¿Qué hacemos cuando nuestra banda, panas con los que iniciamos un sueño-proyecto musical nos dan una patada en el trasero y nos relegan por fama, dinero y una vida frívola? Lo más correcto sería, al puro estilo Dave Mustaine, crear nuestra propia banda, más veloz, más original, superando en todo sentido creativo a la que nos rechazó. Eso sería lo correcto, pero cuando nuestra amenaza queda sepultada por 20 años de apacibilidad, de apegarnos a las reglas que tanto rechazamos en la juventud, es fácil decir: todo acabó.
Pero en cambio decide ayudar a su sobrino en el “acolite” de la batería y este reencuentro que logra despertarle la bestia rockera que aguardó desesperadamente durante 20 años. Y ya no hay vuelta atrás, el rock vivió con él, se alejó dos décadas, pero nuevamente se encontraron. Es el ahora, aunque el cuerpo no resista los mismo embates de la juventud, o que la banda sea medio sopa y emo. Todo vale, está detrás de su máquina de guerra y quiere darle duro, reventar bombos, acabar con Vesuvios desde su éxito.
Así The Rocker (2008) de Peter Cattaneo es una película que nos habla en esencia de la fidelidad que cada banda pueda tener entre sus integrantes (lo que Fish logra en su segunda banda, A.D.D., donde intenta repetirse la historia de expulsión) de cómo el youtube puede ser una táctica publicitaria exitosa (lo es cuando el protagonista aparece desnudo tocando la batería) y como puedes hacer para que canciones creadas a lágrima viva tengan una mejor composición (la experiencia de Fish ante el talento y juventud de los demás).
Una película que va más allá del mero encasillamiento de comedia (porque si es así se trataría de un simple fiasco que no divierte) y nos presenta a los rockeros desde el lado más visible: el fracaso, pero también desde una perspectiva poco tratada: la recuperación y persistencia, donde todo es posible.
1 comentario:
Seee, buena peli, buena banda sonora también.
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