martes, 30 de agosto de 2011

Yuliana Marcillo: “A veces algo de romanticismo absurdo me viene bien”


No debería haber mujeres buenas es un título que en estos días viene bien, está por estrenarse la serie “Niñas mal” en televisión nacional (con el cliché de las Lolitas a cuesta), desde facebook los perfiles femeninos exprimen sus lamentos, en los diarios las páginas repletas de mujeres golpeadas, de amantes decepcionadas llorando por lo ido, de imploraciones constantes ante el amor ausente… todo como un desesperante telón de fondo.
Y es que en este poemario, contradictoriamente, mientras se canta y vocifera a la falta de amor, a las traiciones, a las ausencias más incomprensibles, lo que persiste y se evidencia en los versos es el llamado del amor incorruptible, el que toda “niña mal” persigue con devoción.
Yuliana Marcillo, desde que expuso su poesía a un mayoritario y temeroso público manabita (en el contexto literario), no ha dejado de ser una poeta de temple, sin miedo, decidida a decir cuánto siente y vive. Como pocas.
Resolví que debía conversar con ella, infiltrarme más allá de los versos, saber si en verdad poeta y voz lírica se fusionaron en el proceso creativo. Eso, saber más de ella mediante su poesía. El resultado ha sido complaciente.

¿Qué recuerdas de tus primeros poemas, eran contrarios a los de tu ópera prima?
Mis primeros poemas son una vergüenza. He tenido borradores malísimos y los sigo teniendo. Incluso hubo un par de Soledumbre que no sabía si incluirlos en No debería hacer mujeres buenas. Me hicieron pensar. Terminé por ignorarlos, el volumen es lo de menos. Hay algunos que leo y releo y a mí ya no me dicen nada. No son contrarios a los de ahora, pero estoy convencida que los de ahora son más maduros.

¿En qué momento te aniquilaron el amor y creaste tu manifiesto No debería haber mujeres buenas?
Justo en el momento que crucé la línea que cruzan las niñas para convertirse en mujer, justo cuando dejé mi casa de caña para venir a estudiar a Manta, justo cuando comencé a creer, justo cuando me hice vegetariana, justo cuando me enamoré del verbo leer, justo ahí me aniquilaron el amor. ¿Buen momento no?





En lo personal lo considero un poemario desgarrador porque analizas desde sus entrañas el tema de las relaciones fallidas, pero me inquieta ¿todos estos ejemplos los has reconocido desde una cama?
Ja ja mi estimado Alexis, recuerda que "se puede ser puta sin necesidad de abrir las piernas". Me encanta cuando me hacen esta pregunta. Me encanta que el lector se cuestione el asunto. Que se pregunte si es mi cama o la de la vecina. De la única forma en la que yo me podría meter en la vida de los demás, sería para luego escribir fragmentos, frases, circunstancias, etc. Y para ser justos la mía también va en la colada.

Y aunque las escenas sexuales (posesivas y traicioneras) aparecen en tu poemario con insistencia, en el fondo es una voz colérica que clama por “amor”, ¿lograste exorcizar tu pasado del todo?
Justo mi médico (uno nuevo) me dijo hace unas semanas que todos buscamos amor y que no me avergüence de eso. La voz de fondo de mi libro es la misma voz de las mujeres buenas que buscan amor, sólo que a mi manera. Te diré que los fantasmas siguen intactos, incluso a veces hasta llaman. ¡Imagínate!.

Contrariamente ¿qué tan bien le puede ir a una “mujer buena” en la poesía ecuatoriana?
Fielmente pienso que a toda persona buena (llámese esto a todo el que obra bien sin joder a nadie) le va bien en la vida, de cualquier forma que sea. No sé si haya que ser “buena” o “mala” para que a uno le vaya bien en la poesía. Aún me cuestiono a qué territorio pertenezco y me queda el consuelo de que siempre podré convertirme en uno de mis personajes y hacer lo que se me dé la gana mientras escribo.

¿Continúas creyendo en las “bobadas que dicen los textos rosas”?
A veces leo cuentos de esos con finales felices para salirme de la realidad y porque a veces algo de romanticismo absurdo me viene bien. También para aprender y desaprender.





¿Cuántas veces te has vuelto torpe en el amor y cuánta de esta torpeza te ha servido de material poético?
Todas las veces. Así: TODAS. Mi abuela me solía decir que uno no debe sufrir por gusto. Algo debe quedar. Entonces toda esa leña quemada ha servido para delirar en momentos en los que sólo soy yo, la extraña y un montón de versos por nacer.

Para los poetas no es tan fácil vivir a través de sus personajes, porque siempre y en el momento menos pensado están exponiendo su vida a través de ellos ¿cómo te proyectas en tus poemas?
Justo hace unos días un amigo me preguntó si yo había sido violada por mi padre, por el poema que lleva el mismo nombre y que está en No debería haber mujeres buenas. Es complicado. Uno no sabe en qué momento el personaje cruza la línea, engaña al escritor y se convierte en uno solo. Si yo no conociera a Yuliana Marcillo pensaría que es una mujer de armas tomar, le daría la razón a sus compañeros del trabajo que piensan que está loca, y finalmente, al leer el libro, podría concluir que la tipa no es está tan zafada.
Así es como me intento proyectar ante los demás, que perciban el fondo de cada poema, que noten que hay sentimiento, dolor, rabia, errores, desconsuelo, pero también perdón y ganas de seguir luchando hasta que vuelva a salir el sol, que para eso, apenas y necesitamos una noche.

Quizás la pasividad de la portada y el título no descubre la poesía descarnada que habita las páginas, donde eres la bala, perforando la realidad pacata que pocos pretenden reconocer ¿cómo le ha ido al libro y a ti?
Mi mayor satisfacción es que una señora de unos cuarenta años me comprara el libro y que después me confesara que es ella. Que ella está en mis personajes. Y eso fue maravilloso. Uno hace a diarios desastres en esta vida, pero cuando escuchas algo así, la cosa cambia. Te puedo decir que me siento realmente bien. Uno debe vivir para servir y cuando sientes que sirves, de alguna manera, moviendo alguna sensación o causando alguna rebelión es cuando puedes decir: valió la pena. Mi madre lo ha leído y esta vez no me ha cuestionado. ¡Qué más te puedo decir!

Finalmente ¿cuánto le debes a la poesía manabita? ¿cuánto a las señoras poetas contemporáneas que tienen nauseas al nombrar un pene y vagina en sus textos?
No le debo nada a esas señoras y mis mayores respetos para ellas. Creo que todo tiene su época, su lugar, su espacio. Este es el mío y en este lugar no están invitados la moral ni los prejuicios, porque no se trata de insultar o ubicar palabras obscenas porque se me da la gana, sino de saberlas utilizar, sin caer en la vulgaridad.
Cuando comencé a hacer literatura yo jamás había leído una novela, no sabía de poemas, no sabía de escritores ni de cultura, no era parte de la “academia” de eruditos. El único a quien debo agradecer es a Pedro Gil, mi maestro, por encaminarme y presentarme a tantos locos interesantes, muchos ya están muertos, otros andan por ahí haciendo de las suyas, como yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME GUSTA MUCHO LA ENTREVISTA Y ALGO PARA YULY TE CONOCÍ ANTES DE TODO ESO Y SIEMPRE SUPE QUE IBAS A SER GRANDE Y UNA DE MIS A LAS QUE EL MUNDO NO LA APLASTARÍA COMO LO HIZO CON ALGUNAS DE NOSOTRAS TE AMO MUCHO YULY