El Dr. Holguín Rangel leyendo su análisis. |
Por:
Dr. Galo Holguín Rangel
Escritor
y docente universitario
Siempre
me preocupé por los títulos de las obras literarias. Pienso que una acertada
denominación del título ayuda al éxito de la misma. Me impactó el relato de
nuestro escritor manabita Luis Félix López, quien llamó a su última obra “Tarda en morir el tiempo”
o la del amigo Víctor Arias Aroca cuando titula “La cruel Condena de llamarse Kike
Vega”, extraordinario. El título Las desventuras de Polo Pin tiene novedad. Siguiendo
la línea de Piedad Villavicencio que escribe para El Universo, ¿un
hipocorístico es un apodo? No, no lo es. Es un apelativo, consecuentemente Polo
es un hipocorístico de Leopoldo, entonces puedo deducir con seguridad que la narratología
de Las desventuras de Polo Pin versará sobre una desgracia encarnada en Polo Pin.
Esa
(desgracia) sería el hilo conductor de la novela. La palabra desventura
significa desgracia. Esta palabra se compone de un prefijo (morfema trabado)
des y ventura que significa felicidad, pero que podría caer en un riesgo o
peligro.
La
novela y la vamos a llamar novela corta, por su estructura, por el manejo de
sus personajes, por el manejo del tiempo, por la trama que presenta. En cuanto
a su línea espacial, Zambrano Mendoza nos traslada a escenarios europeos, como
Madrid y Turín. Y en Ecuador, a Manta, al pueblo de San Eloy y la ciudad de
Chone, en Manabí. La historia la construye en trece capítulos, la va tejiendo
con fuerte corriente romántica y autobiográfica, que la robustece con la
presencia del personaje Sara, a quien a lo largo de los capítulos la describe
como ninfómana, este concepto bien lo podemos entender como hipersexualidad. En
cuanto a técnica de saltos espaciales o cinematográficos, Zambrano Mendoza hace
uso de un recurso de traslación como el “flashbacks” para trasladarnos un poco
al pasado, aquí nos hace pensar en Juan Rulfo, ese escritor misterioso mejicano
que en Pedro Páramo dijo, “Yo vine a Komala, porque aquí me dijeron que aquí
vivía un tal Pedro Páramo”. Zambrano Mendoza, expresa: “No era la ciudad que me
confundía, o la separación con Sara, tampoco el que consumiera marihuana, menos
la embriaguez, pero sí los sueños constantes, como el ocurrido en el hotel
Chambery”.
El autor, el presentador y amigos amantes de la cultura en Manta. |
La
novela tiene además, características míticas cuando el narrador sueña con el
Santo Sudario, o la sábana santa de Turín que lo motiva a conocer nuevos
escenarios.
En
cuanto al manejo narrativo, como ya quedó establecido, es una novela romántica-autobiográfica;
el diálogo es ágil, usa la expresión
breve; incursiona con un código lingüístico a veces con dificultades, pero que sale
bien librado, como por ejemplo cuando plantea una acción simultánea que dice:
“el manto me persigue en ese sueño extraño, por lugares donde voy andando”, en
la expresión voy andando, el gerundio andando está correctamente aplicado y que
algunos escritores prefieren ignorarlo.
La
descripción es otro recurso estilístico que lo alcanza aceptablemente. Aquí,
Zambrano Mendoza prueba que ha leído relatos de la literatura del 30
ecuatoriana, el maestro Demetrio Aguilera Malta
se lució con este recurso. Zambrano dice:
“El
sol como un códax se reflejaba sobre la faz de la comarca, la carretera se
hacía interminable, además se veía solitaria, a los alrededores sobresalían los
ceibos, con sus formas extrañas, parecían resecos, pero estaban llenos de vida.
Ellos dominaban el paisaje, semejaban formas humanas; otros parecían
inmensos tumores sobresalientes, con
caras de gigantes, levantando sus ramas hacia el cielo, como reclamando
misericordia por tantos crímenes en el puerto de Manta”.
En
cuanto a la trama, Jorge nos hace conocer la separación de Polo
Pin con su novia Sara. Esta evasión se manifiesta en Madrid después que retorna
de Turín, tras unas vacaciones, la separación es evidente, Polo Pin decide
abandonarla porque Sara sufría de ninfomanía. Además, Zambrano indaga a través
del personaje protagonista sobre la existencia del mito del manto de Jesús, al
recrear a través de los sueños constantes ocurridos en un pueblo de Chamberí
(Francia), estos sueños se convierten en
pesadillas por efecto quizá del consumo de marihuana, queda en tela de juicio
la paranoia recurrente en el personaje.
Portada de la novela corta. |
Por otra
parte, el protagonista (salto espacial) el Dr. Polo Pin, tenía un proyecto de
crear una clínica en Barbasquillo, en Manta. Al regresar a Ecuador cumple con
ese objetivo, gracias a la ayuda de su padre Plutarco Pin, para que su hijo
construyera una clínica especializada en nanotecnología, felizmente estos
sueños se concretan.
A medida
que se desarrolla la novela, el protagonista se sumerge en un torbellino de
recuerdos, anhelos desesperados de ese viejo amor de Sara y no la puede
olvidar, esto se da con mucha frecuencia.
También
en varios capítulos de la novela, se recrean varios escenarios: como por
ejemplo el prostíbulo El Puente de la ciudad de Manta, donde los personajes
convergen en los comportamientos que causan liviandad en los seres humanos
(lujuria) se describe también San Eloy y Chone (Estos escenarios complementan
la historia).
El desenlace de la novela culmina con el retorno
de Sara a Manta, donde se entera que su amado Polo Pin tiene otra mujer a quien
ha depositado su confianza (ella es Rebeca).
Puedo
decir a manera de reflexión que escribir un libro no es una
tarea fácil. Escribirlo es hacer una
realidad, un sueño. Y más todavía cuando se reflexiona en que vivimos en un
mundo casi dominado por las tecnologías de la información y comunicación, donde
el teléfono celular ocupa un espacio muy fuerte en los oídos de los jóvenes.
Frente a estas amenazas Jorge Zambrano Mendoza se atreve a escribir esta
novela.
Este
libro nos estaba haciendo falta, y nos viene fresco con el aleteo del alba, nos
hace falta porque ya era hora que un escritor joven se someta a la crítica y a
ser ejemplo para robustecer la escritura literaria. Con frecuencia nos quejamos
que se lee poco en Ecuador, pero hay que preguntarnos “¿Por qué se lee
poco?...algo falla”, expresa Eliécer Cárdenas,
novelista que plasmó la historia del bandolero Naún Briones en su obra Polvo y
Ceniza.
Finalmente,
este libro “Las desventuras de Polo Pin” que viene a fortalecer la literatura manabita, sin duda enriquece su
acervo cultural y por esto también hay que saludarlo con alegría, este libro engrandece
el espíritu y estoy seguro que soportará los aguijones del tiempo, porque los
libros que se hacen con responsabilidad y amor tienen lectores y permanecen
abiertos en las librerías y bibliotecas, pero sobre todo en el alma de los
jóvenes.
(Texto
leído el viernes 20 de julio de 2018, a propósito de la presentación de la
novela corta Las desventuras de Polo Pin, desarrollado en La Caverna)
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