresaliendo en sus respectivas ciudades y a nivel nacional.

Las primeras lecturas estuvieron a cargo de Rafael Méndez (Naranjal), Carla Badillo (Quito), Alexis Cuzme (Manta), Diego Cazar (Quito), César Galarza(Guayaquil) y María Fernanda Campos (Guayaquil). Lamentablemente no pudimos escuchar a poetas como Dina Bellrham (Milagro), Ernesto Intriago (Manta), Yuliana Marcillo (Chone) y Siomara España, que por distintos contratiempos no leyeron.


Dos bebedores alegres: Diego Cazar y Yuliana Marcillo

José Núñez del Arco complementó esta primera noche del festival con una muestra poético visual en torno a su arte fotográfico. Asimismo nos enteramos que el ganador del concurso de poesía inédita de este año fue el escritor Carlos Luis Ortiz, bien por él y por su obra.

Y mientras esta noche y la de mañana se vivirá toda una fiesta poética (con sus debidos excesos de botellas y humo) yo estaré en mi cama, en plan zanahoria, tratando de no olvidar la intensidad de recorrer las calles solitarias de un Guayaquil amaneciendo. Que otros beban por lo menos una pílsener en mi nombre.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Fotograma, la revista que esperábamos

Portada de la revista

Para quienes aprendimos a valorar una película más allá del gusto, buscar y rebuscar títulos, comentarlos entre amigos, recomendarlos para los que al igual que nosotros en el pasado andaban desorientados, le debemos mucho a los espacios de análisis y crítica cinematográfica con los que nos hemos encontrado. Pero para desdicha de cientos de cinéfilos son pocos estos espacios que se mantienen actualmente en el país (a diferencia de los virtuales que cada vez aumentan).

Porque ver cine, para miles de espectadores, significa conocer una historia, saber el género y esperar un final sensato que les haga saber con convicción cuanto gustó o disgustó la película. Casi nadie espera complicarse la vida analizando un diálogo, intentando descifrar los símbolos implícitos (que suelen pasar desapercibidos para este mismo público), respondiendo las interrogantes que los finales menos complacientes suelen presentar.

Y es en este panorama de contados espacios de análisis y crítica cinematográfica en nuestro país (a penas el suplemento cultural de La Hora; la columna Montaje de El Diario; el periódico del Ocho y medio; algunas páginas y blogs especializadas en cine) que surge Fotograma, la primera revista de cine de Manabí y tal vez una de las primeras de crítica joven actual en Ecuador.



El editor

Un medio refrescante que aparece justo en el momento cuando creíamos, todos los que nos complicamos la vida explorando una película más allá de lo que muestra, que los espacios para escribir y leer sobre cine continuarían apareciendo desde el centralismo cultural. Que bueno saber que estábamos equivocados.

Fotograma en este primer número ofrece una heterogénea acumulación de trabajos que van desde críticas, comentarios, entrevistas, crónicas, hasta sinopsis de films recomendados. Para ser el primer número (los que siempre suelen tener sus múltiples contras) se sostiene bien, tanto en diseño como en contenidos. Hay un equilibrio preciso entre el cine local, nacional e internacional que nos da una idea concreta: la revista tendrá éxito, por lo menos en los interesados en este campo.

Esperemos que la maldición “gitana” (aunque también podría ser de cualquier clase) no atrape a este naciente medio y lo haga sucumbir -tal y como la historia lo registra en nuestro país- en el segundo o tercer número; o que su joven editor tire la toalla porque la revista aparece en un contexto (Manabí) donde el cine es un mero entretenimiento, una excusa para estar con la pelada, pasar el tiempo e ignorar el mundo. Y en estas condiciones dirigir y editar una revista (y sobre todo esperar que tenga acogida) se vuelve todo un reto que obliga afrontar con convicción.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Ileana Espinel, segunda parte



Para quienes nos seguimos considerando poetas (aún cuando la poesía hace varios meses haya desaparecido de nuestra cotidianidad creativa) nos es grato saber que desde el próximo 9 hasta el 11 de diciembre se realizará el II Encuentro de Poesía Joven Ileana Espinel, la ciudad sede: Guayaquil; los invitados: una veintena de escritores que han logrado darse a conocer en sus ciudades, ya sea por sus obras individuales o colectivas.

Tres días donde se podrá conocer los avances poéticos de esta camada de autores procedentes de ciudades como: Cuenca, Quito, Naranjal, Manta, Portoviejo, Riobamba y Guayaquil. Así como se podrá acceder a las obras que varios de estos poetas recientemente han publicado.

En lo personal aún no es segura mi asistencia, las ocupaciones de sobrevivencia siempre son un ancla, pero se hará todo lo posible para estar junto a aquellos amigos y amigas a quienes debo una conversación compuesta de ficción, realidad, un cigarrillo y una cerveza.

Mientras y para todos los interesados en darse una vuelta por la Casa de la Cultura núcleo del Guayas, adjunto el cronograma que los organizadores me han compartido.


Cronograma del II Festival de Poesía Joven “Ileana Espinel Cedeño” 2009
Organiza la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, Núcleo del Guayas y el grupo cultural Buseta de papel.


Miércoles 9 de diciembre (Auditorio de la CCNG)
19:00 Inauguración y palabras de bienvenida por parte de la poeta Rosa Amelia Alvarado en representación de la CCNG y palabras de Augusto Rodríguez por parte del grupo cultural Buseta de papel.
19:30 Lectura de Luis Alberto Bravo, Dina Bellrham, Tyrone Maridueña, Solange Rodríguez, Siomara España, César Eduardo Galarza y María Fernanda Campos.
20:00 Intervención musical y fotográfica de José Núñez del Arco.
20:30 Alex Tupiza, Miguel Antonio Chávez, Diego Cazar, Ernesto Intriago, Alexis Cuzme, Tamara Acosta, Carla Badillo Coronado, Edison Lasso, Rafael Méndez y David Guzmán.

Jueves 10 de diciembre (Auditorio de la CCNG)
19:00 Homenaje a la trayectoria del poeta Fernando Artieda.
19:30 Lectura de Jairo Estacio, Yuliana Marcillo, Freddy Ayala Plazarte, Liliana Arcentales, Monserrate Delgado Perero, Ana Minga y Víctor Vimos.
20:00 Intervención audiovisual-poética de Luis Alberto Bravo y premiación al poeta joven ganador(a) del Premio de Poesía Joven Ileana Espinel.
20:30 Lectura de Rocío Soria, Natalia Enríquez, Santiago Vizcaíno Armijos, Jéssica Galán, Javier Cevallos, María del Carmen Zavala, Miguel Antonio Chávez y Augusto Rodríguez.


Viernes 11 de diciembre (Bar de Las Peñas)
20:00 Lecturas de varios poetas.
21:00 Despedida y cierre del Festival por parte de Miguel Antonio Chávez y Augusto Rodríguez.

