Tres años han pasado para que se publique la segunda edición de Selección natural (TibuEdiciones, 2013) un libro que agrupa y expone la obra poética de Rafael Méndez Meneses (Guayaquil, 1976). Un autor que puede llegar a ser adictivo desde su poesía, que logra sin ninguna complicación delatarnos ese mundo que siempre ha estado frente a nosotros pero que no hemos querido escupir por simple indiferencia.
He releído cada uno de los poemas y aquellos momentos del pasado se han vuelto a repetir: sonrisas, perplejidad y un convencimiento de que Méndez es un poeta descomplicado desde su forma, pero serio en la construcción de su discurso. Todo porque aquí, en estos versos que sangran y ensucian, que salpican y asquean, está un Ecuador literario al desnudo, está un mundo contradictorio y ridículo, está un universo que ha buscado a un poeta que lo exponga. Y ese es Méndez.
De Flamboyanes y Nonconsumatum, son las dos partes poéticas que no aparecen en esta nueva edición, y que no se extrañan. Basta con Principio de caos jamás acaecido, Nadie es poeta en su tierra, Que mi alma se la lleve el diablo y La poesía es una revelación que subyace.
Comparto algunos poemas de este Selección natural, y que la poesía siga su curso.
El Congreso está repleto
de cantantes, bailarinas
víctimas de la moda y de la injusticia.
Si no está plagado de poetas
Es porque aún no hemos tocado fondo.
Gracias al internet
cualquiera puede publicar sus poemas
recibir un par de millones de visitas
y centenares de bagreras que nos dicen
que escribimos bonito
Abusamos de la impunidad:
Nunca falta el papanatas
que publica finalmente sus adefesios.
Vendrá el día en que al recital
llegue un idiota con pinta de fakir
a llorar sobre una calavera mientras
fuma un cigarrillo
y miles de personas lo ven por youtube
Ese será el poema. Tomará seis reportajes
y sesenta y seis análisis de los críticos
para entender
esa reverenda pendejada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario