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jueves, 17 de marzo de 2022

Un anhelo distante

Un padre puede y enfrenta, casi siempre, el mundo que intenta destruir su rol de proveedor y cabeza de hogar en una familia. Ese mundo reducido a una sociedad donde el empleo escasea y el dinero siempre es necesario para sobrellevar la vida elegida, donde hijos y esposa dependen de sus movimientos, búsquedas y éxitos. El fracaso, que nunca falta, es otro de los retos que confronta más de lo que su fuerza puede.

Uno de los modelos paternos más inolvidables de la literatura (por lo menos para este lector) es Svevo Bandini, aquel personaje irritable, odiante de la nieve, siempre atento a nuevos trabajos de albañilería que le ayude a combatir el hambre propia y de los suyos. El padre que añora un mejor presente, el hombre simple que al terminar el día intenta soñar con un mañana mejor, aunque solo sea un anhelo distante.

John Fante.

 

Espera la primavera, Bandini (1938) de John Fante, no solo es la historia de un padre, su esposa e hijos, es también el retrato de una época donde la familia representa una fortaleza incorruptible, más allá de la traición de Svevo, del fanatismo religioso de su esposa, y del racismo imperante contra todos ellos.

El invierno es detestable. El dinero falta. El amor no llena ni suple las otras necesidades. El hambre y la pobreza dan vergüenza. Y ahí están los Bandini confrontando todo y a todos con coraje.

miércoles, 12 de enero de 2022

La vida, ese escupitajo que se niega

John Fante.

Qué importa que las parejas sostengan la fachada de un amor que es puro escombro, que los estómagos sean apuñalados por la rabia ajena, que una nueva cabeza sea perforada en el día dentro de un centro comercial, en la calle o en un vehículo. Qué más da sobrevivir desde un trabajo miserable que se odia y al que se continúa asistiendo porque de algo hay que obtener dinero. Qué importa todo esto.

Lo único que importa después de finalizar todas las tareas que el mundo, su dinámica y las necesidades imponen, es volcarse a la escritura, crear y con ello construir una ficción que será esa otra realidad. Erigir una historia que, alejada de todo el ruido y caos circundante, de un respiro, sea esa causa de continuar latiendo.


 

El joven Bandini de Camino de Los Ángeles, se aferra a su primera historia como esa boya salvadora en el naufragio de su vida, en esa vida que tanto detesta, en la que se rehúsa a ser un trabajador invisible de fábrica.    

Y sí, tal vez no esté mal escribir de mariposas revoloteando en el estómago, retratar caminatas y manos entrelazadas de parejas sonrientes, describir el paisaje pulcro de una urbe. Quizás, todos estos blandengues de historias rosas y lloriconas lo único que buscan, así como Bandini, es alejarse lo que más puedan de la realidad.