Lista de poetas invitados al II Festival de Poesía Joven “Ileana Espinel Cedeño” 2009
Liliana Arcentales (Salinas, 1973)
Alex Tupiza (Quito, 1975)
María del Carmen Zavala (Jipijapa, 1975)
Jairo Estacio (Quito, 1975)
Javier Cevallos (Quito, 1976)
Rafael Méndez (Guayaquil, 1976)
Siomara España (Manabí, 1976)
Solange Rodríguez (Guayaquil, 1976)
Edison Lasso (Piñas, El Oro, 1977)
Diego Cazar (Quito, 1977)
Monserrate Delgado Perero (Manta, 1978)
Augusto Rodríguez (Guayaquil, 1979)
Miguel Antonio Chávez (Guayaquil, 1979)
Luis Alberto Bravo (Milagro, 1979)
Rocío Soria R. (Quito, 1979)
Alexis Cuzme (Manta, 1980)
David Guzmán (Quito, 1980)
Jéssica Galán (Esmeraldas, 1981)
César Eduardo Galarza (Guayaquil, 1981)
Natalia Enríquez Pozo (Tulcán, 1982)
Santiago Vizcaíno Armijos (Quito, 1982)
Ana Minga (Loja, 1983)
Freddy Ayala Plazarte (Latacunga, 1983)
Dina Bellrham (Milagro, 1984)
Víctor Vimos (Riobamba, 1985)
Carla Badillo Coronado (Quito, 1985)
Tyrone Maridueña (Guayaquil, 1986)
Ernesto Intriago (Manta, 1986)
Carolina Patiño (Guayaquil, 1987-2007)
Yuliana Marcillo (Chone, 1987)
Tamara Acosta (Guayaquil, 1988)
María Fernanda Campos (Guayaquil, 1989)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Para lectores chiros

Antes de que lo que narre se vuelva una letanía berreada ya por Bukowski y por muchos otros autores, confieso que al igual que todos ellos, también viví días miserables donde mi objetivo diario era salir temprano de casa, olvidar el desayuno, olvidar el almuerzo y si era posible la merienda, caminar hasta el único sitio donde me sentía casi feliz y podía evadir la realidad: estudiante universitario, desempleado y estorbo de familia. Ese lugar era la biblioteca universitaria, ahí pasé mañanas y tardes leyendo con entusiasmo todo lo disponible y que me era imposible de comprar en mi situación. Ahí la vida pudo continuar. 
 
Años después y por coincidencia mi trabajo se encontraría sobre la biblioteca que tanto frecuenté, en la que más de una vez me cabeceé del sueño y del hambre, ideé planes absurdos para salir de la pobreza y donde escribí muchos de mis primeros poemas (Complot ante el silencio surgió en este sitio). Desde entonces, con trabajo y dinero en el bolsillo, fui feliz a mi modo: entrando y saliendo con frecuencia de las librerías Sagitario y Científica, en los supermercados y sus secciones de lectura, acudiendo donde el librero pirata y su provisión de títulos precisos, preguntando hasta dar con las obras más baratas e interesantes en La Española… 
 
Pero en estos días ante la imposibilidad de comprar nuevas obras, he vuelto al inicio de mis lecturas, al espacio gratuito que me permite prestar de uno a cinco títulos, autores nacionales que las librerías me niegan por los precios, autores internacionales en ediciones difíciles de conseguir. Llevarlos a casa donde el desayuno, el almuerzo y la merienda ya no son un problema.
 
Volver a la biblioteca que me acogió cuando el mundo a mi alrededor se derrumbaba, cuando mis zapatos soportaban horas de recorrido, y mi única esperanza era leer o desaparecer, es lo mejor en estos días que me cuesta escribir un poema, o abrir el libro en pdf de Paul Auster o de Stephen King, porque oscuridad y lectura no son compatibles.
 

jueves, 29 de octubre de 2009

"Poetas"


Hay palabras que continúan siendo imposibles de asociar: poetas y poesía, en una ciudad tan limitada en el campo literario como lo es Manta. Hay muchos, exceso de ciudadanos que se han titulado de poetas, y lo que para muchos es un síntoma de que se está creciendo en la lírica para mí no lo es, es un engaño, una farsa ridícula que no se desmiente porque ha venido gestándose desde hace muchas décadas atrás.

No hay muchos poetas, esa es la verdad, pero si hay muchos ciudadanos que erradamente sus amistades han tildado como tales, que son invitados con hartazgo a recitales, que cada vez se atreven a publicar sus cositas ingenuas y también ridículas con el afán de aportar “culturalmente” a la ciudad.

Son estos mismos ciudadanos y ciudadanas, a los que el título de poetas les queda grande, por ello mejor reconocerlos por lo que son: ingenieros, abogados, licenciados, doctores, profesores…

¿Que por qué vuelvo otra vez contra esta gallada influyente en una ciudad precisa en el crecimiento de su teatro y danza, pero decadente en su poesía? Porque el martes pasado, en un acto de masoquismo, me volví a juntar con ellos (la última vez fue en el 2005), compartí su escenario, soporté sus cursilerías, aplaudí sus rimas y reí de sus “ocurrencias”.

Desde el martes no he dejado de pensar que tal vez la poesía y yo, en una ciudad tan estrecha como esta, no deberíamos juntarnos. Que la credencial de poeta debería dejárselas. Porque la energía de hace ocho años ya no es la misma que me circula, persiste el desencanto; y el saberse abandonado entre ciudadanos que reconocen a la poesía como esa cosa deforme que ellos han construido y que se mueve, atrapando a la juventud, solo decepciona más.

Desde el martes me volví a prometer (y esta vez espero cumplir) no aceptar una invitación donde la poesía sea una broma de mal gusto, donde estos ciudadanos y ciudadanas se atrevan a decirse poetas. Es mejor continuar leyendo para una docena de amigos, que para ese público detestablemente feliz al que estos ciudadanos y ciudadanas para su bien han mal acostumbrado.

martes, 20 de octubre de 2009

Una antología necesaria pero incompleta


La última vez que vi a Carolina Patiño fue a inicios del 2007, en Guayaquil, su ciudad. Meses después un amigo cercano a ella me escribiría al messenger que justo ese día y en esos instantes se realizaba su funeral. No le creí, el tipo era un bromista al que no debía creérsele nada. Me despegué de la computadora y corrí a las cabinas telefónicas más cercanas. Augusto Rodríguez, su novio y mecenas, me confirmó lo peor.

Dos años han pasado desde este trágico suceso. Dos años en que la obra de Carolina se ha difundido en más espacios dentro y fuera de Ecuador. Te Suicida (2008), su libro póstumo confirmaba -junto a su primera obra Atrapada en las costillas de Adán (2006)-la intensidad de su poesía.

Ahora me encuentro con esta Antología poética (CCE, 2009) que no le hace justicia a toda su obra: primero porque está incompleta y segundo porque se debió incluir un estudio exclusivo (sí, Fernando Nieto Cadena es, además de un poeta original, un crítico excelente, pero hubiera sido interesante conocer otras lecturas). Entiendo que el propósito de Augusto, como responsable de esta edición, es la de acercar la totalidad de la poética de Carolina a cuantos más lectores se pueda, perdurarla en la memoria de quienes la conocimos y de quienes no.

Como lector seguidor de la obra de Carolina esperé una antología más profunda en su concepto analítico (sin duda las colecciones de Antares me han mal acostumbrado) y más humana (acercándonos a la autora, a su vida, conflictividades emocionales claves en su obra, etc.). Esperemos en algún momento encontrarnos con esa ANTOLOGÍA para bien de las nuevas generaciones de lectores que deberán, obligadamente, conocer a esta importante poeta de nuestro país.

lunes, 12 de octubre de 2009

El cine bajo tierra

Hace dos años, cuando compré por curiosidad cuatro películas en un solo dvd, sabía a lo que me metía: sicariato, sangre, lo rural como espacio geográfico recurrente, tramas simplonas y acción cruda. Había dado con el cine chonero, el de títulos sencillos (Avaricia y Sicarios manabitas) y misteriosos (El cráneo de oro y El destructor invisible), el de diálogos comunes, actores estereotipados, y luchas cada vez más increíbles y divertidas de aceptar. Ese era el cine chonero: facilón en sus tramas, pobretón en sus efectos especiales y exagerado en sus personajes (clones de Bruce Lee, ninjas ochenteros, y la sensiblería sirviendo de alimento en abundancia).

