Escena de la obra “Umiña danzando con la muerte” del grupo Montedearte. |
Diagnosticar la proyección cultural
de una ciudad es un trabajo titánico, esto si nos remitimos a una definición
general de lo que se entiende por cultura: “conjuntos de saberes, creencias ypautas de conducta de un grupo social”. Y Manta, puerto pesquero,
turístico, y de progreso, posee elementos que permiten reconocer una cultura
local.
Sin embargo, he creído
conveniente enfocar este texto en las manifestaciones artísticas (como parte de
la cultura), porque estas representaciones estéticas han configurado la visión
de Manta, de cómo se reconocen sus habitantes hasta cómo nos reconocen desde el
exterior.
Así ¿Cómo se reconoce a una
ciudad mediante sus distintas manifestaciones artistas?, ¿Cuáles son los
espacios que han ayudado a posicionar los discursos a través del arte?, y ¿Cómo se ha interrelacionado este conjunto
de actores sociales para desarrollar una identidad a partir de sus trabajos
individuales? Son interrogantes que intentaré responder a continuación.
El
espacio público
Manta tiene espacios
recurrentes que sirven de escenario para las distintas manifestaciones
artísticas: la plaza cívica Eloy Alfaro, el malecón escénico, el teatro Chusig,
el paseo de los hermanos Egas, la calle 13, el Macc cine, y la universidad.
¿Por qué solamente estos lugares y no otros? Porque desde mi perspectiva estos
espacios han logrado masificación de público, uno que ha asimilado la importancia
y necesidad de verse proyectados en el arte local.
Sí, es una postura elitista,
sobre todo cuando esta masificación de público, comparada con la población
total de la ciudad es apenas la minoría. Sin embargo estos espacios han logrado
sostener los discursos de los actores culturales, los han acercado a un público
heterogéneo siempre ávido y mal acostumbrado a la gratuidad del arte.
El
reconocimiento
El arte desde Manta se ha
construido desde distintas manifestaciones, tales como el teatro, la danza, el
cine, la literatura, la música, la plástica. Cada uno desarrollándose y
posicionándose a su manera y ritmo, pero todos trabajando con un mismo
propósito: utilizar los elementos culturales locales para potencializar sus
discursos.
Entonces tenemos a la ciudad
que mantuvo un festival teatral que se volvió referente a nivel nacional y que,
una vez creado todo un circuito que integraba a otras ciudades del país, sigue
siendo el punto inicial.
Pintores que han retratado
con obsesión los espacios más turísticos de Manta, hasta los lugares más
abandonados e ignorados que convergen en el mismo centro.
Bailarines que desde la
mitología local han reafirmado los simbolismos culturales, pienso en “Umiña
danzando con la muerte” del grupo Montedearte.
En el cine los realizadores
y su constante búsqueda de reconocerse como mantenses en historias personales
que dan cuenta de la ciudad y su relación con ella.
Una
mirada desde lo literario. Historias que hablan de Manta
En el 2003 se publica el
libro “Primera antología poética de Manta. Más de un siglo de inspiración…”, en
ella se agrupa a distintas voces locales que en su mayoría rinden tributo a la ciudad que los acoge y en otros
casos que los vio nacer y los mantiene aún en ella.
En este libro se refleja al
Manta de estampa que todos conocemos, el de playas, pescadores, hombres
trabajadores, mujeres hermosas, progreso. Todo un compendio donde el mar, los
cholos, los barcos, la brisa marina acentúa una visión romántica del espacio
geográfico. Así es Manta. Una ciudad que se vino construyendo, desde la
literatura, como una urbe pasiva y encantadora. Y hay razón en esta
construcción, el mantense se ha caracterizado por cantarle a su tierra, por
idealizarla, ajustándose o no a la realidad.
Pero así como existe esta
lectura se fue construyendo, al margen, otra visión de lo que era Manta, de lo
que de a poco se fue volviendo: una ciudad de pobladores temerosos, de
criminalidad constante, de tráfico de drogas, de medios de comunicación glorificando
la violencia como parte de la “identidad” local.
Pienso en la obra William
Happe, en los poemas de Pedro Gil y en la de algunos de sus talleristas, donde
la ciudad se volvió un territorio salvaje, donde Manta: ciudad-puerto,
ciudad-progreso, ciudad-bendecida, fue acentuando otras miradas poco
agradables.
Así la ciudad, desde la
literatura, se ha ido retratando desde dos visiones: una de ensoñación y otra
más real, donde lo visceral de la violencia se volvió un símbolo caótico de lo
que somos, de lo que debemos afrontar cada día.
Un
sello editorial reafirmando a Manta
No puedo dejar a un lado el
trabajo de la editorial Mar Abierto de la Universidad Laica Eloy Alfaro de
Manabí, un sello que ha logrado hacer de Manta una de las ciudades
representativas en cuanto a materia de edición se trata. Y digo que la ha
destacado porque en el imaginario nacional el sello es una representación vital
y pujante que ha denotado la obra de autores sobresalientes. Escritores locales
que por su cuenta no hubieran llegado lejos, autores que encontraron en el
proceso editorial todo el soporte para visibilizarse y desarrollarse. Eso hace
un sello, eso ha hecho Mar Abierto.
Otras
construcciones
Todos los artistas locales
trabajan por su cuenta, unos más desconectados de otros, pero todos tienen un
punto de encuentro: hablar desde y para su ciudad.
Desde esculturas como El
Pescador hasta la Silla manteña en el parque central. Todos son las
representaciones simbólicas de lo que es ser mantense.
La música no ha quedado
atrás, sus distintos protagonistas dan cuenta de una constante búsqueda por
desarrollar una identidad a través de ella. Y a propósito de este tema no
quiero dejar a un lado un género importante desde mi lectura: el rock, música vilipendiada
localmente, que no ha logrado el espacio suficiente para darse su lugar en la
ciudad. Un género que, contrariamente, es parte de esa construcción artística
que tanto buscamos. Ya que en su música, en sus distintas representaciones,
está reflejada Manta, una Manta más agresiva, más inconformista, que busca
retratar a la ciudad y a sus habitantes desde situaciones fuera de la
“normalidad”.
Proyección
encaminada
Manta, puerto pesquero,
turístico, y de progreso, posee elementos que permiten reconocer una cultura
local. No se ha ahondado en el tema, este texto apenas es la punta de un
iceberg que necesita más profundidad y que, sin duda, otros se encargarán de
analizar detalladamente su situación.
(Texto leído en el marco del
coloquio “Génesis y proyección de la identidad manteña”,
organizado por el Grupo Cultural Manta y Departamento de Educación y Cultura
del GAD de Manta. Desarrollado el día viernes 9 de agosto en el salón Municipal
de la ciudad)
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