sábado, 16 de agosto de 2025

Fantasmagoría Staley o el testimonio de la soledad


Primero fue el caos

2019 fue un año significativo para mí: estar por primera vez en un quirófano (en una operación que no se la desearía ni a mis enemigos) y volverme padre por tercera ocasión. Dos eventos que desataron un clic interno donde la soledad y una fuga inminente parecían la única luz en la cual irradiar todo el caos del paisaje.

Entonces conducía un Suzuki rojo destartalado y aplastaba el acelerador más de lo recomendable. La carretera y yo en una lid que deseaba perder a toda costa. Así pasaría algunos meses con la idea oscura rumiando cada día, en una imagen destructiva que incluía un barranco y un auto achicharrado al final.

En esos días, en esos meses, supe que la fiesta fúnebre que clamaba exponerse tenía un camino seguro: una pantalla. Ahí empezó el boceto de lo que al final de ese mismo 2019 se llamaría Fantasmagoría Staley. Porque en esos meses me sentí un espectro que deambulaba en su hogar, una voz que no se oía a sí mismo.

La historia de muerte de Layne Staley, el vocalista de Alice in Chains; el tipo alejado de su banda y cuyo cuerpo encontraron en estado de descomposición en su departamento tras una sobredosis de heroína y cocaína, me sirvió de excusa para abordar un tema que en ese momento lo sentía fuerte, como una especie de aureola con la cual brillar en la oscuridad donde permanecía.

Al final de ese año, aún vivo, finalizaba la primera versión de un poemario que había fluido, que se escribió mientras el silencio en el hogar era perturbador y veía por el ventanal del departamento el alba y aún colillas humeantes testimoniando el desvelo constructivo del hogar de un fantasma.  

 

Un manuscrito dando tumbos

Los primeros meses de 2020, tal vez antes de que la pandemia nos volcara a situaciones de sobrevivencia, finalicé el poemario. Estaba encantado con el resultado, porque se trataba de una construcción unificada que abordaba el tema de algo que me perturbaba y que había logrado, en cierta forma, desterrar y trasladar a la poesía.

No tenía editorial a la cual enviarle la propuesta, así que lo envié a una convocatoria nacional. Deseaba que el poemario se publicara y el premio de ese concurso daba la posibilidad de ello. Sin embargo, la propuesta pasó desapercibida para el jurado de ese año. Luego de ello reescribí y agregué algunas páginas.

Al siguiente año un nuevo concurso llamó mi atención y volví a enviar mi poemario. Al igual que el concurso anterior no fue del interés de nadie. ¿Debía reescribir todo y volverlo digerible? ¿Hacer que la oscuridad que gobernaba la propuesta se transformara en algo rosa? Descarté cada idea descabellada.

 


La realidad de un libro

Habían pasado cuatro años y Fantasmagoría Staley continuaba inédito. Era 2023 y creía que el poemario nunca se publicaría, que cumpliría su designio fantasmagórico atrapado en un archivo de mi computadora y en el respaldo impreso en mi escritorio.

Ese mismo año encontré una nueva convocatoria para publicaciones inéditas. Ya no creía en ningún concurso y, sin embargo, envié la propuesta y me olvidé de toda ilusión anterior.  

Y una tarde, mientras me encontraba en el trabajo, mientras leía y corregía páginas ajenas, me llegó la felicitación de un amigo, por mi triunfo, que me lo merecía, que se alegraba por el reconocimiento... Sorprendido reconocí, minutos después, que mi poemario, luego de mucho tiempo, encontraría lectores. Que la Convocatoria Editorial del Gad Cuenca lo designaba como ganador en la categoría de poesía.  

 

La presentación

A cinco años de la escritura de Fantasmagoría Staley y a uno de su publicación, la primera presentación se realizará en Manta (pero primero se pensó en el marco de la Feria Internacional de Cuenca, que lamentablemente se canceló) y no puedo dejar de pensar en ello: en el reencuentro con el fantasma de 2019, un año que debió ser mejor.

 

Día: miércoles 27 de agosto de 2025

Lugar: Sala Mac

Hora: 19h00

Ciudad: Manta

Acompañan: Ana Rivera Solórzano (docente universitaria) y Xavier Soto (lector y melómano)

Acceso libre


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