sábado, 30 de diciembre de 2017

Culoflaco

Tres manuscritos de la novela.

Si algo le quita el sueño a un editor es la espera de ver materializado un libro por el que ha apostado. Ese texto que ha leído varias veces desde su estado embrionario. El que ha visto crecer y también reducirse en páginas. Esa historia con la que ha soñado y recuerda cada vez en cualquier reunión. Ese sueño que no llega y que lo desvela.

Culoflaco se titula el motivo de mis noches de párpados sin cerrar. Una novela que desde el primer borrador me dijo mucho de una ciudad, de sus personajes, de la historia desenfrenada que se vive. Todo en ella, a través de su ritmo acelerado, me impactó desde la primera lectura.

Han pasado casi cinco años desde que me llegó la primera versión (a inicios de este año me llegó la tercera) y desde entonces he intentado publicarla, primero con un sello universitario, luego sirviendo de “agente literario” buscando que otro sello ecuatoriano quisiera apostar por ella. Todos mis esfuerzos fueron en vano.

Pero el que no se haya publicado “formalmente” no ha evitado que su autor, Marco Martínez Zúñiga (Guayaquil, 1979), la haya hecho circular a nivel nacional y a ciertos autores. Motivado porque su primera obra, El enemigo necesario, encontró lectores y lo puso en el mapa de los narradores nacionales (aunque ha preferido moverse en el under, sobre todo con el proyecto comic editorial La Matemango).


En 2018, espero retomar el sueño y la tranquilidad de saber que aquel manuscrito que se ha leído más de tres veces, que se ha comentado a muchos allegados, que se ha prestado al círculo de amigos…vea la luz, y con ello se cumpla un anhelo.   

jueves, 28 de diciembre de 2017

Espectador de un recorrido funesto

Imagen tomada de https://twitter.com/manzanabomb 


¿Cómo abordar el asesinato de un padre? ¿Cómo superar el trauma de una muerte violenta? ¿Cómo recuperar la memoria de ese padre? ¿Cómo recuperarse a sí mismo en un ejercicio difícil de asimilar? ¿Cómo estar más allá de la ira y la impotencia ante el arrebatamiento de alguien amado?

En Revoluciones cubanas en Marte (UArtes ediciones, 2017) de Ernesto Carrión (Guayaquil, 1977) habita una poesía que es en primer momento un acercamiento biográfico a un hecho lamentable: el asesinato de alguien, un alguien que fuepadre. Un alguien que vivió una vida intensa y llena de excesos. Un alguien que, para otros, representó una simple víctima.

Se trata de un poemario difícil (visto desde a fuera) de concebir: luchar contra un hecho violento; reconstruirlo en el imaginario de un escenario que embiste por todos lados; ir al mismo ritmo de días acelerados y autodestructivos; volverse espectador de un recorrido funesto.   

Pero más allá de la muerte de un padre, está la relación que esa muerte ha provocado con la voz poética, una que contextualiza a ese padre, que lo ubica ideológicamente, que lo aterriza en un país y continente lleno de desapariciones, cargado de choque, infestado de una violencia atroz.

Una obra que no solo mira/habla/odia/estremece desde la calle, sino desde la familia.

Bien están los muertos y los vivos.
Los asesinos y sus víctimas aquí en la Tierra.
Todos entrelazados por el pecado y el brazo descuartizado
del amor brillando bajo el rabo de una luna hecha un canguro. (p. 25)

El efecto de una lengua incendiada como una lámpara definitiva saboreando ese puñado de alcohol y de ceniza que fue la única verdad que conociste. (p. 53)

Padre disfrazado de realidad, pero profundamente libre.
Padre disfrazado de la libertad, pero peladamente solo
y maniatado. (p. 54)

Disolviéndote de círculo en círculo
                                                         de vaso en vaso (p. 56)

Padre irreal: dime qué cosa fue la felicidad dentro de tu casa, deshabitada por ti mismo. (p. 62)      

Y ahora combustión planeada: escribir tu muerte al lado de mi vida. O reescribir tu vida al lado de mi muerte. (p. 83)


Morir es aparecer. Dejar de una buena vez lo que desaparece. (p. 91)

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Escritores de dramas reales


Un día sin escribir es difícil, pero llegar a varios años, puede resultar algo traumático para cualquiera que haya decidido (aunque todo esté en contra) dedicarse a la escritura como una forma de ganarse la vida. Sí, este anhelo en nuestro contexto resulta una utopía: nadie, hasta donde conozco, vive de lo que escribe y le publican.

