Por Sam Scholl
John Updike es la máquina de la narrativa norteamericana que mejor supo ver el rico legado de enseñanzas sicológicas que se encuentran semi ocultas en la vida cotidiana de la clase media estadinense.
La necesidad de crecer intelectualmente por lo general implica comprender que los cambios en las vidas de las personas son inevitables.
El adulterio, los hogares destruidos, el hijo perdido en las drogas o el alcohol, los amores que vienen y se van, la música que ya no es la misma, las defunciones de amigos cercanos y lejanos, la moda en las marcas de las ropas y los perfúmenes, el envejecimiento y muerte de amigos y familiares queridos...
Lo sean del agrado de uno o no y entonces que cada cual comience su propia batalla contra la realidad es ya otra cosa, porque los cambios así como la muerte ni esperan ni se calculan sino que se van dando poco a poco.
La necesidad de crecer intelectualmente por lo general implica comprender que los cambios en las vidas de las personas son inevitables.
El adulterio, los hogares destruidos, el hijo perdido en las drogas o el alcohol, los amores que vienen y se van, la música que ya no es la misma, las defunciones de amigos cercanos y lejanos, la moda en las marcas de las ropas y los perfúmenes, el envejecimiento y muerte de amigos y familiares queridos...
Lo sean del agrado de uno o no y entonces que cada cual comience su propia batalla contra la realidad es ya otra cosa, porque los cambios así como la muerte ni esperan ni se calculan sino que se van dando poco a poco.
De tal suerte que con el paso del tiempo lo atrevido se convierte en clásico mientras envejecemos y llegamos a una humilde iluminación socrática en la que nos percatamos que cuando hemos aprendido algo el mundo, la ciencia y la tecnología, así como las costumbres nos demuestran que lo que hemos aprendido no es ni mucho menos una pequeña parte del total, de todo el conocimiento que ha surgido con el paso del tiempo.
La técnica narrativa de Updike siempre se muestra clara, clarísima, pero también exigente, exige paciencia y tenacidad como el trabajo de Gustave Flaubert o el de Henry James, pero aún así y todo, cada libro o cuento corto es una delicia, una experiencia enriquecedora que promueve al hombre, lo exalta y lleva a una gran altura para que se encuentre consigo mismo, con ese ser que se nos aparece diariamente en el espejo y que constituye un enigma para nosotros hasta cuando hemos revelado toda la esencia de su misterio con las lecturas de las novelas de Updike.
Fuente: http://es.shvoong.com/lifestyle/family-and-relations/2068584-conf%C3%ADa-en-mi/#ixzz1flfIQLqP
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