lunes, 6 de agosto de 2018

El transitar de un desarraigado




Por Fernando Endara

Las desventuras de Polo Pin es el transitar de un desarraigado, el ir y venir de Ekuador hasta España, de Manta hasta Madrid. Porque nada puede detener un corazón errante y, el amor que encadena, provoca al final la huida del vagamundo. Polo Pin es un médico especializado en nanotecnología que retorna a su patria después de varios años en Europa, dejando atrás las caricias y los besos de Sara, su amante insaciable, su apasionado recuerdo tatuado en su piel. Regresa a “La Puerta del Pacífico” con un amigo para presentarle a su familia y conducirle por algunas de las situaciones más entrañables de la ciudad como los prostíbulos, la violencia, la impunidad y corrupción. Sus viajes, acompañados de frenéticos encuentros sexuales con Sara, de hondas caladas de marihuana, de buen vino y lujosas suites, depararon en viajes oníricos, hondos tomentos mesiánicos en donde el Santo Sudario le habla como el redentor atravesando en sueños, surcando Jerusalén, Constantinopla y conventos Templarios.

Jorge Zambrano Mendoza nos entrega una novela sencilla y potente, una fábula sobre el amor, el sexo y el desgaste, y es que estar enamorado no siempre es permanecer al lado de la persona adorada. Estar enamorado tampoco impide otros gustos, otros quereres, otros cuerpos; Polo Pin deberá decidir y estar dispuesto a pagar el precio, cuando Sara, su palpitante compañera, arribe a tierras manabas. Debatiéndose entre la pesadilla y el ensueño, el pasado y el presente, el humo de maría y los nanobots, Sara y Rebeca, el traslado y la estabilidad. “Las desventuras de Polo Pin” nos pinta la amarga contradicción de la existencia.

Reseña tomada de https://www.instagram.com/p/BmJkK4OgKUE/?hl=es-la&taken-by=fer_libros 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Una síntesis que resume de una manera auténtica el carácter de mi novela felicitaciones este Polo Pin, protagonista de esta historia se parece mucho a mi

Unknown dijo...

Polo Pin es personaje auténtico, me sorprende, se parece mucho al escritor...