Con dos artículos en revistas, un derecho de autor paupérrimo por constar en alguna antología, y quizás (y esto si es que se ha tenido excelente relaciones públicas y nexos apropiados, y por supuesto, talento) un contrato para un libro donde haya regalías… el escenario será desalentador para cualquiera que busque vivir de la escritura literaria.

Por eso cuando supe de Mike Noonan, del lujo que se da al no poder escribir nada nuevo durante cuatro años, luchando contra ese bloqueo que no buscó. Cuando pienso en él, me divierte hacer una comparación con nuestro contexto: lo que es ser un escritor bloqueado en un país desarrollado (y sí, no importa que se trate de un personaje) y uno de un país como el nuestro, donde solo los novelistas y cuentistas son tomados en serio, un país de poetas y cientos de seudos poetas pululando en cada ciudad.

Noonan tuvo un plan b, previniendo si algún día se quedaba seco de historias (cuatro novelas debidamente escritas, resguardadas e inéditas) mientras que en nuestro caso ¿cómo se sobrellevaría esta sequedad? ¿cuándo se lograría tener una producción inédita aguardando salvar el pellejo? ¿en qué momento, mientras se asume los oficios de la sobrevivencia, se escribirían todos estos refuerzos?

Muchos escriben. Escriben y reescriben. Reescriben, borran y vuelven a escribir. Pero también, estos mismos escritores lidian con trabajos y familia, luchan por tener un trabajo que les dé estabilidad económica, o que por lo menos les permita tener algo de tiempo para continuar escribiendo.

Escritores de dramas reales, cuyos fantasmas que los asechan son el hambre y la decepción: entes aterradores para cualquiera que pretenda vivir de lo que escribe y alcanza a publicar. 

martes, 26 de diciembre de 2017

Viñetas de un recuento ególatra



I
Mi hija me ha preguntado por quinta vez que por qué le he traído más libros y no un nuevo regalo. Me lo ha dicho porque he venido con un cartón lleno de libros, los que ella (y sospecho que también mi esposa e hijo) quisiera verlos convertidos en algo más interesante.

II
Cuando mi hija me pregunta por qué la casa parece biblioteca y no una casa "normal", le digo que todo esto (señalando los alrededores llenos de papel) le pertenece, que son el mejor regalo que un padre chiro puede ofrecer: un hogar sitiado por autores que me han marcado y que espero algún día le agraden.  

III
"La ruina del vientre sacudido fue el poemario que publicó en homenaje a los caídos en el 16A", le dice mi esposa a una de sus amigas que ha cogido un ejemplar de una repisa. Un libro con mucho dolor, me dijo ella, después de leerlo. "Chichí" (así llama a los payasos), repite mi hija al ver la portada donde aparece un cuadro de Seraquive. 

IV
"Por qué no te pagan con dinero y no con libros", es el reclamo de mi esposa. Uno que ha venido repitiéndose con frecuencia. 



V
Un poemario. Un ensayo en un libro argentino. Algunos poemas en muestras/antologías/panorámicas de España y Ecuador. Entrevistas. Co-autor de un libro académico. Poemas en revistas. Tres prólogos. Co-organizador de un encuentro de literatura. Editor de un nuevo sello editorial. Participación en cuatro ferias de libros. Lecturas. Corrector y editor de cuarenta libros académicos. Libros. 

VI
Alguien debe limpiar el polvo de tantos libros. Hace poco decidí que cada fin de semana le dedicaría a librar del polvo a todos mis tesoros. Han pasado algunos meses desde que vi una fina capa de suciedad que ha cogido cuerpo y estorba la pulcritud del entorno.

VII
Antes me desesperaba cuando tras publicar un nuevo libro veía muchos ejemplares amontonados en la casa. Hoy, Manta ha empezado a constar en el mapa de actividades literarias del país, y los autores (docenas de ellos) han empezado a llegar. En su regreso los acompaña mi obra. 

