martes, 12 de diciembre de 2006

Una corta tempora en el infierno


Entrevista a Ángeles Martínez

Ángeles Martínez (Cuenca, 1980) es una de las poetas jóvenes de Ecuador que ha logrado sobresalir por su poesía fresca, sin vergüenza y totalmente provocadora. Ha publicado hasta ahora los poemarios Un lapso de impiedad y Subcielo, además de participar en antologías y revistas de importancia en el ámbito literario nacional. Tiene estudios en historia y está relacionada con el medio cultural de su ciudad Cuenca.
Tomamos contacto, a la distancia, para conocer más de ella y de su ácida obra, compuesta de poemas que son verdaderas muestras de sarcasmo y cólera ante hechos cotidianos en el campo sentimental y algunos otros atentados –a lectores conservadores- a excusa de otras temáticas.

P: Ángeles ¿desde cuándo empezaste a sentir que necesitabas expresarte mediante la poesía?
R: Desde muy temprana edad, pero cuando uno tiene esa sensibilidad extrema, a los trece años, no es nada raro, todo adolescente es poeta en su manera de captar el mundo -bueno la mayoría-…se agrava cuando pasan los años y no se te quita…
P: ¿Qué autores han marcado tu visión poética?
R: Tengo una mezcla de autores que poco a poco se irá organizando, un interés por lo cínico, oscuro, trágico, cruel, pero también por lo clásico y algún desfasado…Bataille, Bukowski, Celan, Homero, Yuko Mishima, Faulkner, Cioran, Camus, Gide, Girondo, Poe, Baudelaire, Pessoa…etc. ¡Demasiadas marcas…!
P: ¿Has sentido también a la “musa” influenciar en tu poesía o más bien consideras a ésta como una simple metáfora de un verdadero arte de oficio al que hay que trabajarlo y no esperar meros chispazos de momentos libres?
R: El creer que la poesía es un tecnicismo matemático es un anacronismo racionalista, yo a la musa le llamo sensibilidad, que hay que trabajar por supuesto, que hay que leer lógico... Pero pensar que todo el mundo con la práctica obsesiva en busca de la perfección logra ser artista ¡absurdo!. Por eso hay tanta literatura indigerible, aunque también por los otros, esos de viva la espontaneidad sin filtro…
P: Al ser parte de una generación (1965 – 1980) importante de la joven poesía ecuatoriana, ¿consideras que has tenido la valoración y el reconocimiento justo de tu obra?
R: No me animaría a dar nombre de Generación a algo que va a darse, pero todavía está en proceso, yo no podría darte los nombres de esa generación, sin equivocarme. Van a quedar muy pocos nombres de los que se barajan, porque la calidad así lo exige.
La valoración y el reconocimiento sí en cierto sentido, pero falta trabajo en cuanto al conocimiento de la literatura ecuatoriana en general, tanto en una crítica más preocupada como en un marketing limpio, que haga que los buenos libros no se queden en trescientos ejemplares, no es posible que el escritor tenga que encargarse de todo.
P: He tenido la grata –en algunos casos- y en otros no tan grata facilidad de leer la obra de muchos poetas de tu mismo año a nivel nacional, pero ¿a qué atribuyes que exclusivamente la tuya sobresalga del resto –al menos para la crítica del país y para mí-?
R: Sería muy antipática en contestar eso. Pero gracias…
P: El desamor como constante argumento en tu obra, pero sin esa recurrencia llorona a la que muchos están mal acostumbrados, sino con un toque irónico, colérico y burlesco, ¿qué me dices a todo esto?
R: Bueno crear es proponer… cambié la fórmula de SI TE VAS ME MUERO, por MUÉRETE SI ME VOY, y dio resultado. Mi idea del ser humano, aceptar que eres capaz de odiar, que no eres blanco, ni negro sino gris, en el sentido de que no puedes ser perfecto, ni santo, y es mejor reconocerlo.
