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jueves, 19 de diciembre de 2013

Salvaje matemango


¿Cuánta vigencia tiene actualmente el fanzine?, ¿En verdad continúa siendo ese espacio de ultimátum y recurrente para los artistas incomprendidos?, ¿Cómo se logra llegar más allá de un escaso tiraje y una distribución al margen? Todas estas preguntas me las he vuelto a formular tras leer LA MATEMANGO, proyecto fanzinero del que participan Gonzalo Rincón, Seng Von, Joti Vásquez, Santos Feijó y Giarcovich. Algunos de ellos escritores a los cuales he seguido la pista, los otros dibujantes cuyo estilo empiezo a reconocer.

Chocante, salvaje, localista (Guayaquil como escenario constante) con un humor negro corrosivo, intelectualoide y sobre todo aferrado a la cultura popular desde ídolos ochenteros casi olvidados (si les dice algo María Conchita Alonso y Silvana, están en onda). Así se mueve La Matemango en este ¿primer número? atemporal y rebelde, con una estentórea R (desde su portada) advirtiendo a cualquier incauto que de con ella y se atreva a escandalizarse entre sus páginas.




Sexista, machista, pornográfica, tosca, irónica, cualquier calificativo que esté relacionado con el escándalo puede encajarle. Porque la propuesta de este medio es la de reconocer a esos personajes cotidianos que viven en los amigos, vecinos y desconocidos. Explotar sus perlas:

“¿y si le propongo a mi vecina que baile perreo conmigo? así se la pongo y le evito el sentimiento de culpa…”  

“Un hombre jamás podrá sentir el placer de una doble penetración.”

“Pero una mujer nunca sabrá lo que es dar y recibir a la vez…”

La Matemango aún anda circulando entre pequeños grupos que hacen cortinas de humo con su mango, y así es mejor, ser aquel trozo de creación-daga-metralla al que los lectores se irán sumando como virus. Yo ya estoy infectado.