Portada de Máquina de hueso. |
Los riesgos de las editoriales independientes es que
se la juegan cada vez que apuestan a la obra de un autor, sobre todo si este no
ha tenido la exposición mediática adecuada, la reafirmación de amigos
bombardeando desde distintos francos en la maraña digital y redes sociales. Por
eso, si algo hay que destacar de La Matemango, ese proyecto editorial nacido
del underground guayaquileño, alejado de todo circuito comercial, negándose a
cualquier amiguismo influyente, yendo de espalda a todo cuanto encaje en lo
“normal”, es que ha apostado por la obra de autores casi desconocidos en el
panorama nacional.
Máquina de hueso (La Matemango, 2018) de Elías Urdánigo (Santo Domingo
de los Tsáchilas, 1980) es su reciente publicación, y una de sus mejores
apuestas para cerrar el año. Un libro en el que habita un personaje y un puñado
de historias ligadas que no dan respiro.
El personaje protagonista siente y habla como muchos,
es alguien con quien el lector conecta rápido. Un tipo a quien la vida le ha
hecho malas pasadas, un don nadie que busca ser alguien para no entregarse de
lleno al dolor (“Cuando mi padrastro golpeaba a mi madre lo único que podía
hacer era escribir”, p.9). Con estos elementos el libro, que funciona como
novela, pero tejido con múltiples historias, avanza en una aceleración
descontrolada.
Aquí, las historias que se cuentan son dramas cargados
de violencia, de tipos abandonados por sus parejas, de tipos buscando consuelo
en prostíbulos, de tipos que escuchan rock porque en el sonido está el viaje y
en las letras las letanías que salvan, de tipos que prenden y pagan cigarrillos
para saber que algo sigue latiendo en ellos, de tipos con esposas drogadictas,
de chulos asesinando y siendo asesinados por amor.
Elías Urdánigo. Foto tomada de su cuenta de facebook. |
Pero lo más interesante de Máquina de hueso, es que se narra la vida de un joven que busca ser
escritor, que huye de casa de su madre para no asesinar a su padrastro, para
matarlo una y otra vez desde los personajes secundarios que va creando (esa es
su mejor venganza).
Las historias del libro son las historias creadas en
todo el proceso de dolor del personaje, de ver a una madre entregada al
sometimiento de un “amor” tóxico. Por eso el protagonista huye, por eso Máquina de hueso es la reunión de todas
esas historias que lo fueron perturbando por algún tiempo. La voz narrativa lo
dice:
“La literatura a veces es la lengua que
escarba la llaga en tu boca. También es una fábrica de mentiras, inventa
heridas que nunca existieron para regodearse en un dolor falso. La literatura
es una máquina de hueso, que funciona engullendo la vida del escritor. Y la
vida de un hombre es tanto lo que experimenta como lo que imagina”. (p.79)
Dimas Lautaro es el nombre del protagonista, un
narrador que a la final encuentra editorial. Un personaje que ha dejado un
legado de historias donde ha derramado sus más coléricas creaciones. Un personaje
que entiende que en la literatura “Nada es real, es interpretación…” (p.78).
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