VIII
Libros en la sala. En el cuarto. Debajo de la cama. Junto a juguetes. Simulando adornos. A lado del maquillaje. Estorbando cerca del espejo. Libros erigiéndose en torres cada vez más grandes. Libros apretujados en repisas. Libros.   

lunes, 25 de diciembre de 2017

Los editores independientes de Ecuador

Imagen tomada de https://www.shutterstock.com/


Para quienes estamos de una u otra forma relacionados con la edición de libros en Ecuador, ha sido satisfactorio saber que el sector de los editores independientes se encuentra organizado, con una presencia cada vez mayor en ferias de libros, tanto nacionales como internacionales.

Con catálogos cada vez más interesantes y sumando a autores que han despuntado dentro y fuera del país y apoyando a otro grupo que empieza a sonar con fuerza.

La creación de la Asociación de Editoresindependientes de Ecuador, ha sido, también, un paso importante para una mejor organización de quienes se encontraban desarrollando sus actividades aisladamente, sobre todo en lo que respecta a la presencia en feria de libros.

Editores y proyectos editoriales a los cuales no hay que perderles el rastro. Sobre todo, porque en el 2017 han dejado títulos que dan cuenta de su labor editorial. Por aquí una lista (incompleta) de varios de los sellos que empiezan a posicionarse en el país.     

Cactus Pink (Quito)
Doble Rostro (Quito)
El Fakir (Quito)
Mecánica Giratoria (Quito)
Ruido Blanco (Quito)
Turbina (Quito)
Deidayvuelta (Quito)
Comoyoko ediciones (Quito)
Editorial Blanca (Quito)
Jaguar (Quito)
El ángel editor (Quito)
La Caracola (Quito)
La Caída (Cuenca)
Cadáver Exquisito (Guayaquil)
Fondo de animal (Guayaquil)
Tinta Ácida (Manta)
Viz-k-cha (Loja)

Dragón Luz (Loja)

domingo, 17 de diciembre de 2017

Leer en la fila de un banco

Foto tomada de http://eslamoda.com/razones-por-las-que-deberias-enamorarte-de-una-mujer-que-lee 


Solo los dementes lo hacen, porque ¿Quién en sus cabales no está con la masa, expectante de dar algunos pasos? ¿Quién se niega a compartir la ira de estar de pie durante cientos de minutos? ¿Quién reniega de la seriedad de los rostros? ¿Quién ignora las conversaciones entre gente desconocida? ¿Quién no desea ver a su vecino o vecina de fila? ¿Quién rechaza el odio hacia los cajeros?

Algo raro pasa cada vez que alguien prefiere tener sus ojos sobre las páginas de un objeto que evade la realidad. Un objeto que extrae sonrisas mientras el resto no encuentra ninguna gracia al estar de pie durante mucho tiempo. Un objeto insultante para los demás, porque atrae a su portador a un espacio ajeno a lo que sucede a su alrededor.

Cuando veo a un lector o lectora en la fila de un banco. Cuando sonríe, con la mirada baja, concentrado. Cuando cambia con fervor las páginas. Cuando saca de algún sitio oculto, un esfero para subrayar páginas. Entiendo que los libros aún tienen la esperanza de sobrevivir. Que un grupo “friki” siguen existiendo y pululando en lugares subyugantes como un banco.


Porque ¿Quién en sus cabales no llevaría un libro? ¿Quién se entregaría al vacío alrededor de rostros y expresiones deprimentes? ¿Quién?     

lunes, 4 de diciembre de 2017

El ciclo de la melancolía

Foto de Jairo Mendoza.
Comentan de mí sobre enmendarme y reducirme,
mientras las rameras de mis riesgos gritan,
y yo fallo,
pero cuando puedo lo logro.
The Smashing Pumpkins - MAYONAISE 

Mañana
Nunca el cerco del colegio fue un reto para nosotros: dibujos animados de un centro público, siempre escapando de las aulas que en retroceso nos detenían en sus distintos prejuicios.
Ese colegio populoso de la ciudad, antro de aulas sucias y paredes carcomidas. Un vejestorio que después del 16A ya no existe.
Es raro recordar sus murallas, las historias de la gallada, sus minúsculos y turbulentos dramas de violencia, donde lo disfuncional era parte de su engranaje vital. Un palpitar incontenible de tragedias reducidas que llevaban a cuesta. Alegatos de la desesperanza, de un negarse al futuro, porque el presente era lo único que importaba: aquel caótico desarrollo que sofocaba la existencia.
Siempre el colegio, esa prisión de la que se escapaba con frecuencia. Esa entidad de imposiciones. Ese altar de veneraciones mediocres. Una trampa, de la que contrariamente, nos sentíamos orgullosos de pertenecer, o mejor aún, de volverla una excusa para encontrarnos y labrar un presente desalentador.
Por ello las fugas a un Murciélago de ambiente alucinado, de agua loca, tabacos e historias para desvariar sobre la vida y sus atentados. En ese torbellino, en esa ciudad lorenza de arrebatos y daño auto infringido crecí.

