viernes, 30 de julio de 2010

Rockear es vivir



¿Qué hacemos cuando nuestra banda, panas con los que iniciamos un sueño-proyecto musical nos dan una patada en el trasero y nos relegan por fama, dinero y una vida frívola? Lo más correcto sería, al puro estilo Dave Mustaine, crear nuestra propia banda, más veloz, más original, superando en todo sentido creativo a la que nos rechazó. Eso sería lo correcto, pero cuando nuestra amenaza queda sepultada por 20 años de apacibilidad, de apegarnos a las reglas que tanto rechazamos en la juventud, es fácil decir: todo acabó.


Este es el prólogo en la vida de Fish, ex baterista de Vesuvios, banda de glam iniciada en los ochenta y de fama mundial. Fish los odia, detesta su gloria repetitiva y arte en decadencia, quisiera matarlos uno a uno, cobrar venganza, decirles que su vida es una basura, que sus sueños quedaron en la barra del bar donde el mánager le dijo que ya no era parte de la banda.






Pero en cambio decide ayudar a su sobrino en el “acolite” de la batería y este reencuentro que logra despertarle la bestia rockera que aguardó desesperadamente durante 20 años. Y ya no hay vuelta atrás, el rock vivió con él, se alejó dos décadas, pero nuevamente se encontraron. Es el ahora, aunque el cuerpo no resista los mismo embates de la juventud, o que la banda sea medio sopa y emo. Todo vale, está detrás de su máquina de guerra y quiere darle duro, reventar bombos, acabar con Vesuvios desde su éxito.


Así The Rocker (2008) de Peter Cattaneo es una película que nos habla en esencia de la fidelidad que cada banda pueda tener entre sus integrantes (lo que Fish logra en su segunda banda, A.D.D., donde intenta repetirse la historia de expulsión) de cómo el youtube puede ser una táctica publicitaria exitosa (lo es cuando el protagonista aparece desnudo tocando la batería) y como puedes hacer para que canciones creadas a lágrima viva tengan una mejor composición (la experiencia de Fish ante el talento y juventud de los demás).







Una película que va más allá del mero encasillamiento de comedia (porque si es así se trataría de un simple fiasco que no divierte) y nos presenta a los rockeros desde el lado más visible: el fracaso, pero también desde una perspectiva poco tratada: la recuperación y persistencia, donde todo es posible.


lunes, 12 de julio de 2010

Marfuz ediciones en la Expolibro 2010

Junto a los poetas César Eduardo Galarza y Augusto Rodríguez.


Marfuz es un proyecto iniciado en el 2002, primero como un boletín que buscaba informar de los hechos relacionados al rock y metal de mi ciudad, Manta. Luego constituido en una revista especializada que une dos tendencias artísticas: la música y la literatura, así nace la propuesta de Marfuz zine: juntar metal y literatura, y lograr que rockeros, poetas y narradores conozcan la analogía temática entre ellos, de percibir y asumir el mundo de una manera particular.

Continuando este mismo propósito aparece en el 2009 el proyecto de sello editorial underground Marfuz ediciones (que ya en el 2006 había dado su primer paso esporádico con la edición de Legión: década pagana, biografía de la banda manabita de black metal Legión). Cuyo objetivo ha sido el difundir a autores no convencionales (en cuanto a propuesta temática) y cuyas obras logren cubrir nichos como el rock (ensayos y biografías) y literatura (poesía y narrativa) con temas al margen.

Hasta la fecha los libros publicados han sido en formato de libro bolsillo, pero los próximos aparecerán en un formato más grande.


Poco público, pero mucha intensidad en las lecturas de las obras.
Libros publicados
· El aullido de las moscas (2009, cuentos) del guayaquileño José Núñez del Arco
· Bloody city (2009, poesía) de mi autoría
· El lenguaje del abismo (2010, poesía) del mexicano Arturo Accio
· Satanismo filosofía individualista (2010, ensayo) de mi autoría.

Próximas publicaciones
Actualmente se está trabajando en la edición de nuevos títulos que agrandarán la producción de Marfuz ediciones.
· El arpa del ceibo en llamas (poemario) del manabita Antonio Vidas
· Death metal (novela gráfica) del guayaquileño David Méndez

Asimismo otros títulos aún están en la etapa de conversación y confirmación:
· Culoflaco (novela) del guayaquileño Marco Martínez
· La mecánica del mal (poemario) del mexicano Héctor Viveros.


Augusto, yo y César en la fotito posterior.
¿Qué problemas se busca superar?
Como sello independiente tenemos los mismos problemas que otros sellos: la acertada distribución. Aún no hemos llegado a todos los espacios geográficos que quisiéramos, pero avanzamos en ello. A nivel nacional nos hemos enfocado en las tiendas musicales (sobre todo las de rock y metal) y distribuidores independientes que exhiben y comercializan los libros en conciertos (lo que ha dado buenos resultados). A nivel internacional se ha llegado a ciertas ciudades de países como Colombia, México, Venezuela y Perú.
Pero esto no es todo, buscamos crear una red alternativa donde quioscos ambulantes logren una materialización de Marfuz ediciones y su producción.

El sueño recién ha empezado y esperamos no caer en la pesadilla de todo sello mal fraguado: muerto, sepultado y olvidado en el camino.
(Texto leído en la presentación de los poemarios Bloody city y El lenguaje del abismo, el pasado 9 de julio en el marco de la Expolibro 2010 desarrollada en Guayaquil)



Bloody city y El lenguaje del abismo...esperando lectores.