martes, 16 de julio de 2013

Un escritor independiente es un héroe a su manera




Un escritor independiente no tiene compromiso. Un escritor independiente se la juega con cada publicación, invierte en sí mismo, no se presta al juego de los intereses editoriales de ciertas marcas. Un escritor independiente es un héroe a su manera. Un escritor independiente escribe y escribe con el objetivo persistente de ser precisamente un escritor. Fama, dinero y show son temas que pueden quedarse en aquel desconocido paraíso artificial para regocijo de algunos. Un escritor independiente tiene todas las de perder.

Miguel Álavalcivar (Manabí) es un escritor independiente y su novela El Trapecista (edición de autor, 2012) es la confirmación de su postura literaria, una franca con el oficio, crítica ante los absurdos del ser escritor, corrosiva desde sus imágenes que van chocando contra un sistema que lo niega, o mejor dicho a su personaje: un escritor romántico en demasía, uno que decidió largarse de su ciudad para vivir el sueño sesentero: París, miseria, amor, persistencia, oportunidades...

Así El Trapecista es una novela que entra constantemente en conflicto, del personaje escritor con aquel sistema literario del que no se siente parte, y al que sin embargo busca ingresar a toda costa.

Dice su personaje encolerizado:

“-La Casa de la Cultura es un motel barato. –le dije tomando un sorbo de brandy- y las editoriales de la capital nunca me responden los telegramas. Mi país es una aduana de tránsito, país trasnochado cual puta cuarentona.” (p. 15)

“El escritor es eso, un germen en la pared del baño, una mariposa en la alcantarilla, desnuda las idioteces del sistema, incluso del sistema literario, del coexistir con editoriales y demás intelectuatontos.” (p. 42)

“(…) yo escribo para no descargarme un revolver en la sien (…)” (p. 145)

“No puedes llamarte escritor sin tener puta idea de cómo marcha el mundo, si sigues creyendo todo lo que te dicen los periódicos.” (p. 186)

Pero El Trapecista es también una historia de amor, una que gira en torno a la “musa” europea, uno que se aferra a sí mismo: aquel amor por la persistencia, por inyectarse dosis de optimismo aunque se habite un mundo decadente y ensombrecido. Una postal romántica que se sufre con satisfacción. 

Lo digo: Álvalcivar es un escritor independiente que se la juega con cada publicación. Y El Trapecista es una buena jugada. 

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