Las muestras poéticas, en el país, no dan tregua, continúan publicándose, llegando más allá de sus límites fronterizos, pero sobre todo presentando una propuesta y debida justificación.
Este es el caso de Premonición a las puertas. Reciente poesía ecuatoriana (autores nacidos a partir de 1979) con estudio, selección y recopilación del poeta Freddy Ayala Plazarte (Latacunga, 1983). Un trabajo riguroso, tanto en su selección como en el estudio, que rescata del olvido a poetas como Oswaldo Calisto Rivera (Cachibache) y reconoce a otros también ausentes, como Dina Bellrham (fallecida el año pasado), y todo esto sin caer en coyuntura alguna, enfocado en la responsabilidad de legar al país una obra múltiple en su conjunto autoral y temático.
Sobre este trabajo el mismo compilador asegura que: “Consideramos la Reciente poesía ecuatoriana como un movimiento “no declarado”, pero que se ha ido integrando al campo actual de las letras del Ecuador con una propuesta que surge en medio de una época completamente ambigua, por sus acelerados cambios; propuesta que también irrumpe desde distintos lugares del país, con variadas connotaciones estéticas e ideológicas”.
La Editorial Universitaria de la Universidad Central del Ecuador ha sido quien ha apostado por esta muestra, tanto así que su distribución será gratuita (después de su presentación que se hará en las próximas semanas).
Excelente que obras, como la presentada por Ayala Plazarte, denoten que la poesía ecuatoriana, sobre todo la reciente, está llena de nuevos nombres que no aparecen constantemente en las muestras “oficiales”. Como Juan Carlos Astudillo (Cuenca, 1979); Luis Alberto Bravo (Milagro, 1979); Johanna López Santos (Quito, 1979); Carlos Luis Ortiz (Alausí, 1979); Rocío Soria (Quito, 1979); Alexis Cuzme (Manta, 1980); María de los Ángeles Martínez (Cuenca, 1980); César Eduardo Galarza (Guayaquil, 1981); Santiago Vizcaíno (Quito, 1982); Fabián Darío Mosquera (Urabá-Colombia, 1983); Wladimir Zambrano (Guayaquil, 1984) ; Andrea Samaniego (Quito, 1985); Víctor Vimos (Riobamba, 1985); Yuliana Marcillo (Chone, 1987) y Sonia Montenegro (Tulcán, 1988).
Y lo mejor de este libro es la seriedad que ha tenido su compilador en no incluirse en la muestra, un error que se repite con exceso, en Ecuador y otros lares.
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