Acepto mi prejuicio inicial (el mismo que persiste en quienes por primera vez empiezan a llegar a este cine) la lectura desde la costumbre de un cine ecuatoriano de calidad, de ayuda estatal, de facilidad para difundirse en los medios de comunicación y distribuirse en el país. Ese cine me evitó apreciar estos productos desencantados, arriesgados, originales en sus necesidades (equipos y formación en materia cinematográfica) y sobre todo famosos en el estrato popular de nuestro país.

Mi primer paso, alejado del prejuicio, lo di gracias a unas amigas que me solicitaron les ayudara con su tesis, que precisamente trataba sobre este cine. El segundo y definitivo paso lo he dado junto al libro Ecuador bajo tierra, videografías en circulación paralela (Ochoymedio, 2009) de Miguel Alvear y Christian León, un trabajo que profundiza no solo en el aparecimiento y fenómeno en ventas del cine manabita, sino del producido en otros espacios geográficos de Ecuador, ese cine empalagoso, cercano a la realidad marginal de nuestro país, que no ha tratado de esconderse sino que contrariamente ha salido del closet, para calar con éxito en una considerable población de seguidores.

León y Alvear nos ofrecen un trabajo que se desarrolla en dos vías: una académica, que busca con insistencia el refuerzo teórico, el análisis exhaustivo del crítico serio en su oficio pero no cerrado en el entendimiento de productos hechos fuera de la esfera cinematográfica nacional, desconocido por cineastas de peso, ignorado en las salas comerciales; y otra más anecdótica, que se relaciona con cada uno de los mentalizadores de este cine, con sus vidas y tragedias que los llevaron de una u otra forma a retratar los problemas de su entorno y retratarse a sí mismos en sus miserias.

Libro que, por surgir de cineastas, no se presenta como el típico estudio formal y aburrido al que muchos autores nos han torturado (y en el que al principio creí enfrentarme), sino que es dinámico, visual y atractivo en su diseño. Reforzando sus planteamientos conceptuales con fotogramas de estas películas, buscando en el testimonio de los cineastas criollos un mejor entendimiento de su arte (aunque León explore más allá de los objetivos propuestos por estos realizadores) y mostrándonos a los implicados en la red de distribución y comercialización de este cine informal que a pesar de sus deficiencias se mantiene con éxito en un mercado que lo consume con avidez.

Para quienes hemos estado al tanto de este proyecto investigativo, varios de los textos de Alvear nos serán conocidos, algunos de estos ya publicados con anterioridad en el periódico del Macc cine, no así los de León (parte medular de esta investigación) inéditos y necesarios para entender este cine que ha estado cerca a nosotros y que no hemos querido ver y valorar.

El que a esta investigación la acompañe un dvd conteniendo dos películas (Sicarios manabitas y Antun Aya) entrevistas a los realizadores, trailers y video clips, refuerza el trabajo documental y crítico que representa en su totalidad la obra. Así este libro se vuelve urgente en la comprensión de este cine que ha esperado demasiado entre las sombras; su momento de ir más allá de los puestos de películas piratas ha llegado, eso nos dan a entender sus autores, eso esperan sus implicados y eso ansiamos como espectadores.


miércoles, 23 de septiembre de 2009

El regreso del trompo


A Samuel, cuando lo alcance la moda

El trompo jamás fue mi juego favorito, de niño siempre preferí cosas más arriesgadas como caerme de cabeza, de espalda o nalgas al intentar dominar una bicicleta, una patineta o un par de patines. La moda del trompo nunca me llegó, me mantuve a salvo. Pero no por mucho tiempo, porque el trompo siempre vuelve.

Han pasado tal vez cinco años, no lo había vuelto a ver cerca de mí, nadie recordaba sus trucos, los niños tenían cosas mejores que hacer como ver a Ben 10 en la televisión transformarse en algún alienígena de nombre raro, desgastarse en una lucha casi interminable en una obra surrealista de Play station, o como otras generaciones de niños volver a reírse de los chistes aburridos de El Chavo del 8.

Ha vuelto, lo vi nuevamente hace un mes en las manos de un pequeño vecino que torpemente me recordaba a mí, para entonces era todo un caso crónico quiñando constantemente su juguete recalentado. Ahora un mes después el trompo se ha multiplicado en docenas invadiendo las escuelas y barrios de la ciudad.



Un repetitivo “eres picado” me saca de mi casa, en el callejón cuatro niños, entre ellos mi vecino, disputan una competencia fugaz. Todos conocen el trompo y sus trucos, todos son expertos en su medida.

Isaac Véliz (7 años), mi vecino, dice saber más que el resto, me habla del “tira y jala”, del “dormilón”, del “baile en la mano” como si fuera su lección oral. No le paro mucha bola hasta que comienza a demostrármelo, entonces SÍ que le creo, con todo y su lámpara de ser el mejor. “Solito aprendí, solo practicando” me cuenta entrecortado mientras corre tras el trompo en el aire para hacerlo posar en su palma derecha.

Alexander Bonilla (8 años) le sigue, sabe los mismos trucos, pero es más veloz, yendo y viniendo con su juguete dando vueltas en el aire, recorriendo un puente delgado construido con la piola. “En mi escuela nadie me gana, a todos los apaleo” le dice a sus amigos y les suelta con toda su fuerza el veloz trompo sobre los suyos.

Las cosas han cambiado, los trompos de madera son objetos clásicos, el plástico también atrapó a este juguete, que luce colores vivos y distintas formas, y un precio cómodo para su masificación.




“Dale Manuco, cara de tuco” le dice Isaac a Manuel Holguín (10 años), que lía su piola rápidamente sobre su juguete morado, luego lo lanza y falla, la piola es un problema, tal vez la técnica, siempre hay excusas para no hacerlo girar como se quisiera. Y mientras intento aprenderme, de tanta observación, los movimientos de sus manos, Joel (7 años, que jamás entendí bien su apellido) lanza su juguete sobre los adoquines del callejón, baila a lado de mi pie derecho y luego se desvanece en una grieta repleta de arena.

Les digo que antes de que continúen jugando me regalen una foto de los cuatro, que los haré famosos en la prensa, que tal vez los haga publicar en un libro, o los difunda en internet. Se emocionan, me alisto, los atrapo en la pantalla de mi cámara, luego los sigo en sus peripecias. Liar, lanzar, protestar, volver a liar y lanzar hasta conseguir el éxito. Todo he fotografiado.

¿Hasta cuándo seguirán jugando al trompo? Le pregunto a los cuatro, “siempre, nunca me cansaré”, “¡uf! hasta grande” me dicen coincidiendo en sus respuestas, ignorando que este juego se irá o los aburrirá. Quizás el nuevo álbum de Dragon Boll Z les interese más, tal vez alguien como yo les cuente sobre patinetas y patines, a lo mejor (y si la crisis lo permite) consigan Monopolio Ecuador y cambien las tardes soleadas del callejón por una sombreada sala donde una tabla, un dado y una historia complicada de compra, venta y embargues los hará olvidar ese objeto que hasta hace poco veían girar y salpicar trozos de plástico.






miércoles, 16 de septiembre de 2009

El amor y la soledad desde dos polos


Rossana es una psicóloga, una intelectual que todo pretende teorizar: la existencia, el amor, el desamor, la soledad. Una lectora y también escritora, la típica mujercita formal y antifemenina a la que la razón y seriedad pretenden sepultar. Es lesbiana, pero además de su ex pareja y su mejor amiga, nadie más lo sabe. Es una escritora que analiza al matrimonio entre un hombre y una mujer como base fundamental de la familia.

