miércoles, 27 de diciembre de 2017

Escritores de dramas reales


Un día sin escribir es difícil, pero llegar a varios años, puede resultar algo traumático para cualquiera que haya decidido (aunque todo esté en contra) dedicarse a la escritura como una forma de ganarse la vida. Sí, este anhelo en nuestro contexto resulta una utopía: nadie, hasta donde conozco, vive de lo que escribe y le publican.

Con dos artículos en revistas, un derecho de autor paupérrimo por constar en alguna antología, y quizás (y esto si es que se ha tenido excelente relaciones públicas y nexos apropiados, y por supuesto, talento) un contrato para un libro donde haya regalías… el escenario será desalentador para cualquiera que busque vivir de la escritura literaria.

Por eso cuando supe de Mike Noonan, del lujo que se da al no poder escribir nada nuevo durante cuatro años, luchando contra ese bloqueo que no buscó. Cuando pienso en él, me divierte hacer una comparación con nuestro contexto: lo que es ser un escritor bloqueado en un país desarrollado (y sí, no importa que se trate de un personaje) y uno de un país como el nuestro, donde solo los novelistas y cuentistas son tomados en serio, un país de poetas y cientos de seudos poetas pululando en cada ciudad.

Noonan tuvo un plan b, previniendo si algún día se quedaba seco de historias (cuatro novelas debidamente escritas, resguardadas e inéditas) mientras que en nuestro caso ¿cómo se sobrellevaría esta sequedad? ¿cuándo se lograría tener una producción inédita aguardando salvar el pellejo? ¿en qué momento, mientras se asume los oficios de la sobrevivencia, se escribirían todos estos refuerzos?

Muchos escriben. Escriben y reescriben. Reescriben, borran y vuelven a escribir. Pero también, estos mismos escritores lidian con trabajos y familia, luchan por tener un trabajo que les dé estabilidad económica, o que por lo menos les permita tener algo de tiempo para continuar escribiendo.

Escritores de dramas reales, cuyos fantasmas que los asechan son el hambre y la decepción: entes aterradores para cualquiera que pretenda vivir de lo que escribe y alcanza a publicar. 

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