martes, 31 de mayo de 2011

Ciudad y oscuridad desde la poética de Mayarí Granda Luna



Antecedente poético
Mayarí Granda Luna (Quito, 1977) es hija de los poetas Euler Granda y Violeta Luna, dos referentes de la lírica ecuatoriana del siglo XX. El ambiente familiar influenció acertadamente a Mayarí (no hay texto que confirme esta aseveración, pero la poesía -la de sus primeros trabajos- así lo descubre) tanto en la línea literaria como en el ambiente cultural, lo que derivó en la creación poética, que a partir de esa doble influencia logró una voz propia.

Palabras con el eje roto
Su primer poemario es Palabras con el eje roto (1995, SINAB) donde la voz lírica denota preocupación por cuestiones sociales, y deja entre ver uno de los escenarios que se volverán recurrentes en su obra posterior: la ciudad, donde los conflictos partirán de la observación y vivencialidad, a veces con un tono de impotencia y otras reforzadas de ira. Leámos dos poemas:


Círculo vicioso

Estamos acostumbrados
a ver morir gente como moscas,
esquivamos nuestro rostro
y volvemos a caminar
en ese círculo vicioso
husmeando entre mostradores
y cristales abarrotados
con tu vida comercial,
cin tu vida pornográfica,
con tu soledad pintada al último hit de la moda,
y tú tras tu artificio.
Estamos acostumbrados a la regresión,
A un sol con cosméticos,
A una noche con estrellas de lata,
Acostumbrados a este aspecto externo
Y a vivir
Nuestra irreal historia de telenovela.


Lunes

I
Los lunes vuelvo a retomar las ideas,
vuelvo a sorber el café
con ese sabor del desaliento,
vuelvo a caminar con el trajín,
con el apuro,
con la ciudad ardiendo
por el sol que abre sus grandes ojos
y los posa encima
como todos los lunes
de cualquier año, de cualquier historia,
de cualquier tiempo.
Vuelvo a sumirme
en días y risas prestadas.

II
Me pongo la máscara.
Subo a escena, repaso el papel,
busco algo, un sol, un silencio.





Noctívago
En Noctívago (1998, CCE) nos encontramos con una Mayarí más madura, con una poesía más agresiva y comprometida con la denucnia social, con el desvelamiento de la problemática urbana que la agobia y que es motivo poético. La urbe vuelve a ser el escenario en el que el personaje poético transita y contempla con estupor y rabia la irracionalidad humana desde distintos dramas.

Ciudad II

Ciudad de muerte:
como odio tus lindas luces,
tus pulcras paredes,
tus intactos edificios de hormigón.
Como odio tu cielo artificial
enbmarcando nuestro espacio ajeno,
como odio tus políticos,
tu basura, tu silencio.
Tu sollozo entrecortado
por el ruido de autopistas,
como odio tu silueta de viuda negra,
tu gemido incesante
de enormes máquinas y sierras eléctricas.
Como te odio ciudad demente.


Insomne taquicardia

La noche se agiganta
chorrea sobre mi alma
sus manjares nocturnos.
En el silencio
ideas me torturan,
me atrapan por los cabellos hasta incendiar mi
mente,
hasta volverla una sola explosión
de flores y palabras;
una masa dúctil al aire,
estirable hasta la nada,
ideas noctívagas
jugando con mi cabeza,
pateándola,
haciendo que ruede entre sus manos y risotadas,
gritándome,
rompiendo mis minutos.
Entre sonidos huecos
espero que el insomnio
me cubra con su manto.






Desvaríos de ciudad
Deben transcurrir siete años para su nuevo trabajo poético: Desvaríos de ciudad (2005) que aparece con el sello independiente Decapitados (como un nexo entre metal y literatura que promueve su banda). La urbe es el espacio alucinado y caótico en el que la voz lírica denota múltiples historias donde el desencanto se torna puño enfurecido:

No sé como mi cuerpo soporta el hacinamiento,
la incisiva burla.
Cada noche me sorprende mi excelente actuación,
mi fingida máscara de mesura.
(En el circo, pág. 4)

Existencialista por demás, la poeta revela su desencanto por lo que muchos llaman Dios:

Dios habita mis alucinaciones,
mis sueños sangrientos,
donde solo existen cadenas,
donde grande muros se levantan,
donde falta el aire.

(Dios es un suicida, pág. 16)

Pero la ciudad persiste, la voz lírica la recorre y consume con bocanadas profundas. Nada más lejos de ella, nada más en sus entrañas de acero y asfalto. Nada más para remover el enfoque lírico y su sentido emotivo.

Desvaríos de ciudad

Cuando me pierdo por la ciudad,
sueño pájaros
pájaros que se suicidan
lanzándose desdelas cornisas sin intentar volar.
Sueño alacranes
que con su propia ponzoña se decapitan,
sueño bestias feroces
que se degluten entre sí,
y cuando me sumerjo en lanoche de obsidiana
desde el fondo del silencio
miles de alas se despliegan.
La oscuridad es una enorme gárgalo
que vigila desde lo alto.
Cuando camino por la ciudad
sueño niños muertos,
mujeres que se lanzan bajo las rieles del tren,
sueño gritos.
Cuando camino por las calles de esta ciudad,
sueño que subo a un octavo piso
y me lanzo en picada
sin intentar siquiera abrir las alas.






Con una gillete en la lengua
Con una gillete en la lengua (2008) fue su penúltimo poemario (actualmente circula su reciente publicación) y el más vinculado al metal. En él su autora fusionó su concepción vital con la artística, así poemas explícitos deciden ser los argumentos contestatarios a un sistema social y sobre todo clerical que se cae a pedazos.

La pus de la mentira

Hay días en que toda la pus
del desengaño sale a flote,
días en los que se ponen
en evidencia las pútridas intenciones
de las personas.
Días en los que resulta imposible
ignorar todo el hedor,
días en que me ahogo
entre las aguas turbias de la mentira.
Celebro que las personas
despedacen sus biblias,
celebro su liberación,
el prójimo no es más que un depredador,
más que un asesino carroñero.
Hay días como este
en los que refloto
entre la falsedad…
Mientras miro
como las paredes de la iglesia
y su fe de tontos van cayendo.


Rock fashion

La élite de la cultura,
la crema,
la nata podrida del rock,
l@s músicos irreverentes
dueños del arte,
de la muerte,
dueñ@as de toda la basura
corrompible del dinero…
esto apesta a caucho
a plástico quemado.
La crema del rock
la nata podrida de los niñ@s bien,
embriagándose con los orines de los dioses.