La
primera vez que me lo propuse (hace más de diez años) fracasé en mi intento, y
no porque el libro no se haya publicado, todo lo contrario: publiqué, distribuí
y me “hice” escritor a los ojos de otros. Fracasé porque el libro (uno sencillo
de forma e inmaduro en contenido) no alcanzó objetivos imprescindibles
relacionados al campo de la edición. Objetivos claves para que un libro y su
autor logren sus metas.
Así,
y esto en base a la experiencia, reconozco que muchos autores nóveles ignoran
que pocas veces un primer libro tiene éxito comercial (aunque siempre están las
excepciones). La familia y los amigos no conforman un público lector
mayoritario, menos cuando persiste más el “favor” de colaborar comprando un
ejemplar y no las verdaderas intenciones de conocer la obra.
No arriesgues en el
tiraje
El
problema de muchos autores es que están convencidos (porque nadie les ha dicho
lo contrario) de que a mayor tiraje de su libro, mayores serán las
oportunidades de lograr un reconocimiento local y nacional. Error. Optar por un
tiraje corto: 200 o 300 ejemplares, los precisos para llegar a medios, críticos
y otros escritores (si es que existe interés en llegar a ellos) para generar
comentarios que pongan en el mapa literario del país tu trabajo literario.
También está la otra opción: comprar publicidad pomposa en los medios
comerciales, pagarle a comentaristas literarios, decirle a tu compadre que
escriba maravillas de tu libro, inventarte un personaje y escribir sobre tu
misma obra como lo más genial de la ciudad, provincia, país, del siglo. Todo
vale. Todo se ha hecho.
Lo
cierto es que conozco a muchos autores que después de haber publicado sus
primeros libros, al poco tiempo decidieron comprar archivadores más espaciosos
donde guardar toda aquella producción que aún espera ser descubierta.
La alternativa de un
blog
Desde
el 2006 estoy vinculado a los blogs, primero al de colectivos culturales que me
publicaron algunos textos, y luego con la apertura de Ciudad hecatombe, una
bitácora dedicada a la literatura y que se ha mantenido todos estos años en el
ciberespacio, con un promedio de tres entradas semanales.
¿Cuánto
me ha ayudado este blog? Más de lo que imaginé. ¿Cómo ayudaría a la obra de un
escritor desconocido la apertura de una de estas bitácoras? Digamos que conozco
a muchos autores que abrieron, postearon, y mantuvieron un discurso sin
contradicciones en sus blogs que les sirvió como enganche para que sellos
editoriales se interesaran en publicar sus obras.
Es
cierto que un blog, actualmente, ha pasado a segundo plano. Facebook es la
nueva plataforma donde los autores desconocidos encuentran lectores, a veces
más de los que habrían soñado. Se vuelven pequeños fenómenos digitales, aunque
muchas veces lo que escriban no sean más que borradores a los que les falta trabajo.
Sin embargo un blog sigue manteniendo esos otros recursos que lo vuelven más
interactivo a los lectores (hipervínculos, audio y video) sobre todo cuando
existe una obra que urge promoción, que necesita darse a conocer, ya no en un
contexto local, sino global.
¿Ir o no a las
librerías?
Las
librerías son para autores que buscan vender sus libros con calma, sin
desesperación, ni la alucinada idea de volverse un best seller. Suele ocurrirles
a los autores jóvenes, y desconocidos, que sus libros pasan desapercibidos en
las perchas, aunque a veces algún lector en busca de rarezas da con uno de
ellos, le gusta, lo recomienda y el éxito, finalmente, tarda algunos años, pero
llega.
Pero
yo no confío en las librerías, me han quedado mal. Y aunque debo reconocer que
gracias a ellas he ganado en lectores, me hubiese gustado que algo de aquellas
ventas generadas me haya llegado. Por eso no sé si alegrarme o entristecer cada
vez que paso frente a una librería-papelería del centro de Manta y vuelvo a
reconocer a uno de mis libros descolorido por el tiempo (desde el 2007) y con
un pequeño y fosforescente precio que sin duda no llegaré a disfrutar tras su
venta.
Pero
más allá de este lamento conozco a autores que evitaron todo este trámite:
guardaron varios ejemplares de sus libros en maletas o portafolios, tocaron las
puertas de los colegios, luego los corazones de las colegialas y se volvieron
sus propios vendedores, desde entonces reeditan cada cierto tiempo sus libros y
son leídos y citados (¡éxito!).
Distribuye o
archiva
Entonces
para ti, autor joven y desconocido (aplica también para los no tan jóvenes y
que igual son desconocidos) que llevas tu libro a cuesta, te dejo algunas de
las recomendaciones que me han funcionado, en mi corta carrera, para hacer conocer
mi obra y lograr que los lectores compren mis publicaciones:
·
Consigue
amigos seguros que puedan comercializar tu libro en sus ciudades.
·
Crea
un blog exclusivo para tu libro, donde conste: microbiografía tuya,
características de la obra, fragmentos, comentarios, lugares de distribución
(los amigos y sus ciudades), y el valor.
·
Canjea
el libro con la obra de otros autores.
·
Envía
el libro a ferias, mejor si contactas con colectivos literarios que expongan en
un solo stand.
·
Envía
muestras gratis a editores, blogueros y otros escritores.
·
Anuncia
en las redes sociales que el libro se vende como pan caliente (aunque solo
hayas vendido un ejemplar).
·
Publica
en el blog el cómo escribiste tu obra. El lector siempre quiere saber ¿qué
estaba pensando el autor cuando escribió aquello?.
·
Estampa
la portada de tu libro en una camiseta y obséquiasela a tu novia(o) esposa(o)
amiga(o).
Y
si al final nada de esto te funciona, si ignoraste cada consejo exagerado de
esta página, te recomiendo que busques cartones y cinta de embalaje, porque con
el tiempo los libros no vendidos terminan siendo un estorbo en la casa.
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