En un colegio donde las malas compañías fueron en realidad una escuela dentro de la escuela. Un callejón para recorrerlo aceleradamente y feliz, porque solo el ahora significaba la respuesta inmediata de defensa. 



Tarde
Pero ¿Por qué hablar en tono personal? Porque en Mientras llega la lluvia (Ediciones anónimas, 2017) de Edison Paucar, existe una historia a la que el lector más emotivo queda preso. Un drama donde es casi imposible dejar de conectarse con el pasado, con los años de juventud, con todo el tumulto inédito en ese momento. Un pasado al que siempre se regresa como triunfo personal.  
Así, los personajes de la novela tienen problemas, cada uno más intenso que el otro, todos desde sus individualismos sufren, y todos están enlazados en la misma trama. Pascal, Panchito, Roa, Roxana, Pericles, Pedro, entre otros, dan cuenta de sus anhelos y filias. De los arrepentimientos, de ideales a medio cumplir, de un odio que van alimentando con voracidad.
Una madre alcohólica, un padre que deja el hábito por el amor y el deseo, un hermano acuchillado, un hijo bastardo, un conserje desangrándose, un colegio tomado, padres de familia arrepentidos. Una amalgama de situaciones que logran en esta novela volverla un amasijo de micro historias que perturban y entretienen desde el morbo más normalizado.     
Quito, diría uno de los personajes, “culebra de dos cabezas que se alargan en cada extremo” (p. 45) es el escenario. Una urbe maldita para personajes que se borran y se escriben a cada momento. 

Por ello Mientras llega la lluvia, no solo es la historia de un grupo de estudiantes colegiales, de profesores y padres de familia, también es la historia que refleja un círculo de melancolía, donde yacen espectros con voz y acciones, avanzando hacia lo desconocido de un presente que en cada momento asfixia. 



Noche
En la oscuridad me espiaba junto a una radio desbarata de tanto uso. Junto a la voz de un locutor que extendía el rito hasta la madrugada. En ese ambiente un adolescente invocaba y expurgaba sus demonios personales. Una voz, que contrariamente, no decía palabra alguna, conversaba con cada una de las distintas, absurdas y tristes actividades del día.

Madrugada
Mamá y papá dejaron de estar juntos. El alcohol llegó para quedarse y trastornarme algunos años. Docenas de amores a medio camino. Libros viejos que testimonian mis pensamientos de aquel tiempo. Anhelos congelados en un espacio que visito frecuentemente.
Cuando llega la lluvia, en su ensordecedor ritmo, pienso en todas las horas abandonadas en un colegio, junto a otros estudiantes con quienes compartimos la fuga de un espacio y del tiempo. La lluvia para recordarme que el pasado es un demente con navaja en mano que abre surcos para dejar fluir toda la bilis del ayer.
En esa oscuridad también tracé una ruta donde el dolor fue un espectro del cual nunca exorcicé.         
(Texto leído en la presentación de la novela Mientras llega la lluvia de Edison Paucar, realizada en Manta, el 1 de diciembre de 2017, en La Caverna)   

