martes, 15 de octubre de 2013

Coge la flor del día


Y Saul Bellow me deja subrayados esta noche:

"Debo ser un auténtico imbécil, seguir aquí sentado oyendo unas historias tan absurdas. Me parece que soy una víctima de la gente que habla de las cosas más profundas de la vida..."

"Seas lo que seas, siempre resultas ser como no es debido"

"De modo innato, la hembra sabe dejar inválido a un hombre enfermándole de culpabilidad"




jueves, 3 de octubre de 2013

El señor de los cuentos





El señor de los cuentos. Las historias perdidas de la mitad del mundo (2011, El lagarto azul) de Fausto Ramos, es un libro que ha pasado desapercibido, que no ha logrado mayor impacto entre los medios y los lectores, sin embargo desde mi apreciación, es una obra que merece no solo tener una mejor difusión en Ecuador, sino que debería volverse material de lectura para estudiantes. ¿Por qué? Porque en esta obra las leyendas, mitos y tradiciones del país, no solo son esas historias terroríficas con moraleja incluida, sino que van más allá, contándonos historias en específico donde sus personajes son parte de la cotidianidad.   

Los signos sobre el pasto, La bruja de san Bartolomé, La laguna misteriosa, El diablo danza como el viento, La guaca, San Biritute, La tzantza, El tesoro escondido, Las brujas del norte (incluso esta historia da para el desarrollo de una novela), son mis títulos preferidos.  

Todo porque en esta obra hay trabajo, uno que a partir de la investigación de su autor, denota su capacidad de fabular, de hacer que cada una de estas historias impacte, perturbe y sobre todo haga que el lector alucine y ya no distinga entre el mito y la realidad.

Así el mérito de El señor de los cuentos está en cada una de sus historias, en su recorrido por el Ecuador mágico y oscuro, en la ensoñación, sacrificio y también resistencia de sus personajes.  

martes, 1 de octubre de 2013

“Recuerdo que dolía. Mirarla dolía”

Escena de la película Stuck in love.



“Recuerdo que dolía. Mirarla dolía” dice Rusty mientras la contempla en el aula de clases, y ve las gotas de sangre que caen de su nariz manchando su mano. Soy él, fui él, una especie de él, una sombra de él, una réplica separada por la geografía, otro pequeño y desconocido imbécil enamorado, uno que desechó la posibilidad de finales felices.

Pero Rusty es el muchacho que desde este presente odio, pero entiendo en aquel pasado compartido. Rusty es un marica que le falta mucho de la frialdad de Samantha, su hermana. Y sobre todo la esperanza romántica de su padre. Sin embargo desde él me proyecto.

¿Por qué tanta cháchara lloricona?, por Stuck in love (2012, Josh Boone). Por esta historia donde Rusty lee con fanatismo los libros de Stephen King, donde escribe poemas y cuentos que a pocos parece interesar, por querer vivir, solo por eso.    

Me vuelvo a reconocer en sus personajes (en cada uno y parte de ellos): juntando las palabras que con los años he ido acumulando en distintos lugares de mi casa: cuadernos, libretas, agendas, hojas sueltas, archivos en mi computadora. Toda mi vida dispersa. Rompecabezas de vida. Vida fragmentada. V-i-d-a.