Y la semana empieza con un rostro pegado a las páginas de Canobbio, resuelto a continuar la historia de Claudio y sus obsesiones. Consumiendo y arrastrando (mentalmente) los subrayados:
Las cosas empiezan a superarte de joven, pero tú la vez pasar y piensas que todavía tienes tiempo de volver a echarles el guante. Y no es cierto.
p. 37
A mi padre solo lo vi llorar dos veces. Lo cual no quiere decir que no lo viese alguna vez con lágrimas en los ojos: era un maestro mantenéndolas en equilibrio en el borde de los párpados, reabsorbiéndolas, bebiéndoselas con los ojos, com si llorase hacia dentro.
p. 69
El único tema que me interesa soy yo.
p. 81
Que El natural desorden de las cosas (Salamandra, 2007) continúe reteniéndome.
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