domingo, 5 de agosto de 2012

La importancia de una nueva muestra de poesía ecuatoriana




Se continúa sustentando que en el país no existe crítica literaria, ni una cercana disertación de todo cuanto se publica, y que contrariamente lo que predomina es un amiguismo pasivo y alabador. Sí, persisten los grupos (más allá de cualquier nombre que puedan tener como colectivo) que tras ignorar a sus contrarios (integrantes de otros grupos) han decidido evidenciar tanto en el panorama nacional como internacional a los autores que están con ellos y no contra ellos.

Así cada cierto tiempo van apareciendo nuevas muestras poéticas que (y dejémonos de hipocresías) no reflejan a todas las nuevas voces y actores poéticos del país, que responden exclusivamente a un nexo determinado más por amistad y en menor medida por reconocimiento literario.

Cada uno de los múltiples “bandos” literarios tiene como objetivo primordial reconocer en el contexto a sus cofrades, a quienes de una u otra manera comparten su visión de poesía. Amigos a quienes una crítica literaria siempre será favorable.

En este desconcierto de constantes muestras poéticas que anualmente se publican en Ecuador, me encuentro con ¡Y quién dijo silencio! (Ras, 2012) recopilado por Cristian López Talavera. Un trabajo que si bien agrupa a dos conjuntos de talleristas: El Quirófano (Guayaquil) y el taller de la CCE (Quito) que expone el trabajo inicial de autores desconocidos (en su mayoría) que presenta una multiplicidad de propuestas, y sobre todo que logra justificarse aduciendo que se trata de “(…) una muestra de escritores que han trabajado bajo tutoría de taller, por lo tanto son versos iniciales”, provoca una interrogante: ¿Cuál es el valor de una nueva muestra de poesía ecuatoriana cuando muchos de sus textos ya se han publicado en otras similares?

Se entiende que el libro en mención fue editado en Perú, y por ende tiene como destinatario primordial lectores de otro espacio geográfico, pero el trabajo de López Talavera (y ojo que se trata de un gran y estimado amigo) adolece de tres cosas imperdonables: 1. No haber actualizado las fichas biobibliográficas de varios autores (semejantes a las que aparecen en otras muestras). 2. No presentar textos nuevos de los autores incluidos (en su mayoría). 3. Incluirse en la muestra cuando él ha sido el recopilador (aunque exista finalmente la responsabilidad del editor en esto).

Entonces una nueva muestra poética que tenga una clara justificación de existir (más allá de evidenciar a nuevas voces poéticas) no queda del todo planteada, si bien autores como Ives Cadena Rodríguez, Beatriz Viteri Garcés, Luis Alberto Bravo, Edison Navarro, Dina Bellrham, Dancizo Toro, Agustín Guambo, Adolfo Santiestevan, Galo Taopanta sobresalen del resto, persiste la interrogante ¿Cuán necesario una nueva muestra poética si permanece y propone lo mismo que otras?.  

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