sábado, 14 de abril de 2018

Literatura erótica o el amor insatisfecho



La literatura erótica ha sido de mucho interés para las editoriales. Esto, porque las historias de este género exploran y exponen situaciones que han encontrado muchos lectores y han despertado el interés de otros. Además, que las casas editoriales han logrado hacer que muchas de estas obras encuentren un plus en sus versiones cinematográficas, lo que ha ayudado considerablemente a difundir y empoderarlas. Desde luego, nada de lo anterior fuera posible si no se contara con una industria publicitaria detrás que bombardea, desde distintos francos, al posible y casi siempre rendido público.

“Porno para mamás” dice King, y puede que no se equivoque en su prejuicio. Con historias donde casi siempre las protagonistas resultan mujeres frustradas, con problemas para expresarse corporalmente, frígidas esposas que no encontraron ni entendieron su propia sexualidad junto a su pareja, infieles que buscan en otros cuerpos el arrebatamiento del deseo apagado, víctimas apaciguadas que intentan realizarse mediante la complacencia. Mujeres que desean conocer lo que significa un orgasmo (cansadas de un sexo rutinario cargado de insatisfacción).

Pero no solo se trata de sexo, esta literatura erótica asienta sus bases en el amor, esa búsqueda desesperada por encontrar a otro que entienda, comprenda, que asimile cada cosa dicha y no dicha. Que sea el receptor adecuado/a que con afán se ha perseguido. Ese sueño platónico que se busca para autocomplaciencia y también para satisfacer a un entorno que lo impone.  






Sin embargo, mucha seuda literatura erótica abomba en las librerías. Mucha mala literatura es del interés de lectores. Mucha literatura basura es consumida con preocupante voracidad por jóvenes que ven en ella verdaderas obras maestras. Donde el amor y el sexo, como elementos base, se combinan con historias empalagosas donde la heroína busca un “príncipe azul” que cumpla todos sus deseos. Donde la dependencia hacia otro se vuelve clave en esa búsqueda exitosa.      

No es fácil escribir literatura erótica, eso deberían saberlo quienes se han atrevido, porque el simple hecho de describir un encuentro sexual, quizás hasta exponer filias relacionadas al masoquismo y sadomasoquismo (pienso en Cincuenta sombras de Grey y todos estos libros similares) demanda un tratamiento adecuado del lenguaje.

Y sí, para escribir literatura erótica hace falta experiencia y experticia en el tema (porque ocurre que muchos autores en sus textos primerizos se aventuran a escribir “literatura erótica” y la realidad es que ni siquiera han sido ni besados/as, menos conocen el placer de la carne). Pero la experiencia no es todo para escribir esta clase de literatura, porque si no cualquiera con mucha experiencia fuera escritor/a (la experiencia sirve para argumentar, pero es necesario un trabajo adecuado, para hacer de esa experiencia material idóneo para la literatura).   

(Este texto fue realizado a partir de la entrevista en que iba a participar el sábado 14 de abril en el programada radial Raíces, y del cual por compromisos familiares no logré llegar a tiempo y participar)

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