miércoles, 7 de febrero de 2007

Tres dramas disímiles para espectar




Como de tanto bla bla bla los argumentos y las historias introductivas se han ido agotando, solo queda ir al grano de este espacio: ver y redactar, redactar y compartir, la lectura individual que, desde un rincón en la ciudad, se escribe.
A continuación la sugerencia de tres dramas, cada uno enfocado desde distintos espacios geográficos y tramas disímiles, pero con la garantía de ser excelentes filmes –desde sus historias y propuestas-, para espectar.

1.-Una canción de amor para Bobby Long: vidas poéticas
Una canción de amor para Bobby Long (2004) de Shainee Gabel es un drama entre lo poético y desencantado, que no decepcionará al espectador en busca de dramas vitales, pero a la vez sombríos por la crudeza de la vida y las situaciones a las que se refugian sus personajes: alcohol, literatura y la esperanza de días mejores y salvadores.
Bobby (Jhon Travolta, en una sobresaliente actuación) es el protagonista de esta poética cinta; un profesor retirado que ha hecho de toda la literatura consumida parte de sí. Junto a él su ex alumno Lawson (Gabriel Macht) quien intenta escribir un libro memoria de Bobby. Ambos habitando la casa de Loreine, símbolo del amor en el pueblo que habitan y parte vital en la vida de los personajes, que acaba de morir.
La historia logra mayor fuerza dramática al presentarse Pursy (Scarlett Johansson) a vivir en la casa de Loreine, su madre; lo que acarreará situaciones deprimentes y escasos estados reconfortantes –ante la propiedad dejada, y por la que se dan hechos desagradables, como la expulsión de Bobby y Lawson-.
Un film que nos acerca a un final inesperado pero apacible: Pursy descubre que Bobby es su padre, este muere; Lawson logra escribir el libro memoria de Bobby, y él y Pursy quedan juntos. Con una fotografía bien lograda, y diálogos trabajados al detalle, es una película interesante si es que se pretende comprender más ese entorno subterráneo, donde la literatura, borracheras interminables y el deseo de sobrevivir a todo lo caótico alrededor, son el argumento inagotable.

2.-El Rey: el crimen como extirpación del pecado
El Rey (2005) de James Marx es un drama de lo más macabro, de aparente apacibilidad en la historia, pero contrariamente alejada de lo que podría ser el típico film de crimen, sin sorpresas finales, y más bien cercano a una interesante obra y propuesta de largometraje bien logrado con escasos recursos fílmicos.
Elvis (con el mexicano Gael García, en una interpretación, sino sobresaliente, rescatada) como personaje principal de esta desquiciante película, nos acerca a su vida, donde la normalidad parecería ser el recurso total de la cinta, algo que en el desarrollo de la trama nos muestra todo lo contrario.
El espacio geográfico: un pequeño condado estadounidense, con cientos de cristianos evangélicos; allí una familia que cae en la mira de Elvis: la familia que jamás tuvo y la que su padre formó y mantiene. Este indicio es lo que motiva –implícitamente- al personaje a fraguar una venganza detallada (aunque diera la impresión de no saber a que se enfrenta), primero enamorando a su hermana para luego embarazarla, asesinar a su hermano y usurpar su lugar en la familia, hasta asesinar a hermana y madrastra y quemar la casa. Con un final estremecedor, donde la extirpación de la culpa sofocante es el único argumento que el personaje encuentra ante lo cometido.
Un drama que de seguro pondrá los “pelos de punta” al espectador, sobre todo porque no se trata de la típica historia negra de asesino, víctima y castigo; sino asesino, víctima y lo desconocido aguardando un final a la interpretación del espectador.

3.-País del norte: la dignidad laboral femenina
País del norte (2005) de Niki Caro es un drama basado en hecho reales, que además de mostrar una historia donde el abuso a las mujeres –por inmiscuirse en labores, en el contexto del film, netamente masculinas y de matiz machista-, nos acerca a la historia de una madre enfrentándose contra el sistema intocable donde labora y vive.
Josey (caracterizada por Charlize Theron, que demuestra una vez más su talento actoral en el género dramático) es la protagonista que soporta con verdadera fuerza todas las trabas a las que se ve envuelta: acoso, agresiones físicas y verbales, prejuicio (al ser una mujer minera) y hasta intento de despido. La trama cobra mayor fuerza al ser denunciado el abuso y llevado a juicio, donde la historia reconstruye, en algunos flash back, hechos del pasado claves en la comprensión del film y de extremo dramatismo para el personaje: como el haber sido violada (y embarazada) en la secundaria.
Continuando la línea de Monster, Theron reconstruye una historia real y asumen un personaje de temple. Y aunque el film no presente novedades en el género (menos en el final, que en base a la observación el público logra primeras conclusiones), no cansa al espectador por el manejo adecuado del tiempo –no lineal- en que se narra la historia.

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