Su mejor amiga es María Rosa, es todo lo contrario: mujer corriente, coqueta, muy femenina para los hombres, resbalosa, casi una perra (para los que busquen una idea más precisa), obsesionada por la preparación de un soufflé, por el amor, abandono y desamor de su esposo.



Ambas son las representantes del amor desde dos faces: el heterosexual y homosexual, que conviven en este melodrama del grupo teatral de Portoviejo Contraluz que ha titulado Soufflé de rosas. Una obra cargada de clichés y prejuicios que buscan acertadamente mostrarnos un campo conocido: la homosexualidad, su aceptación y convivencia.

Rossana (Melissa Muñoz) y María Rosa (Juana Rosa Zambrano) brindan a los personajes toda la carga emocional necesaria para debatirse entre amigos, pacientes y lectores (Roxana) y esposo, madre y amigas (María Rosa). Problemática desesperada donde el amor -del tipo que sea- intenta ser el ultimátum para el dolor existencial. Donde el silencio y los secretos no pueden mantenerse ocultos y se exponen en el peor de los circos: la televisión (mediante un talk show que devasta al personaje gay y lo arrastra al juego de la contradicción)




Entonces los símbolos como un paquete de barajas (representación de que ambos personajes juegan por el amor) un ramo de rosas (signo arraigado del amor y la esperanza) un soufflé (el cambio y la superación individual) vuelven a la trama fácil en su desarrollo y sencilla en sus elementos discursivos: un alegato en defensa de vivir como mejor le plazca a una, a elegir el tipo de sexualidad que desee.

Obra entretenida (que sí, no escarba tan a fondo el tema del amor homosexual desde lo lésbico) que nos invita a reflexionar, que en momentos claves nos escupe los prejuicios que mantenemos ocultos y listos para soltar y que deja ver aún la influencia de sus maestros La Trinchera.

Las fotos son cortesía de Francisco Camacho.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Cine manabita bajo tierra


El reciente número (97) del periódico Ocho y medio, que por acá nos llega mediante el Macc cine, está reconfortante. Sí, por fin se está haciendo justicia con ese cine subterráneo realizado en distintas provincias y que solo se puede conseguir en los puestos piratas de cualquier parte. Es revelador este número que muestra a distintos productores y realizadores haciendo cine con presupuestos mínimos, conocimientos básicos de la materia y unas inmensas ganas. Así han funcionado muchas cosas en el país.

Me quedo con la entrevista a los cineastas choneros Fernando Cedeño (uno de los duros en aquel film popular llamado Sicarios manabitas) y Nixon Chalacamá (el Bruce Lee criollo -por sus actuaciones de lucha- que el mes pasado estuvo presentando en el Macc su película Tráfico y secuestro del presidente), con el informe de Miguel Alvear sobre el proyecto “Ecuador bajo tierra” (que presentará en Quito una muestra de este cine underground) y el acertado análisis de Patricio Burbano.




Cuatro películas Made in Manabí llegarán a Quito (que es como decir la cúspide de un trabajo nacido, sufrido, y desarrollado en provincia) Sicarios manabitas, El destructor invisible, Tráfico y secuestro del presidente y Barahunda en la montaña. Ahora lo malo es que estas mismas películas no tendrán su espacio en la cartelera local, me refiero a que en el mismo Manta (y por lo tanto Manabí) no se podrán ver estas obras. Es verdad que las dos primeras (Sicarios… y El destructor…) son best seller en los puestos de películas piratas y que una considerable población las ha visto, pero las dos últimas tal y como nacieron permanecen: subterráneas y desconocidas.

Lo que me hace recordar el trabajo de dos amigas titulado El cine en Manabí: una utopía con bases, que aparece en el próximo número de la revista libro Cyberalfaro, y que precisamente trata el tema de la fallida distribución nacional para películas de esta clase. De cómo se ha venido haciendo cine de bajísimo presupuesto y también como estos realizadores han encontrado las puertas cerradas en las salas que precisamente deberían darle el respaldo necesario.

Habrá que esperar hasta que la muestra de cine “Ecuador bajo tierra” se realice y nos enteremos del éxito o fracaso de las propuestas fílmicas. A que los trabajos investigativos en torno al tema empiecen a circular. Y sobre todo saber si las expectativas de estas obras calaron o no en el público.

Los fotogramas pertenecen a las películas Barahunda en la montaña y Un hombre y un río, cortesía de Carlos Quinto Cedeño.


jueves, 3 de septiembre de 2009

Soufflé para la tarde


Hace un buen rato que le sigo la pista (no tanto como en verdad quisiera) al grupo de teatro Contraluz, nacido en la UTM (Universidad Técnica de Manabí) y que de a poco va ocupando un lugar propio entre los otros dos exponentes representativos de la provincia: La Trinchera y Palosanto.

Tengo el privilegio de ser pana (de conversaciones, chupas y amanecidas) de una de sus integrantes, con quien al parecer me ha faltado más compromiso con su arte, puesto que la última vez que se presentaron en la ciudad no pude ser uno de los espectadores. Pero ahora no, estoy listo, armado de grabadora y papel para tragarme por entero el Soufflé de rosas (una obra a la que la inexistente crítica de Manabí no le ha dado el merecido trato) que presentarán a las 5 PM en la Sala de conciertos de la ULEAM.

Tengo unos datos breves de la obra: escrita por el dramaturgo guayaquileño Cristian Cortez, dirigida por Nixon García y Rocío Reyes. Y sobre todo que se trata de una obra galardonada con el Premio Nacional de Dramaturgia.

Mejor será que de deje de intentar analizar algo que aún desconozco y me vaya de una a ver la obra, tal vez mañana ya tenga qué decir. Aunque tal vez tenga demasiado que decir, porque en la noche Malayerba nos presenta nuevo trabajo y eso es otro acontecimiento para no dejarlo a un lado.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El regreso de Cañizares


Lo último que leí de Gustavo Cañizares fue 100 liras de amor (2002) desde entonces la prensa local fue su mejor aliada para recordarnos, en todos estos siete años, que aún no estaba jubilado, que sus cien jadeos no eran lo definitivo, que aún tenía mucho que decir y escribir para una ciudad, provincia y país que no ha sabido comprender del todo su propuesta. Hoy lo reafirma en El duro oficio de la poesía (2009) poemario corrosivo, provocador y sobre todo cínico. Que no solo se publica para perdurar la obra de su autor sino para alterar, entre otros blancos, al establecimiento literario local y provincial. Y eso ya es un gran riesgo y pericia justo para el aplauso.

Realizo sin anestesia
hemodiálisis del lenguaje
a los infectados
seudo escribientes de octavillas provincianas

Versos como estos (tan sencillos en su estructura y tan profundos en su sentido vital) son los que ponen a un poeta más allá, de la esa raya invisible, del montón.

Y es que su poesía, tal y como lo afirma en el poema que da nombre al libro, “no es para los quejumbroso / ni aniñados comensales / de la sopita del amor. // No es para los lloriqueantes / hermafroditas de la simetría versal. // No es para pusilánimes, / sin fibra ni dulzura lunática. // No es para los mercenarios / mercachifles del verso / y la palabra subastada. // No es para los aventureros / sin patria lingüística / ni hembra literaria”. Sino para lectores abiertos a la lírica surgida de ese matrimonio detestado por muchos: inspiración y trabajo, donde el último debe imponerse implacablemente sobre el primero.

