7 pm. el teléfono suena, del otro lado Cristian, Edison y Diego me gritan que un punto de la ciudad es una botella multiplicada en docenas, que los retiene. De fondo la música lo confirma: ciudad trampa, ciudad enloquecida.
Pasaje es una ciudad desconocida, pero la escucho (mediante el teléfono) como mi misma ciudad: hambrienta, seductora en su terreno líquido, alucinada desde las sombras en que la imagino.
7 pm. Cristian, Edison y Diego (tras la lectura de sus poemas) me recuerdan al personaje de Luces de una gran ciudad. Esa sombra que baja, choca, cae y a gatas avanza hacia el averno de aquella urbe que lo engulle con voracidad (estoy con ellos).
Corto la llamada, cierro el libro y recuerdo: "Debes ir lentamente. Debes aprenderlo todo de nuevo" (p. 221).
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