Un mundo para Julius, es lo primero que he leído sobre su rostro. No esperaba tal encuentro, medio siniestro para ser francos. Ha vencido su recelo por Alfredo y ahora yace junto a él, en mi cama. Aunque pensándolo bien me parece una falta de respeto verla allí provocativamente con las piernas medio abiertas, degustando a Bryce Echenique, siendo de él: ese condenado viejo peruano, que reposa junto a mi pelada y sobre mi cama de dos plazas recién terminadita de pagar.
Escenas para la narrativa, me digo entre sonriente y ya entrándome la amargura, mientras avanzo hacia la Tv. con las tres películas recién compraditas donde mi pana el coreano-chinito-japonés, a ver que me sugiere la ficción recién adquirida.
Todo pasa en Elizabethtown: de suicidas y salvadoras
Todo pasa en Elizabethtown (2005) de Cameron Crowe, es un film sino sobresaliente por lo menos no tan aburrido como pretende ser. Si bien la historia del joven diseñador de zapatos fracasado, tras la devolución del producto por el que la compañía donde labora ha invertido millones de dólares, sugiere que ocurrirán, en la vida del individuo, hechos cómicos para el espectador (como el intento de suicidio), la historia da un giro desalentador para lo que pudo ser una cinta de total comicidad.
Pero para todos aquellos amantes de Cuautemoc Sánchez y todos los autores de autosuperación personal, este es el film indicado, puesto que la co-protagonista Claire (Kirsten Dounst, la chica de Spiderman para los que no recuerdan) es la materialización de las teorías en este campo, centrada en aplicarlas en el desdichado Drew (Orlando Bloom).
Un film que no pretende en lo mínimo sobresalir, la actuación de sus principales no es la más lograda en sus carreras fílmicas. Y la historia en cierto momento hartante y simplona de fracaso y recuperación, de sentir que tras la caída aún se puede levantar y todo eso... resulta a la larga pesada de espectar. En fin un film que si se hubiese enfocado más en el humor podría haber salvado varios obstáculos, pero lamentablemente la historia no cuaja del todo ante el intento de drama, comedia y romance.
Jhonny & June: pasión y locura para el aburrimiento
Cuando se especta un film acerca de la vida de algún artista, en el campo que sea, uno espera que la película logre atraer. Quizás sea el género musical del protagonista, la vida trillada, los recursos fílmicos, en fin...lo cierto es que la película no es, de ninguna manera, la mejor en su género.
Jhonny & June (2005) de James Mangold, es un film aburrido, y ese es el mejor encasillamiento para la trama en torno a la vida (inicios, éxitos, fracasos y recuperación) de una de las leyendas del country con algo de rock, Jhonny Cash (interpretado por Joaquín Phoenix, que destacó en la La Aldea, pero en esta película no logra mayores resultados).
Como toda estrella de rock de los cincuenta, el film centra los inicios del músico: su miseria y baja de autoestima, y de cómo pegó -así literalmente- con el éxito tras presentarse en un estudio de grabación donde el dueño encuentra en él y su “banda” al nuevo ídolo de multitudes.
Una película demasiado extensa que, por tratarse de la vida de un músico, se vuelve pesada con tanta canción campesina acompañando. La co-protagonista June (Reese Witherspoon) continúa el mismo o peor ritmo del protagonista, logrando que la trama además de tediosa resulte a la larga insoportable.
Secretos de la montaña: la ruptura de un estereotipo masculino
Secretos de la montaña (2005) de Ang Lee, además de tanta publicidad incorporada a este film, resulta chocante el ver y descubrir una vez más que uno también ha sido parte del engatusamiento de esa publicidad y comerciabilidad de la película. En sí el drama es tedioso y pesado, con un ritmo lento que a más de uno pondrá desesperado. Si bien la historia es polémica y transgresora, al mandar a bajo la estereotipada imagen del vaquero (aunque en el film más bien sería ovejero) bravo y varonil, por la del homosexual reprimido que muchos llevan dentro, se torna pesada, pesadisísima (diría Alfredo) de espectar.
Por otro lado el director, en medio de toda esa lenta procesión de la trama, va mostrando detalladamente las vicisitudes de la pareja de homosexuales que no logran formalizar su relación, por demás inaceptable. El espacio geográfico juega un papel importante en la historia, ya que es el bosque (con la montaña incorporada) el lugar de inicio y permanente escenario para su vida afectiva y sexual, en todos los años que intentan mantener su “amor” a la distancia.
Sus protagonistas logran sobresalir en cada uno de sus papeles, ya sean como Ennis Del Mar (Heath Ledger) o como Jack Twist (Jake Gyllenhaal). Haciendo del film -a pesar del ritmo lento con el que se desarrolla la trama- una intensa historia de amor e incomprensión, en medio de un entorno extremadamente prejuicioso y caótico.