jueves, 30 de noviembre de 2017

La maldad es una fiesta bulliciosa


Satan is real me dice Kreator desde la pantalla. Una alucinada propuesta donde el diablo existe, vigila, acecha, se entromete y hace daño. Toda una historia donde la maldad no se encuentra en seres mitológicos y fantásticos, sino en las personas, en todos aquellos que vemos, con quienes hablamos e interactuamos. La maldad en toda su esencia brutal e intimidante.
Una maldad manifiesta en un sinfín de actividades atroces: 1) Un rifle de alto alcance sobre miles de espectadores. 2) Un ojo acechante sobre niñas que juegan solas en un parque público. 3) Un taxi engullendo a una joven descuidada y vomitándola en el basurero de la ciudad. 4) Manos apretando el cuello de una esposa que ya no gritará. 5) Botas descargando la ira acumulada de años sobre alguien más. 6) Cabezas rotas en las calles por gritar libertad. 7) Un dorso exigiendo su cabeza para ser reconocido. 8) Un hombre que flota sobre un río, solitario en su descomposición. 9) Un auto embistiendo a cientos de peatones porque su conductor era alérgico a la felicidad ajena. 10) Un misil esperando su oportunidad para despegar y detonar sobre un territorio hostil.
La maldad que crece en silencio. La maldad que es una fiesta bulliciosa y descontrolada. La maldad que como imán atrae a simpatizantes. La maldad sorpresiva. Siempre la maldad entonada en un coro salvaje que danza en su fiesta macabra.

Y aunque Kreator, continuando desde su Satan is real, me muestra una estética donde satán es el culpable de todo acto malévolo de la humanidad, habita otra historia, aquella donde el hombre es enemigo del hombre. Donde la maldad es un ejercicio de poder constante y justificado. 


En este contexto aparece El origen del mal y otros poemas de Carlos Coello García. Un libro donde la maldad recorre una línea histórica desde el origen y permanencia del cristianismo. Una obra donde la rebeldía es el punto inicial de origen del mal. Aquí, en estas páginas conviven seres increíbles, torturadores y torturados, arrepentidos y castigadores que se satisfacen con cada una de sus acciones.
En estas historias, una voz/espectador, recorre pasajes donde el dolor es el lenguaje común. Una mirada que describe el suplicio de otros, de todos aquellos a quien el miedo del castigo desconocido nunca fue un alegato para el cambio.     
Pero esta obra y su fábula encierra un mensaje más interesante, el discurso y crítica a una sociedad saturada de atrocidades, donde los valores heridos y pasados de moda han dado paso a unos antivalores que dañan y reproducen los miles de situaciones embadurnadas de maldad.

Una poesía cruenta en sus figuras, que desde una alegoría bíblica invita al lector a rectificarse en su maldad explícita y cada vez más espectacular desde una pantalla. 


Kreator me sigue cantando que satán es el culpable, que satán se apodera de los cuerpos y se ejercita infringiendo sus más bajos deleites. Que la sangre es su vino. Que los cuerpos humanos son solo marionetas a las cuales se debe hacer sufrir.

Mientras sigo en estas páginas, donde el origen del mal se refleja más allá de lo sobrenatural, donde la maldad está latente en ser descubierta cada día en la información de un noticiero sin censura.   

domingo, 5 de noviembre de 2017

Macas, una ciudad de libros

Momento de la inauguración de la feria. 


La I Feria del libro Macas 2017 resultó un hito en la ciudad, primero porque se trata de la primera edición, segundo porque reunió a un contado pero selecto grupo de editores universitarios e independientes, y tercero porque acercó tanto a autores locales como a nacionales. Dos días de una intensa agenda (el 31 de octubre y 1 de noviembre) que tuvo presentaciones de libros, conversatorios, lecturas, proyección de documental y confraternización.  
Una mirada a Macas desde el hotel . 

La CCE núcleo Morona Santiago y Sur Editorial hicieron posible llevar a la ciudad libros de muchos de los autores representativos del país. Una feria que fue, por lo menos así lo pude testimoniar, seguida por estudiantes y ciudadanos de la urbe.  

Previo conversatorio en la mesa de Rock y literatura, compartida con Luis Fernando Fonseca, periodista musical y cultural del diario ecuatoriano El Telégrafo. 

Y, aunque para mí representó una odisea de muchas horas de viaje (con trasbordo y esperas) para llegar y regresar a mi ciudad, me queda la satisfacción de haber sido parte de este evento histórico para Macas y para quienes latimos al son de los libros y sus actividades.

Libros, música y obsequios traídos de Macas. 

Felicidades a los organizadores, abrazo a todos con quienes compartí horas de conversaciones sobre temas que siempre serán de interés: creación, edición, libros, ferias...  


sábado, 4 de noviembre de 2017

Otros registros del Papagayo K


Kenia Gil presentando el libro Ritual de moscas del escritor Carlos Vallejo.


