Invisibles (España, 2007) de los directores M. Barroso, I. Coixet, J. Corcuera, F. León de Aranoa y W. Wenders, es una obra que agrupa cinco trabajos independientes pero entrelazados por la invisibilidad a la que se ven arrinconados sus personajes: emigrantes, desplazados, secuestrados, abusados sexualmente y enfermos sin cura.
El documental nos enfrenta al horror de esa realidad que hemos visto solo con ojos de espectadores impotentes –aunque tras finalizada la obra aún sigamos pensando ¿qué podríamos hacer?-, donde las historias comunes, desde cada uno de sus contextos y tragedias, giran en torno a sus recuerdos tormentosos, a ese presente que los atrapa por sus escasas posibilidades para sobrevivir dignamente, sabiendo que en el fondo lo único que ansían todos es paz: interior y exterior, aquella ausente en sus vidas y que ha logrado que los marquen para siempre.
“Pueden vernos, pero no quieren hacerlo” dice uno de los personajes, dejando claro de lo concientes que están de su posición dentro de un mundo de extremos donde la pobreza, violencia e inseguridad, marcan pautas desgarradoras para ellos: individuos invisibles dentro de sociedades cuya vida o muerte poco o nada les importa. Y es que al ser la muerte un elemento degenerador, se vuelve idóneo para los escenarios donde las historias de sus protagonistas enfrentan y develan sus demonios personales, porque cada voz y espectro dentro de los documentales es una muestra individual de ese colectivo afectado y en el que se han centrado los realizadores.