Se continúa sustentando que en el país
no existe crítica literaria, ni una cercana disertación de todo cuanto se
publica, y que contrariamente lo que predomina es un amiguismo pasivo y alabador.
Sí, persisten los grupos (más allá de cualquier nombre que puedan tener como
colectivo) que tras ignorar a sus contrarios (integrantes de otros grupos) han
decidido evidenciar tanto en el panorama nacional como internacional a los
autores que están con ellos y no contra ellos.
Así cada cierto tiempo van apareciendo nuevas
muestras poéticas que (y dejémonos de hipocresías) no reflejan a todas las nuevas
voces y actores poéticos del país, que responden exclusivamente a un nexo
determinado más por amistad y en menor medida por reconocimiento literario.
Cada uno de los múltiples “bandos”
literarios tiene como objetivo primordial reconocer en el contexto a sus
cofrades, a quienes de una u otra manera comparten su visión de poesía.
Amigos a quienes una crítica
literaria siempre será favorable.
En este desconcierto de constantes
muestras poéticas que anualmente se publican en Ecuador, me encuentro con ¡Y quién dijo silencio! (Ras, 2012)
recopilado por Cristian López Talavera. Un trabajo que si bien agrupa a dos conjuntos
de talleristas: El Quirófano (Guayaquil) y el taller de la CCE (Quito) que expone
el trabajo inicial de autores desconocidos (en su mayoría) que presenta una
multiplicidad de propuestas, y sobre todo que logra justificarse aduciendo que
se trata de “(…) una muestra de escritores que han trabajado bajo tutoría de
taller, por lo tanto son versos iniciales”, provoca una interrogante: ¿Cuál es
el valor de una nueva muestra de poesía ecuatoriana cuando muchos de sus textos
ya se han publicado en otras similares?
Se entiende que el libro en mención fue
editado en Perú, y por ende tiene como destinatario primordial lectores de otro
espacio geográfico, pero el trabajo de López Talavera (y ojo que se trata de un
gran y estimado amigo) adolece de tres cosas imperdonables: 1. No haber
actualizado las fichas biobibliográficas de varios autores (semejantes a las que
aparecen en otras muestras). 2. No presentar textos nuevos de los autores
incluidos (en su mayoría). 3. Incluirse en la muestra cuando él ha sido el
recopilador (aunque exista finalmente la responsabilidad del editor en esto).
Entonces una nueva muestra poética que
tenga una clara justificación de existir (más allá de evidenciar a nuevas voces poéticas) no queda del todo planteada, si bien autores como Ives Cadena Rodríguez, Beatriz Viteri Garcés, Luis
Alberto Bravo, Edison Navarro, Dina Bellrham, Dancizo Toro, Agustín Guambo,
Adolfo Santiestevan, Galo Taopanta sobresalen del resto, persiste la
interrogante ¿Cuán necesario una nueva muestra poética si permanece y propone
lo mismo que otras?.
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