Los versos de Cañizares son humor en sobredosis, precisa para viciosos poéticos, pero no recomendada para tembleques sometidos. Es un juego de cuchillos oxidados lanzados sobre el gracioso y acartonado entorno en el que respiramos y sobrevivimos, que pone en ridículo una y cuantas veces sea necesario el manifiesto más importante para todos: la vida. Y aunque el autor nos diga implícitamente: para qué tomársela en serio, cuando la poesía está menos corroída, preocupada y desinhibida, lo suyo es tomarse demasiado en serio la vida, jugársela por ella, sudarla y entenderla para saber y explorar sus lados flojos y de ahí prenderse a carcajada limpia.

El duro oficio de la poesía no es “quimera, / palabrería indescifrable; / es real, / terrestre, / humana, / de carne y hueso.” Es poesía justa a la medida de nuestra convulsionada actualidad.

martes, 11 de agosto de 2009

Accio desde el anime

En un anterior post escribí sobre la poesía de Arturo Accio (Guadalajara, 1975) un poeta y narrador del que había leído varios de sus poemas enviados a mi mail, hasta esos meses atrás me delataba a un escritor interesante. Ahora que ya tengo varias de sus obras, que las he leído, releído, subrayado y también escuchado (desde su libro en CD room La armonía del infierno, 2007) sé que no estaba equivocado, Accio es la clase de poeta que sabe contar historias, sus versos son la vida comprimida de muchos que como él hemos dejado de ver el mundo desde lo positivo, dejando a un lado la amargura por no pertenecer a los seres dichosos, y contemplamos esa burbuja prohibida con una sonrisa burlona, viendo todas aquellas disparatadas cosas que le ocurren a miles, pero siempre conscientes de que se trata de la vil broma de la vida.




En otra oportunidad escribiré sobre sus libros (sobre todo de esa adsorbente antología Vagabundo de la oscuridad o de aquel original Mutilaciones espirituales) por el momento me inquieta compartir Las no menos interesante aventuras de los chicos melancólicos (Umbral editorial, 2008) una pequeña obra de a penas 32 páginas pero que al igual que en sus anteriores títulos es vivificante, corrosiva, latente en cada línea.

Y es que Accio es de aquellos autores que sabe como llegar (nichos arcanos a los que apunta), y volver historias cursis y sombrías en melodramas divertidos, con mucho y desbordante humor negro, siempre llevado al extremo de la irracionalidad. Por ello es que la fatalidad marca esta obra, pero no una fatalidad típica sino aquella que busca una ruta menos seria y opta por la tragicomedia, ese burlesco retrato de la desesperación de sus personajes, matizado con todo el surrealismo heredado del anime (el libro incluye en cada micro relato el respectivo dibujo).

Como no podría ser de otra forma comparto una de las historias, Buenas amigas:

Se divertían tanto juntas en el internet
que buscaron un conjuro
para permanecer unidas eternamente on line;
una vez algo las escuchó
y dejó atrapadas sus
almas en el youtube.

lunes, 3 de agosto de 2009

La soledad en zigzag


Carlos Luis Ortiz (Alausí, 1979) es uno de los poetas contemporáneos que Ecuador posee, parte de esa productiva camada de escritores que no dan tregua al tiempo y año tras año logran subir escalones en el depredador entorno de la literatura nacional. No solo difundiendo sus obras sino demostrando que, además del alcance: local, nacional e internacional, existe trabajo y cada vez mayor madurez.

Zigzag del solitario (2006) es el primer poemario de este autor, el cual recién hace dos semanas me llegó. Esta obra forma parte de la colección que sacó adelante el ¿desaparecido? colectivo quiteño Machete rabioso (lo último que se supo de ellos fue que “no estaban muertos” pero que a partir de una composición selectiva de fotografías demostraba que “ahora sí lo están”).

Poemario desesperanzador, con los recuerdos volviéndose puñados de venas por donde el pasado en distintas ramificaciones se presenta nostálgico. “El pasado me destruye” dice la voz poética, que avanza herida, con una llaga que no cierra, dejando en cada página trozos de vitalidad estampada en cada verso: “Soy quien alberga más de un dolor”.

Ese dolor vuelto multiformes escenas dentro de una ciudad que ignora a su habitante anónimo, a su artista que cree fervientemente que nadie lo reconocerá, ni la noche, ni sus dementes rondando tras el vacío que les pertenece (por ello el tributo a la soledad como compañera alternativa). Ahí, en esa nada agobiante, se desplazan estos poemas, incontenibles en sus metáforas (“Enciende la luz / la soledad necesita mojar su rostro con el brillo”), abrumador en sus confesiones a esa urbe que devasta y a la que se es difícil dejar: “Terrible / así te quiero / y es pesado el tiempo aún en ti”.

Zigzag del solitario es la huída desesperada de la voz poética por dejar atrás un pasado. Es la garantía del padecimiento consumido (y tal vez no acabado por ser un tema al que siempre se volverá) desde su condición urbana. Ortiz no solo ha escrito un testimonio nostálgico a su pasado, sino también el retrato oculto de cientos y miles, que como él zigzaguean en busca de la liberación de los otros, sus ciudades (su representación y acabose) y de sí mismos.

Poetas internacionales en Manta


Para los manabitas agosto desde hace seis años se convirtió en la sede del Encuentro Internacional de Poetas, un evento literario que desde el principio llamó la atención por la cantidad, variedad de registros poéticos de los invitados y lo itinerante, especie de caravana recorriendo algunos cantones de Manabí. Hoy la travesía continúa, pero con un importante cambio, el encuentro ya posee un nombre, y no cualquiera, como justo homenaje póstumo y reconocimiento a una labor literaria de ahora en adelante se conocerá a esta cita como Encuentro Internacional de Poetas Luis Félix López.

Su artífice, el escritor Horacio Hidrovo Peñaherrera, ha logrado que este encuentro internacional llegue a su número VII. Congregando a poetas latinoamericanos y locales. Convirtiendo a Manabí no solo en la provincia rica en folklore, teatro, danza, cine hecho a la brava, sino también ensalzándola como la provincia acogedora de poetas de otras geografías.

La inauguración será el próximo viernes 7 de agosto a las 18h30, en la sala de conciertos de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (institución que auspicia este encuentro año a año). Como en los anteriores encuentros se podrá adquirir las obras de los invitados, además de la producción literaria que el Departamento de Promoción y Difusión Cultural de la ULEAM edita.

jueves, 30 de julio de 2009

El Cuervo en su primera edición

La creación y difusión de revistas electrónicas está en auge, eso me dice el correo electrónico al ver las invitaciones a bajar estas revistas. Veo el lado positivo de todo esto: la difusión de textos que están condenados al localismo, veo la salvación para ellos, el recorrido lejos de aquí donde el olvido no los atrape.

Es en este acelerado acontecer de revistas virtuales que me encuentro con El Cuervo, una revista argentina, cuyo editor y diseñador Lucas Vallejo, intenta continuar en la línea que ya ha hecho suya Paolo Astorga en su Remolinos.

El primer número de El Cuervo comprime un interesante compendio de poesía, narrativa y artículos de escritores latinoamericanos y europeos. 73 páginas que nos guiarán hacia voces nuevas (o desconocidas para muchos) y otras ya conocidas en este ámbito.

