lunes, 30 de julio de 2018

Un libro que nos estaba haciendo falta

El Dr. Holguín Rangel leyendo su análisis.



Por: Dr. Galo Holguín Rangel
Escritor y docente universitario  

Siempre me preocupé por los títulos de las obras literarias. Pienso que una acertada denominación del título ayuda al éxito de la misma. Me impactó el relato de nuestro escritor manabita Luis Félix López, quien  llamó a su última obra “Tarda en morir el tiempo” o la del amigo Víctor Arias Aroca cuando titula “La cruel Condena de llamarse Kike Vega”, extraordinario. El título Las desventuras de Polo Pin tiene novedad. Siguiendo la línea de Piedad Villavicencio que escribe para El Universo, ¿un hipocorístico es un apodo? No, no lo es. Es un apelativo, consecuentemente Polo es un hipocorístico de Leopoldo, entonces puedo deducir con seguridad que la narratología de Las desventuras de Polo Pin versará sobre una desgracia encarnada en Polo Pin.

Esa (desgracia) sería el hilo conductor de la novela. La palabra desventura significa desgracia. Esta palabra se compone de un prefijo (morfema trabado) des y ventura que significa felicidad, pero que podría caer en un riesgo o peligro.

La novela y la vamos a llamar novela corta, por su estructura, por el manejo de sus personajes, por el manejo del tiempo, por la trama que presenta. En cuanto a su línea espacial, Zambrano Mendoza nos traslada a escenarios europeos, como Madrid y Turín. Y en Ecuador, a Manta, al pueblo de San Eloy y la ciudad de Chone, en Manabí. La historia la construye en trece capítulos, la va tejiendo con fuerte corriente romántica y autobiográfica, que la robustece con la presencia del personaje Sara, a quien a lo largo de los capítulos la describe como ninfómana, este concepto bien lo podemos entender como hipersexualidad. En cuanto a técnica de saltos espaciales o cinematográficos, Zambrano Mendoza hace uso de un recurso de traslación como el “flashbacks” para trasladarnos un poco al pasado, aquí nos hace pensar en Juan Rulfo, ese escritor misterioso mejicano que en Pedro Páramo dijo, “Yo vine a Komala, porque aquí me dijeron que aquí vivía un tal Pedro Páramo”. Zambrano Mendoza, expresa: “No era la ciudad que me confundía, o la separación con Sara, tampoco el que consumiera marihuana, menos la embriaguez, pero sí los sueños constantes, como el ocurrido en el hotel Chambery”.



El autor, el presentador y amigos amantes de la cultura en Manta.



La novela tiene además, características míticas cuando el narrador sueña con el Santo Sudario, o la sábana santa de Turín que lo motiva a conocer nuevos escenarios.

En cuanto al manejo narrativo, como ya quedó establecido, es una novela romántica-autobiográfica;  el diálogo es ágil, usa la expresión breve; incursiona con un código lingüístico a veces con dificultades, pero que sale bien librado, como por ejemplo cuando plantea una acción simultánea que dice: “el manto me persigue en ese sueño extraño, por lugares donde voy andando”, en la expresión voy andando, el gerundio andando está correctamente aplicado y que algunos escritores prefieren ignorarlo.

La descripción es otro recurso estilístico que lo alcanza aceptablemente. Aquí, Zambrano Mendoza prueba que ha leído relatos de la literatura del 30 ecuatoriana, el maestro Demetrio Aguilera Malta  se lució con este recurso. Zambrano dice:

“El sol como un códax se reflejaba sobre la faz de la comarca, la carretera se hacía interminable, además se veía solitaria, a los alrededores sobresalían los ceibos, con sus formas extrañas, parecían resecos, pero estaban llenos de vida. Ellos dominaban el paisaje, semejaban formas humanas; otros parecían inmensos  tumores sobresalientes, con caras de gigantes, levantando sus ramas hacia el cielo, como reclamando misericordia por tantos crímenes en el puerto de Manta”.

En cuanto a la trama, Jorge nos hace conocer la separación de Polo Pin con su novia Sara. Esta evasión se manifiesta en Madrid después que retorna de Turín, tras unas vacaciones, la separación es evidente, Polo Pin decide abandonarla porque Sara sufría de ninfomanía. Además, Zambrano indaga a través del personaje protagonista sobre la existencia del mito del manto de Jesús, al recrear a través de los sueños constantes ocurridos en un pueblo de Chamberí (Francia),  estos sueños se convierten en pesadillas por efecto quizá del consumo de marihuana, queda en tela de juicio la paranoia recurrente en el personaje.



Portada de la novela corta.


Por otra parte, el protagonista (salto espacial) el Dr. Polo Pin, tenía un proyecto de crear una clínica en Barbasquillo, en Manta. Al regresar a Ecuador cumple con ese objetivo, gracias a la ayuda de su padre Plutarco Pin, para que su hijo construyera una clínica especializada en nanotecnología, felizmente estos sueños se concretan.

A medida que se desarrolla la novela, el protagonista se sumerge en un torbellino de recuerdos, anhelos desesperados de ese viejo amor de Sara y no la puede olvidar, esto se da con mucha frecuencia.

También en varios capítulos de la novela, se recrean varios escenarios: como por ejemplo el prostíbulo El Puente de la ciudad de Manta, donde los personajes convergen en los comportamientos que causan liviandad en los seres humanos (lujuria) se describe también San Eloy y Chone (Estos escenarios complementan la historia).

El  desenlace de la novela culmina con el retorno de Sara a Manta, donde se entera que su amado Polo Pin tiene otra mujer a quien ha depositado su confianza (ella es Rebeca).

Puedo decir a manera de reflexión que escribir un libro no es una tarea fácil.  Escribirlo es hacer una realidad, un sueño. Y más todavía cuando se reflexiona en que vivimos en un mundo casi dominado por las tecnologías de la información y comunicación, donde el teléfono celular ocupa un espacio muy fuerte en los oídos de los jóvenes. Frente a estas amenazas Jorge Zambrano Mendoza se atreve a escribir esta novela.

Este libro nos estaba haciendo falta, y nos viene fresco con el aleteo del alba, nos hace falta porque ya era hora que un escritor joven se someta a la crítica y a ser ejemplo para robustecer la escritura literaria. Con frecuencia nos quejamos que se lee poco en Ecuador, pero hay que preguntarnos “¿Por qué se lee poco?...algo falla”, expresa Eliécer Cárdenas, novelista que plasmó la historia del bandolero Naún Briones en su obra Polvo y Ceniza.

Finalmente, este libro “Las desventuras de Polo Pin” que viene a fortalecer la  literatura manabita, sin duda enriquece su acervo cultural y por esto también hay que saludarlo con alegría, este libro engrandece el espíritu y estoy seguro que soportará los aguijones del tiempo, porque los libros que se hacen con responsabilidad y amor tienen lectores y permanecen abiertos en las librerías y bibliotecas, pero sobre todo en el alma de los jóvenes.
(Texto leído el viernes 20 de julio de 2018, a propósito de la presentación de la novela corta Las desventuras de Polo Pin, desarrollado en La Caverna)

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