domingo, 8 de abril de 2012

La carne penitente



Somos presas de las necesidades de la carne, de su delirio interno que cada vez necesita ser saciado; que canta, arrulla y también despierta abruptamente las fibras de la necesidad incontrolable. Así encuentro justificativo a Efusiva penitente (CCE Imbabura, 2010) de Valeria Guzmán (Rusia, 1988). Un poemario que explora lo erótico desde una particularidad sacrílega, siendo atentado a las costumbres, a la ritualidad caduca que impera en las sociedades cristianas.

Alabado seas
porque ante mi sed
bebo en ti
hasta embriagarme.
Efusiva penitente, p. 19

Siento el olor del fruto
próximo a mi boca
dulceamargo resbalando en la garganta
Efusiva penitente, p. 27

Pero en esta poesía no hay libertad, porque persiste un sometimiento, una dependencia carnal. La voz poética es una cabeza más entre cientos y miles de ovejas, salvo con la particularidad que es una descarriada en el rebaño, pero en medio de esa contrariedad no abandona su condición de rea.

Y yo virgen que llora
al pie de la cruz en el calvario hundida
flagelada y sedienta
Ávida aguardo
el cáliz salvador
la gloriosa venida
la resurrección.
Efusiva penitente, p. 8

Misericordia,
Señor dador de gloria,
apiádate de esta penitente
que yace a tu costado.
Efusiva penitente, p. 17





Es en la segunda parte, Constelaciones, que la voz poética asienta, y con creces, la carga erótica en sus escenas. Y en este erotismo, lo mínimo, arraigado en el cristianismo más pasivo, se vuelve su letanía de vida.

Las horas son el espacio donde me aproximo grave
cuando estallas agudo
en mí
Constelaciones, p. 30

Llegué a ti
antes de sospecharme
desde la soledad metáfora perfecta del vacío
escuché tu luz
irrumpiendo la oscuridad de mi materia
Constelaciones, p. 37

Poesía del “pecado” (si es que se puede continuar creyendo en tal reproche impuesto por otros) donde la penitencia está en la carne, en el placer, en la entrega total a la que se aferra, con satisfacción, la voz poética. Una voz creyente en lo inmaculado de los cuerpos consagrados a otros.

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