El Cuervo recién empieza a dar sus primero picotazos, es solo cuestión de tiempo para que logre un merecido lugar dentro de las publicaciones de esta clase. Bien por Vallejo que decidió crear este medio alternativo. Desde este espacio le seguiremos la pista, mientras comparto con los lectores la dirección del blog en donde podrán acceder a bajar el primer número.

http://revistaelcuervo.blogspot.com


miércoles, 15 de julio de 2009

Abril Rojo, El justiciero y más sangre para Manabí


Anoche acribillaron a Mauricio Montesdeoca, alias El Justiciero, un personaje que no solo logró darse a conocer en Manabí sino en todo el país. Una especie de Charles Bronson en El Vengador; un tipo polémico y respetado.

Sé que este blog es más literario y que poco o nada tiene que ver con asuntos de crónica roja, pero la noticia de El Justiciero me ha remitido a Abril Rojo de Santiago Roncagliolo, aquella sangrienta novela que absorbe y nos va recordando los horrores a los que los ciudadanos estamos expuestos. No solo del contexto del autor (Perú en los ochenta y a inicios del siglo XXI) sino en todas partes del planeta. La violencia no tiene reparo, ni es selectiva, aparece donde menos se la invoca.

En Manabí no existen núcleos guerrilleros atemorizando y masacrando a los ciudadanos, menos la fuerza policial abusando de sus derechos, pero está ese otro núcleo, también invisible, que nos acecha diariamente: la violencia, materializada en distintas y cada vez más aterradoras formas.

No creo que pierda la cordura como el fiscal protagonista de Abril Rojo, que me encuentre a mi amada desmembrada y sabiendo que su muerte es mi culpa. No, solo espero llegar a mi casa, donde me sé protegido y esperar a que la violencia en la ciudad llegue a un punto muerto donde se pueda caminar tranquilo sin creer que nuestro vecino en el bus, o el tipo que va tras nosotros mientras recorremos las calles, son victimarios en busca de gente como nosotros.

Cero Latitud en Manta

Como ya muchos saben Ocho y medio volvió a administrar las salas de los Macc cine, por lo tanto todos los festivales que se daban en Quito volvieron a incluir en su circuito a Manta, y aunque por acá el público sea escaso, es bueno reconocer que se está trabajando para que ya no sean solo una docena de espectadores refugiados en las tardes y noches los que se reúnan cada semana, sino que a estos se vayan incorporando otros, muchos, una legión de cinéfilos ansiosos por saber y sobre todo ver qué se está produciendo en Latinoamérica, en Ecuador y en el resto del planeta.

Mañana es la inauguración del Séptimo Festival de cine Cero Latitud, muchos ya están alistándose para la película de estreno, otros (los menos afortunados como yo, atrapados por el horario en una oficina) aguardando el fin de semana para darse una vuelta por la sala y apreciar alguna de las seis películas que se proyectarán en la ciudad.

Tres días para espectar títulos como: Sleep dealer (con la que se inaugura el festival mañana a las 19h30), El arriero, Turistas, La nana, Purgatorio y Dioses. Tres días para alejarnos de las novedades de momento en las carteleras de los Multicines (a pesar de que los títulos llamen para también darse una vuelta y estancarse en una de estas salas) y ser parte de este acontecimiento alternativo.

Para quienes deseen conocer más de este festival les dejo el enlace con la página oficial de la organización www.cerolatitud.com


lunes, 13 de julio de 2009

El vacío al que nos aferramos




Solo la piel se mueve
busca, rompe, desgarra.
El resto es una bolsa
llena de aire, de vacío.

Con versos de este calibre se abre paso Construcción del vacío (Ediciones Sarasvati, 2009) de Juan Secaira (Quito, 1971) un autor al que conocí como ensayista, explorando una parte de la obra de Humberto Salvador. Ahora en su papel de poeta, no decepciona, sale librado para entregarnos una obra intimista, cuya excusa de secretos de alcoba ahonda en esa parte de la existencia que acompaña a todo creador: la soledad, aquel vacío que atrapa y seca, aún entre multitudes. El poeta lo dice:

La soledad más cruda
tener a alguien al lado
y no sentir ni su hálito
ni pétalos ni arrullos,
únicamente la brisa pestilente
que corta nuestros rostros
ateridos ante tanta ausencia
en compañía.

Ese estar y a la vez no estar, ser parte del huracán y darnos cuenta que desde el centro todo pasa a nuestro alrededor sin poder hacer nada más que aferrarnos al lamento. Estos poemas, impactantes en varias de sus figuras, que esconden lo atroz de la convivencia, mostrándolo en breves secuencias, entre apagones de furia y resignación, son ese huracán que la voz lírica observa y reclama: “(…) estás, aún sin estar / Como la saliva, como el sudor, como la violencia diaria”.

Aquella construcción del vacío parte de él (la voz poética, o quizás el mismo Secaira desfigurado por el tiempo), lo envuelve, es su causa, su bulto vergonzoso que no esconde sino que contrariamente muestra para liberarse, para enfrentarlo cara a cara. Ese vacío donde los amantes cumplen el rito corporal, de fluidos, carne y poros abiertos, y se niegan a ir más allá de la fugacidad, porque allí el sentimiento aguarda para estropearlo todo, volverlo común y sobre todo agotador.

Lo fálico y sexual, son los mejores símbolos con los que el poemario se arma, en ellos la vida y decadencia encuentran un canal expresivo acorde y desenfrenado para la fugacidad de las relaciones: “(…) sus flechas, ahora lánguidas y flácidas, no llegaron nunca más a ser disparadas piel a piel. El hombre prefirió guardarlas en su cinto y aguantar su derrota en soledad”. En ellos el amor y la amistad no combinan, porque se los evade, estorban en las páginas y estorban en la realidad, o en una gran parte de ella: “Después de la lucha espermática, otro ambiente nos cobija, y separa nuestra amistad”.

Construcción del vacío es un tributo a la soledad, a esa ausencia de legiones, donde las únicas formas de sobrevivir es hacer todo lo contrario a la norma: hiendo cuesta abajo, sin complejos, tocar fondo, ser del vacío una hilacha más, hasta más no poder; su autor estuvo allí y ha salido, este poemario es el mejor testimonio de ello.

viernes, 10 de julio de 2009

Una noche para dos


Sería muy pedante si dijese que la presentación de anoche de los libros El aullido de las moscas de José Núñez del Arco y Bloody city de mi autoría, fueron un éxito. No lo fueron en el sentido de la convocatoria, pero sí se ha irrumpido en una ciudad y provincia demasiado apacible en cuanto a su literatura (aunque para los que no sepan Pedro Gil y su gallada de talleristas también van de nuestro lado, dándole duro a todo el convencionalismo que asfixia por acá).

Sé que José esperaba algo “diferente”, tal vez algo parecido a Guayaquil, pero los escenarios son distintos, las formas de apreciar el arte, hasta el más extraño, absurdo y sangriento como el que proponen las dos obras.


Como responsable de Marfuz Ediciones me siento bien, se ha dado el primer respiro público, y hasta ahora todo ha ido marchando sin mayor contratiempo. El que el público interesado en este momento sea mínimo, es normal; el que los libros se vendan de a poco, también. Aunque confieso que hubiera preferido una sala llena, con un público enérgico dando tumbos para apreciar este suceso, pero es un anhelo que en Manta solo podría darse (y se ha dado) si se presentara con su “excelente” repertorio “La Vecina” o volviera el circo de “El Cholito”. Así estamos en este puerto.

