Portada del libro de próxima circulación. |
Los poetas de las bolsas tristes es el último poemario del escritor esmeraldeño Gustavo Cañizares (Esmeraldas, 1950 - Manta, 2018). Un libro donde la voz poética se refuerza en un humor hilarante de fondo, como en muchos de sus anteriores trabajos. Sin embargo, es también el libro más íntimo del autor, donde confronta a la vida, a su enfermedad, al oficio de la escritura.
Compartimos uno de los poemas que componen este trabajo. Un libro con el que su autor soñó. Un libro que le canta a la vida y a la poesía.
ESQUELA AL NAZARENO DE UN
CRISTIANO EN LUCHA CONTRA EL CÁNCER
Manta,
enero de no sé cuántos inviernos.
Señor:
Jesucristo, Mesías, Nazareno:
te
escribo humilde y oracionalmente de rodillas
porque
solo a ti te puedo invocar
y
zambullirme
a
corazón desnudo en tu agua viva.
Y
gracias por salirte del Dios tripartito
para
hablar y atender
al
susodicho
antiguo
pescador terrenal
como
yo.
Nazareno:
tú fuiste un amigo
que
nunca me falló.
Por
eso, acudo a ti
-para
que entre otras cosas-
ayudes
a curarme
esta
metástasis
de
versos malignos, profanos, mordaces
que
tozudo, sigo escribiendo.
Amigo
Nazareno: ¿Por qué será
que
cuando estamos enfermos, jodidos
a
punto de morir
se
nos despierta un amor profundo
apasionado
por la vida
y
sus azúcares a cuentagotas de felicidad?
A
estas horas del partido
es
la conclusión a la que he llegado
porque
es tan sabrosa, hermosa,
esta
puta vida
que
vale la pena mi panita, Nazareno,
disfrutarla
unos añitos más.
Por
consiguiente:
Y
por la presente:
muy
humildemente te pido
que
intercedas por mí ante papito Jehová
para
salvarme.
Y
es que nadie llega al padre
sino
por ti.
Quiero
contarte, Nazareno,
que
a estas alturas
de
mi jolgorio vivencial
me
invitaron a bailar
con
el ánima más peligrosa: el cáncer.
Y
que una mujer asiática,
furiosa,
bravísima,
me
está arrancando los pelos de la cabeza,
su
nombre: Quimio, su apellido Terapia.
Imagínate,
Nazareno,
que
hasta Amanda cerró sus piernas para mí
-
“porque también está enfermo su pajarito, mijito”-.
Y
te hago saber, Nazareno,
-a
pesar que ya tú todo lo sabes-
que
ahora soy miembro de un ejército
de
guerreros por la vida
gladiadores
por la salvación.
Junto
a ellos
estoy
humanizado hasta el delirio
y
médula espinal.
Es
mi familia de Solca
solidaria,
afectiva
viviendo
entre sueros, mascarillas, inyecciones,
biopsias,
operaciones, radiografías, dietas estrictas,
citas
médicas, recetas, quimioterapias
etcétera
etcétera etcétera.
Aquí
en confianza, Nazareno,
-clínicamente
hablando-
por
tan buena gente
profesionales
que son
entre
Santiago, Mercedes y Jennifer
se
repartirán las regalías
antológicas
y económicas
de
este libro testamentario.
Te
recalco, Nazareno,
-como
dice el Presidente-
que
ante esta enfermedad
implacable,
lapidaria, devoradora
siempre
estuvo allí
la
guitarra de mi familia,
el
violín de mis nietos,
el
bandoneón de mis amigos
silbándome
desde
el jilguero frutal de la vida.
Mesías
salvador, Nazareno de mi alma
tú
que conoces los secretos y vericuetos
de
este poeta mal hablado
trasnochado,
excomulgado
sabes
que siempre respeté la muerte
como
la consumación, exhumación
expiación
de todos nuestros pecados.
En
consecuencia.
-y
a confesión de parte-
te
pido perdón por mis pecados
y
adulterios terrenales.
Porque
tú bien lo sabes
que
siempre fui
tras
piernas colombianas,
caderas
cubanas,
rostros
venezolanos,
pezones
ecuatorianos,
en
descargo
exculpasión
-a
priori-.
Salomón
y David
fueron
campeones bíblicos
de
conquistas femeninas.
Cierro
esta misiva, Nazareno,
recordándote
que
es tuya mi vida
y
potestad
de
dejarme o llevarme
hoy
o mañana.
Empero,
desde
el fondo de mí
te
devuelvo mi vida
con
sus encajes de dolores
y metástasis de muerte.
Te
lo digo yo,
te
lo escribo yo,
navegante
en un océano de cáncer
aunque
tal vez mi salvación
sea
el arrecife de la guanábana
y
tu mano milagrosa,
purificadora,
salvadora, Nazareno.
ATENTAMENTE
GUSTAVO
C.B.
TU
FAN TERRENAL # 1.
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