La Culeka en su
segundo número (noviembre 2012) demuestra que el trabajo de sus editores va en
serio, que se ha apostado a un espacio alternativo que busca imponer su voz
dentro de un panorama saturado de voces calcadas.
Aunque este
segundo número no posea la irreverencia y humor de su ópera prima, el tema
general (uso y abusos de las drogas legales e ilegales) denota un discurso más
maduro y sereno (demasiado diría) que en muchas de las historias queda debiendo
al lector. Sí, el atiborramiento de alcohol, cigarrillo, marihuana, coca,
polvo, hongos…genera historias atractivas y morbosas, aborrecibles y vergonzantes
(y una breve felicidad), todas matizadas con el sexo, el amor y sobre todo la
muerte. En este escenario marginal muchas de las historias carecen de una total
malicia, hay breves momentos pero no despegan.
Sin embargo El tanque de la baciladera, El peor lugar
para estar chispo y Algo sobre la
noche y el himno generacional son tres historias que logran darle fuerza a
este segundo número, existe en ellas la argumentación de aquella cotidianidad
que se vive soterradamente, pulula en sus tramas esa ansia y decepción diaria
por ignorar la realidad, por hacer de los peores lugares los sitios más
cómodos. La consigna es volar y en ese vuelo estas historias lo hacen excelentemente.
Bien por La
Culeka y su rápida transformación: pasar de un medio alternativo y subterráneo
(fanzinero al límite) a una revista de lujo y de circulación masiva (desde
nuestra posición underground 1500 ejemplares es algo grande) esto denota que
además de sus editores otros han visualizado la propuesta y sus aportes.
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