En un próximo post incluiré las lecturas de las escritoras Diana Zavala y Yuliana Marcillo, que apoyaron, cada una con sus apreciaciones individuales al respecto de los libros.

Mañana sábado 11 (a las 3 PM) se presenta el Aullido de las moscas en la Expolibro, toda la energía positiva a José, y aunque no pueda estar en este acto que me compromete, espero una mejor aceptación de su obra por allá.

Aún falta mucho por promocionar, pero en este agitado julio, con los ojos culturales del país, fijados en Guayaquil, me parece suficiente.


viernes, 26 de junio de 2009

Arturo Accio: vagabundo de la oscuridad



No estamos solos, hay muchos, cientos, miles de poetas y narradores, colegas clandestinos, retratándose en sus historias, inventándose en las más disparatadas situaciones, en aquellas vivencias comunes y pegadizas a los lectores, andando por lo bajo, por ahí donde andamos muchos, quitándose las máscaras, enseñando piel, arrugas, lágrimas, mostrándose tan cercanos, como panas de años compartiéndonos sus secretos, sus jodas, y también de cómo los han jodido.

Arturo Accio (Guadalajara, 1975) es un poeta mexicano que no constaba en mi lista de autores leídos (sé que aún cientos de otros como él me esperan en algún espacio alterno que ignoro). Ha sido estupendo descubrir a un autor que me ha hecho tener fe nuevamente en la poesía (después de escribir y publicar todo un libro lo que menos tiene ganas de hacer uno es empezar el siguiente). En saber que más allá de la poética que uno intenta mantener se encuentra el mundo no tan feliz pero tampoco tan trágico como el que nos ha acompañado desde el inicio. Eso es importante.



Los títulos de sus poemarios (Poesías Negras, La Sinfonía de los Perdedores, Poesías Muertas, Bisturí, Electro Shock y Vagabundo de la Oscuridad) pegan, dicen mucho de ese poeta que se nos avecina como asesino con puñal oxidado tras nosotros o peor aún de frente, sin miedo, arrecho en su acometimiento. Así leo la poesía de Accio, sin frenos, desbocada, en pendiente, llevándose por delante a quien se haya aferrado a las historias rosas y finales de telenovela. Lo suyo es mostrarnos lo que muchos vivimos, la realidad que nos acompaña en cada paso, y que muchas veces se nos escapa hasta que alguien como él lo hace, lo escribe, lo sufre.

Leí algo que nos puede acercar mejor a la obra de Arturo: “La poesía de Accio más que sonar agria o triste es cruel y dura, a la vez que refleja los pensamientos oscuros de la juventud actual que se llena de miedos al envolverse en caparazones de mentiras y realidades que conducen al suicidio mental continuo”. Los dejo con tres poemas inéditos (de los muchos que me ha enviado) y la dirección de su página http://mx.geocities.com/arturoaccio/inicio para quienes deseen conocer más de este autor.

DEMOCRÁTICO
Las mujeres feas, gordas, viejas,
al igual
que los hombres, feos, gordos, viejos,
se masturban en soledad.

Los modelos sensuales de las cigarreras
vacían en el inodoro su vómito,
llenan sus cuerpos de arrepentimiento,
lloran porque no son amadas como quisieran.

Y yo sonrío
y tú sonríes al pensarlo.

Ya que nosotros somos los que miran
a través de la paredes
hablan con las grietas del techo
durante la madrugada de este miércoles.


POR UN POCO DE INSPIRACIÓN
Ella lo sabía
igual parecía importarle y no importarle a la vez

leer le aburría
el simple hecho de ir a un recital le espantaba
se sentía expuesta

sólo hasta que la dejé de ver
escribiría algo
eso le prometí

A cambio de eso
durante un par de semanas fue todo sexo,
mucho,
absurdo,
desinhibido

Claro que hubo idas a cenar
un poco de cine
y el tedioso ballet

Una noche al dejarla en casa de un amigo
al minuto de arrancar me llegó un mensaje al celular
afirmando que ahora tenía de nuevo mucho de que escribir.


BELLEZA BIZARRA
Mi amada pálida
¿Cómo dejaré de pensarte si siempre está nublado dentro de mí?
si con tus dos únicos colores me has dibujado en la mano
la forma del mundo entero dentro de un corazón a la mitad
que recibe un golpe casi letal siempre

mi cielo está lleno de las cicatrices en tus brazos,
de las quemaduras entre tus dedos

espero que nadie desee estar cerca de ti mucho tiempo

eres tú
una melodía echa en la mente del abismo irreflexivo
eres tú
la brillante noche que cubre mis días melancólicos

Te busqué en un mar tan inmenso
en un mundo para mí horrible/hostil
con el temor latente de perder/disolverme

el cariño de una navaja incendia mi alma
la violencia de tus actos tranquiliza mi cuerpo

tonta
pequeña tonta

sé que lo sabes

ni tú
ni yo
podemos dejar de hacerlo

te extraño como un loco cada vez más
anhelo la autodestrucción como tú anhelas la inmortalidad

infusión de mandrágora
colage de aves que nadan en el ártico

cuando estoy contigo pertenezco al club de los hombres felices
de los imbéciles que se dan por vencidos satisfechos
quisiera poder borrar lo que me empeñó en remarcar pero no puedo

aunque en un momento ya no quiera que existas
y tú también desees borrarme
te prometo todos los momentos quererte un poco menos
pero nunca lo suficiente
como para dejar de amarte.



lunes, 22 de junio de 2009

Qué nos queda después…

Acaba de salir mi último trabajo poético, debería estar feliz, y lo estoy, ha sido complicado lograrlo, vivirlo, sentirlo, escribirlo, corregirlo… pero algo me falta, algo se ha ido a la imprenta y ha quedado atrapado entre aquellas páginas, esos fragmentos exagerados de vida compuestos en poemas, esas figuras cubiertas de sangre, rellenas de miedo. Debería estar feliz, y hasta la semana pasada, ayer y hace cinco minutos antes de escribir esto lo estaba, ahora no sé.

Mi esposa espera (como muchas de las esposas de escritores, supongo) que el libro se venda y que no termine regalándolo, que llegue a las librerías del país, que incluso hasta salga de Ecuador. Me cuesta desencantarla de su anhelo, de mostrarle la jodida realidad en este tema de la distribución de libros. Pero me alivia saber que no dependo de la venta del poemario para mantenerla a ella y a mi hijo, porque desde una ciudad sin librerías y con pocos lectores la cosa sería (y lo es) dura de lograr.




Como me suele pasar cada vez que leo mi nombre en algo impreso, me he refugiado en todo el rock que esté a mi alcance, no, miento, no en todo el rock, sólo en Anathema (sigo atrapado con ellos y quizás el que no haya ido a su presentación en Quito sea otro punto para el vacío actual) y aunque gire una y otra vez en los diez temas de A natural disaster no podría consolarme mejor o ausentarme de la peor manera de lo que me pasa.

Por el momento espero encontrarme en la situación de Bruno (el personaje de El Perseguidor). No en la de lidiar con el existencialismo de un saxofonista talentoso pero caótico, sino con esa parte que en este momento más me importa: su libro, aquella biografía acelerada, su éxito. Saber que “mi mujer está encantada con la noticia” no de una segunda, tercera o cuarta edición, sino de la venta, del agotamiento de la obra, del éxito en nuestro medio, ese sencillo pero satisfactorio objetivo para uno.

miércoles, 17 de junio de 2009

Un autor underground




A José Núñez del Arco de la Cuadra, el tipo de los apellidos largos, de caminar pausado, rostro zanahoria, palabras sarcásticas y medio con pinta de gótico, más se lo conoce en su ciudad (Guayaquil) como fotógrafo y poco como narrador. Para muchos resultará asombroso saber que este personaje que ronda las calles de esta ciudad con su cámara en mano es autor de aquel descomplicado y cien por ciento libro de terror titulado El aullido de las moscas.