Jorge Martillo Monserrate, tras la presentación de su libro Aquí yace la poesía, leyendo uno de sus poemas.  


El autor manabita Jimmy Hidalgo, leyendo uno de sus poemas. 


La banda Guerreros de cartón, aportando con su participación en las actividades del Papagayo K.  

Papagayo K, mi lado B

Dos días antes de la realización del Papagayo K, junto a Yuly y Diana, coordinando las responsabilidades.

Lo que empezó como un simple sueño de tres amigos terminó en el encuentro literario Papagayo K, en homenaje al poeta mantense Hugo Mayo y que reunió a voces de la lírica y narrativa nacional y local.

Esa noche, después de una lectura en un bar de Manta, Yuli me dijo "qué tal si hacemos todos los meses una actividad, puedo conseguir el hospedaje y la alimentación". Sí, por qué no. Poner a Manta en el circuito nacional de encuentros literarios, que los poetas, narradores y ensayistas que consideremos vengan a la ciudad, la conozcan y la honren con las actividades programadas, le dije. 

Desde el principio fue un sueño algo borroso, pero con los días y semanas cobraría cuerpo y voz, una capaz de hacerse escuchar en los rincones de la urbe y el país. Papagayo K lo llamamos, por el poema de mayo. Papagayo K, por lo raro que sonaba. Papagayo K, por el colorido implícito. Papagayo K, una marca que hasta ahora, pasadas las semanas, sigue retumbando.



Yuly entrevistando a Samy (mi hijo) quien estuvo siempre cerca de la organización. 

Nadie nos dijo que entre tres podríamos subirnos al hombro un encuentro. Nadie nos advirtió que la logística desgasta. Nadie nos gritó que estábamos locos. Nadie nos decepcionó. Nadie, nada. Por eso fuimos un equipo orquesta que hizo de todo, que le robó tiempo a sus trabajos, familia, ocio. Por eso nos pelamos la cara solicitando auspicio a todo el mundo (reconociendo que no todos los que se desagarran las vestiduras en nombre de la cultura, apuestan verdaderamente por ella).     

Joselo Márquez, terminando de diseñar la portada del cuadernillo Papagayo K, muestra poética de Hugo Mayo.

Ya Yuly y Diana (lo dije en el cierre: sin ellas no hubiese sido posible todo) desde otros espacios lo han dicho: en realidad tuvimos el apoyo de muchos amigos y amigas artistas, gente que no cobró ni un centavo, que se puso la camiseta del encuentro, que se comprometió igual que nosotros por lograr si no algo perfecto, satisfactorio, que dijese que en Manta también se pueden hacer cosas que dejen huella. 

Diana Zavala, descansando después de haber  pegado full afiches y repartido cientos de programas. 


Este conjunto de fotos es mi mirada como parte de la organización. Desde la logística (responsabilidades para cada uno) la promoción (recorriendo la ciudad pegando afiches y repartiendo la programación. Realizando los cortos) la difusión (entrevistas para medios televisivos, escritos y digitales) la construcción del cuadernillo y un largo etcétera. 

Yuliana Marcillo, dando entrevista para el noticiero provincial Manavisión.


Si algo nos queda de este 2017, dentro del contexto cultural y literario local, es la realización del Papagayo K, la idea que nació en un bar, la excusa para vivir una fiesta donde reunimos a escritores, actores, músicos, pintores. La idea que aún por estos días sigue madurando y pensando que en 2018 las cosas será mejores.

Papagayo K, porque en octubre vive Mayo.   

lunes, 16 de octubre de 2017

Que octubre sea la fiesta de Mayo

Hugo Mayo en Manta, 1984, tras ser reconocido como Doctor Honoris Causa por la ULEAM.

A Hugo Mayo lo conozco recién en mi etapa de universitario, allá en el año 2000, cuando pasaba de lecturas típicas -y creo necesarias para todo joven desorientado en lo que lee- del romanticismo y modernismo. Me lo presentaron en el taller literario al que ingresé, y luego en el proyecto editorial universitario en el que años después me integré.

Obra del artista Freddy Fiallos "Dadá".

En la oficina de la editorial pude leer las primeras ediciones de Chamarasca y El zaguán de aluminio. Una poesía distinta a lo que había leído hasta entonces. Desconectado de una ciudad plagada de poetas que le cantaban (y le cantan) al amor y cotidianidades vacías. Mayo era otra cosa.  