P: Sabes te imagino desplumando un ave en vez de los típicos pétalos; ir de bar en bar por los callejones arcanos de tu ciudad; estar en el centro de un desquiciante mosh promovido por un buen death metal y desde ese espacio susurrándote palabras, no pregonando la querencia de un “amor” incorrespondido, sino disfrutando de poseer cada vez más material con el que continuar tu obra... ¿o tal vez simplemente deliro desde este puerto?
R: Amo los cafés y las farras de trago y conversas inteligentes, bailar cuando me agarra el cuarto de hora…ir a todo acto cultural que se merezca, un buen polvo, un buen tabaco... Pero no soy tan social, tengo largas temporadas en el infierno…a veces estoy al borde del psiquiatra…de todas formas me gusta la vida cómoda, la vida…
No estás tan lejos, pero tampoco tan cerca, ni yo.
P: Cuándo podremos leer tu último trabajo poético
R: Estoy dedicada un poco a la prosa, soy editora de una revista, y estoy por cerrar una investigación para mi carrera, y graduarme como historiadora. No he dejado la poesía a lado, pero el embarazo me tiene retenidas algunas letras, no quiero ser tan dura con el milagrito. En todo caso he charlado con Editorial Ziete, que está por sacar su Línea Negra de poesía, si las cosas marchan como parecen tal vez dentro de unos seis meses, nuevo libro, ojalá. La idea de sacar algo en Quito me rondaba desde hace tiempo, pero nada concreto aún.
P: ¿No crees que tu poesía a veces se aferra –o por lo menos esa es la visión que me proyecta- a un feminismo extremo?
R: Todo lo contrario, hay palabras y sentires que son femeninos, porque soy mujer, a un hombre no se le dice eres un machista, o un misógino porque dice eyacular, no se tiene esa intención. Creo en la igualdad a tal punto que me molesta que alguien vaya al congreso con un letrero de soy mujer, indio, negro o lo que sea, se es capaz y punto. Llamémosle post feminismo, o algo así, ha sido justo pelear por los derechos, pero hay que seguir, caminar, más allá.
No tengo esa intención hay mujeres imbéciles, hay hombres imbéciles, no voy a defenderlos por un par de tetas o… en fin.
P: Oye y esa carga de humor negro, ante lo social y lo vivencial que está implícito en tu obra ¿no desplaza la temática colérica del desamor o más bien brinda nuevas opciones para no agotar un tema?
R: No me parece, también tenemos otras preocupaciones a veces.
P: Cuáles han sido los logros al ser tomada en cuenta en antologías nacionales de importancia como Ciudad en verso de Xavier Oquendo o medios especializados en literatura como la revista Eskeletra de circulación nacional?
R: Es bueno, que la gente aprecie tu trabajo, que generes expectativas, discusiones, espacios…todavía les hace falta a muchos dejar de hablar sólo de ellos, mejor si hablan de mí, pero bien, ja ja ja. En verdad siempre hay personas que te animan, que son culpables del seguir. Todos tenemos ese don del apoyo, no sacas nada enterrándote en silencio, hay que ser justos, y ya. Me gusta creer como Dylan que los tiempos están cambiando…esas son buenas muestras.
P: ¿Has incursionado en otros géneros literarios a los que la poesía no puede servir como canal de expresión, o no?
R: Sí, tengo unos cuantos borradores de narraciones cortas, esa idea me seduce, para separarme de mí sin hacerlo, sabes, el poder escribir con mis sensaciones pero liberada en otro personaje principal o secundario, porque por ahora mi situación es algo incómoda. Los artículos de temas culturales, editoriales etc. son parte de mi vida desde hace un buen tiempo.
P: Bueno Ángeles para finalizar ¿te imaginas en un mundo lleno de poetas, dónde quedarías, a qué recurrirías para desprenderte del común de ese todo?
R: A buena hora eso no va a pasar…




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