Sí, El aullido de las moscas, un título llamativo que esperemos los lectores sepan encontrarle aquella chispa que le encontré la primera, segunda y décima vez que lo leí. No son historias convencionales, nada de situaciones cotidianas, lo que se encierra aquí es la confabulación increíble de la tradición del horror en la línea de autores que han hecho escuela.

Lo suyo es la sangre, personajes lorenzos, escenarios lúgubres, y tramas que hasta nos resultarán recordables en nuestra travesía por apreciar películas de terror. Así se presenta El aullido de las moscas, como un referente, un punto en donde algún momento vimos y temblamos.


Para los lectores de la línea del terror y horror será la obra que les hacía falta en su biblioteca, a la que se volverá una y otra vez hasta que las páginas queden manchadas de sudor, la pasta rajada de tanto releer y las historias impregnadas dentro de uno hasta que transferidas en pesadilla se apoderen del todo de cada valiente enfrentado a estas páginas.

La obra se presentará oficialmente en la Feria Internacional del Libro que empezará el 10 de julio (aún no sé la fecha, pero cuando lo sepa seré el primero en compartirla) y a partir de la próxima semana empezará a circular en Guayaquil. Desde ya felicitaciones a José por la publicación de su ópera prima.


jueves, 4 de junio de 2009

Cine club y Eurocine


Cine club universitario en Manta
Fidel Intriago es el actual promotor cultural del Macc cine en Manta y Manabí, es quien amablemente me ha compartido una volante de la convocatoria que lleva adelante esta sala de cine para incorporar más espectadores en sus funciones. El objetivo crear un cine club universitario donde se pueda ver, dialogar y conocer sobre cine. Para saber más acerca de este proyecto me puse inmediatamente en contacto con él y le crucé algunas preguntas, a continuación sus respuestas:




Desde tu perspectiva ¿cómo ayuda un cine club al desarrollo del espectador o cinéfilo?
Al hablar de cine club estamos hablando de un espacio de aprendizaje, un espacio cultural. Un grupo de personas reunidas en una sala de cine mirando cine, opinando, debatiendo, consensuando, aprendiendo, envolviéndose de esa extensa sábana del séptimo arte es desarrollo, tanto como individuo, como espectador y más como cinéfilo. Y no sólo eso, el desarrollo es total, veamos las ciudades que han progresado, en todos los ámbitos, poseen varios espacios para la crítica, para la verdadera visión de las estructuras artísticas de una película, han hecho escuela, entonces porqué no tener uno nosotros, aprovechemos que aún no hemos logrado un público que aprecie el verdadero cine, estamos a tiempo, esa falla veámosla como una oportunidad y el cine club es una de ellas.

¿Qué motivos te han llevado (en nombre del Macc cine) a llevar adelante esta necesidad?
Siempre estuve interesado por lo que otras ciudades hacían en cuanto al cine, y en eso me topo con el cine club de la casa de la cultura de Quito, asimismo en la de Guayaquil, y también en una universidad en Loja, entonces me pregunté qué hay que hacer para tener uno nosotros, para ese tiempo estaba terminando el colegio y buscaba algún indicio por si se iba a hacer en Manta o Portoviejo, pero nada, ya en la universidad busqué la forma pero aún no la encontraba. Gracias a dios se me dio la oportunidad de estar en el Maac Cine, el espacio propicio para hacerlo, y no iba a desaprovechar la oportunidad, así que aquí estoy tratando de cumplir mi "capricho", ojalá que todo salga bien, no se pretende que sea perfecto, pero sí que sea un cine club que cumpla los objetivos planteados y por su puesto cubra las expectativas del espectador.

¿Es necesario un cine club en Manta y Manabí?
Si Manta estaría como Portoviejo en el manejo de lo cultural a simple vista se podría decir que no, y no lo digo en forma peyorativa para mi ciudad la capital, pero está claro ya que Manta ha avanzado en lo artístico, ha sido privilegiada, posee un teatro, una sala de cine y artes escénicas y otros espacios libres son utilizados para diferentes manifestaciones culturales, que si son necesarias sí, en toda ciudad, pero en Manta al poseer los espacios requeridos se vuelve indispensable, una condición básica, porque si no aprovecha esos espacios ahora no los hará nunca y el arrepentimiento no sirve de nada, y Manabí ya no está para arrepentimientos.

¿Cuáles serán los beneficios que encontrarán cada uno de sus miembros?
Al ser un cine club que nace casi de la nada, dependerá de cada uno de sus miembros para mantenerlo y fortalecerlo, el objetivo es que trabaje de manera independiente, se elige una directiva y esta se encargará de elegir la temática y por ende la película, los invitados al cine foro y los que proporcionarán la información adecuada a los miembros del cine club, para esto el Maac proporcionará una lista de películas dividida en temáticas, y brindará al cine club todas las facilidades, pero las decisiones son netamente del cine club, entonces al ser así los miembros no la verán fácil, la cosa es que exista movimiento, que los miembros se mantengan interesados y no sea un simple acto de asistir para ver lo proyectado y nada más, si no existe la interrelación entre todos los miembros no se está haciendo nada, pero todos esos errores habrán que corregirlos a tiempo, concomitantemente habrá cada cierto tiempo clases de apreciación cinematográfica, no se pretende que el cine club sea flor de un día sino que sea algo permanente que se convierta en parte importante de la ciudad, donde todos saldremos beneficiados.

¿La clasificación de “Cine club universitario” quiere decir que sólo se aceptarán a quienes tengan relación con la universidad?
Sólo es un nombre, pero el objetivo principal es captar a los jóvenes y la gran mayoría de esos jóvenes de Manta confluyen en la ULEAM, de ahí el nombre pero todo aquel que está interesado puede acudir, sé que algunos maestros están motivados, las puestas están abiertas.

¿Este cine club ayudará a sus miembros, más allá de relacionarse con el cine mundial, a reconocer su cine, en este caso el que se hace en Manabí?
Ese es uno de los principales objetivos, no se pretende cerrarle al cine de Godard, Tarkovski, Kubrick, Wells, y los demás exponentes del cine. Sino abrirse a todo el cine, porque el cine es universal, y en Manabí se hace cine, lo mismo da que Scorcerce fuera de China y Fernando Cedeño de New York. Se hace cine, hay que verlo, algo nos quieren decir los realizadores y nosotros los espectadores queremos escuchar.



Eurocine, desde el 11 de junio
Y volvemos al Eurocine, después que Ocho y medio cogiera a cargo la administración del Macc cine, tanto en Manta y Guayaquil, se han reanudado el circuito de este festival. Muchos por acá están ansiosos de ver qué prometen para este año, otros (una mayoría) aún ignora que exista algo llamado Macc cine.

El festival, según el afiche oficial, empieza desde hoy 4 de junio en la capital, pero en Manta no será la inauguración sino hasta el próximo 11 de junio, donde se estrenará la película alemana Flores de cerezo.

Así que pilas cinéfilos manabitas Macc cine nos espera, algunos de los títulos serán: En las nubes; Irina Palm; Azuloscurocasinegro; Vitus; Mi estrella; Absurdistán; Orfeo; Warchild…