lunes, 27 de septiembre de 2021

Perpetuar un nombre

Ecuador ha mantenido una tradición respecto a nombrar a los varones de una familia con el nombre del padre. La continuidad del nombre de la “cabeza de hogar” para perpetuarlo. Es una tradición que da cuenta de la sociedad machista que perdura y que ha sobrevivido porque se naturalizó hasta el hecho de volverlo algo normal. El no hacerlo es lo raro.   

Cuando Florent Moreel, fotógrafo francés, encontró en el país que visitaba esta tradición que en su continente había dejado de existir hace mucho, empezó un proyecto de fotografiar a familias de distintas ciudades donde encontró hasta tres generaciones (abuelo-padre-hijo) con el mismo nombre. En su recorrido fue registrando a familias de distintas etnias y estrato social, todas vinculadas por la particularidad del nombre de los hombres de la familia.



Así, En el nombre de padre (Trama, 2021) no solo se encuentra un registro fotográfico que retrata a varias familias ecuatorianas que han continuado con una tradición normalizada. También da cuenta del “legado” con el que se pretende la continuidad no solo del nombre sino las acciones del otro (un objetivo que no siempre se logra).

Un libro donde más allá de los argumentos textuales (constan ensayos y testimonios) pesa la fotografía, que es donde recae el peso de la obra. Ahí, en los distintos retratos que lo componen, se encuentra la esencia de la identidad de los retratados: una amalgama de símbolos con los que el lector construye la historia de cada familia que ha continuado una tradición que no parece tener fecha de caducidad.  

Portada del libro.