Jack Black (1969) además de ser el tipo que mi esposa odia por aparecer cada vez con más frecuencia en mi televisión, es un actor, músico y comediante estadounidense (originario de Santa Mónica, California) que ha logrado una notable desfachatez en sus distintas caracterizaciones, todas confluyendo en un mismo cause: el humor, donde lo ridículo, sin vergüenza, torpe, asqueroso y chocante de la vida aparece como su mejor repertorio.
El Black más recordado
Su histrionismo posee una marca particular que la ha manifestado en películas como: Alta fidelidad (2000, cuyo papel de reparto como vendedor de discos de vinil y “consejero” de su jefe ya dejaba ver hacia donde se encaminaban acertadamente sus interpretaciones) Amor ciego (2001, nos demostraba que se puede ser un bagrero sin conocimiento de causa, o sea desconociéndose como tal, aferrado a los artificios que la hipnosis o el amor desarrolla) Envidia (2004, donde su invento: desmaterializador de excrementos, nos reflejaba con un humor negro de fondo, esa recurrente necesidad de las personas por hacer desaparecer su mierda y la que los rodea) Nacho libre (2006, una sátira desencantada donde el personaje de Black busca apartarse de la mediocridad rebañista del sacerdocio, para encontrar “libertad” e independencia mediante la lucha libre) Por favor rebobinar (2008, donde el actor logra ser actor, adaptando nuevas versiones de películas taquilleras, para salvar la tienda de alquiler de films en vhs donde trabaja) Tropic tunder (2008, en el papel del actor fracasado que tras su “incomprendida” película de la familia pedorra -donde él caracteriza a todos los personajes- se aferra en una nueva producción que pone a prueba su valor y fuerza de voluntad. Film donde refleja, una vez más, su apego en mostrar sinvergüenzamente aquella naturaleza desdeñable para muchos) y Año uno (2009, que intenta ser una sátira de la historia bíblica, pero que no representa nada nuevo en su carrera, recurre a un humor trivial y forzado que pasará fugazmente al olvido. Teniendo en cuenta que sus personajes jamás han sido ingeniosos, sino fracasados en busca de reconocimiento).
El Black rockero
Caso aparte son Escuela del rock (2003) y Tenicius D: la púa del destino (2006) donde rinde a su manera un tributo al rock y metal, la música que lo llena, la que ha logrado destacarlo sobre los escenarios (junto al también actor y músico Kyle Gass conforman la banda Tenicius D, que ya cuenta con dos trabajos en su discografía); cantando, susurrando y gritando las letras más incoherentes y divertidas, producto de su torcida percepción del mundo. Filosofía personal y concepto lírico que ha encontrado miles de seguidores.
El Black animado
Su mérito es mostrarnos que la ridiculez no tiene límites, que de la mínima oportunidad se puede aprovechar para elaborar un fácil desliz al humor. Por ello sus papeles nos retratan a antihéroes, seres que rondan desde las sombras en busca de un poco de luz que los visibilice. Entonces no es coincidencia que sea la voz y motor de Po en la película animada Kun Fu panda (2007, un panda gordo y perezoso que gusta solo de comer y descansar, un don nadie, que logra convertirse en un héroe no convencional).
El Black dramático
Pero todos alerta, sus participaciones dramáticas no llevan a ningún lado, no le aportan en su carrera como comediante, por ello no se atrevan a verlo en King Kong (2005, con filmadora al hombro en busca de la bestia mitológica) El descanso (2006, sintiendo el peso del amor no correspondido) y Margot y la boda (2007, donde su drama personal en vez de conmover divierte).
El Black desconocido
Mi esposa puede, por ahora, dormir tranquila, no he decido ir en busca del Jack Black que se iniciaba en los noventa, basta con recordarlo en Marcianos al ataque (1996, donde aparece brevemente para ser aniquilado por los invasores) para ignorarlo en Enemigo público (1998) El chacal (1997) The cable guy (1996) Bye, bye, love (1995) La historia interminable III (1994) Demolition man (1993) En vuelo (1993) y Ciudadano Bod Roberts (1992).
Jack Black, un actor que no se reinventa en sus papeles cómicos, pero que gracias a esa linealidad de sus personajes ha logrado un estilo característico que asegura, por lo menos, una buena ronda de carcajadas para el espectador. Quien dijo que los gordos tienen gracia (no todos) no se equivocó.
(Texto publicado originalmente en la revista de cine Fotograma # 3, 2010)
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