Y aunque me gustaría decir que en Manta, su ciudad natal mas no de residencia, no se lo ha recordado y homenajeado como se debiera, recuerdo que sí se lo ha hecho: en 1984 la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí lo reconoció como Doctor Honoris Causa. El Gad Manta adecentó un pasaje en el centro de la urbe al que llamó Pasaje hermanos Egas Miranda, donde consta una estatua de Mayo (a la cual pocos o casi nadie conoce, porque no tiene ni placa con el nombre). El grupo teatral La Trinchera puso en escena el monólogo El zaguán de aluminio en torno a la obra del poeta. Existe un barrio en la ciudad que lleva su nombre. Y más reciente el colectivo local Recuperemos Manta lo ha pintado en tres murales en distintos espacios.   


Más allá de lo anterior, la figura y presencia de Hugo Mayo es mínima. Ignorado en escuelas y colegios, no se diga en la universidad. Su obra poética a penas es conocida por un selecto y reducido grupo de lectores. No circulan sus libros (o por lo menos la acertada publicación de la CCE con su poesía reunida) y sus poemas son una rareza de encontrar.  

Con este telón de fondo, junto a un grupo de amigos locales (gestores culturales, les dicen) decidimos organizar el primer encuentro literario que fuese en su honor, que le dijese a todos los interesados y amantes de la literatura, que bajo el cobijo de Mayo se expondrían presentaciones de libros, lecturas, conversatorios, monólogos, artes plásticas y demás... que se reuniría a un grupo de autores nacionales destacados en sus áreas. Papagayo K, encuentro literario, lo llamamos.       

Han sido meses de preparación, de tocar muchas puertas para el apoyo económico y logístico. Quienes nos han dado la mano entendieron la importancia de traer de vuelta a uno de los poetas símbolos de la ciudad. Nos hemos gastado recorriendo calles, tecleando oficios, y un sinnúmero de actividades nada saludables. Pero no nos quejamos, esta primera fiesta literaria, aún sin empezar, ya late en nosotros.

Nuestro anhelo es institucionalizar el encuentro, que anualmente octubre sea la fiesta de Mayo. Aunque nuestro proyecto va más allá: incluye publicaciones, talleres de lecturas, camisetas, más murales en la ciudad. Que todos conozcan a Mayo, que sientan el vibrar de sus versos tal y como nosotros lo hemos sentido.

En eso andamos y esperamos no desmayar.  


martes, 3 de octubre de 2017

Cinco argumentos sobre edición literaria en Manabí

Imagen tomada de http://abdullahsameer.com/blog/reliance-of-hadith/

Las siguientes preguntas fueron formuladas a propósito de la investigación sobre la edición literaria en Manabí. Preguntas que han servido para dar una mirada a nivel local. Nada que no haya dicho. Nada que no sea verdad. Gracias a XimenaMurillo Zambrano por hacerme poner, una vez más, el dedo en la llaga de una herida que no quiere sanar.
Parte de estas respuestas constan en el artículo titulado “Producción editorialliteraria: descripción de la actividad en la provincia de Manabí”, que es el producto de la investigación.

Realice una descripción de la actividad en la Provincia de Manabí.
La actividad editorial en Manabí aún es incipiente e invisibilizada. Me explico: no existen proyectos editoriales que se hayan mantenido y que hayan posicionado del todo a sus autores. Si bien es cierto, la Casa de la Cultura de Manabí, en su momento publicó obras de autores que lograron el reconocimiento a nivel nacional, este proyecto editorial no prosperó. En Manta, sellos como Editorial Mar Abierto, que en su primera etapa se enfocó en temas literarios, apoyando y promocionando a escritores locales en un contexto nacional, tampoco logró desarrollarse y posicionarse completamente.
Esta falta de posicionamiento de sellos editoriales, teniendo como panorámica que los sellos editoriales en Manabí no existen como tales, solo se han creado esporádicos y coyunturales proyectos de autores-editores cuyo fin ha sido publicarse a sí mismo o a círculos de autores ligados por la amistad. Esto ha influido en que los autores manabitas no hayan logrado una mejor exposición a nivel nacional. Y quienes lo han hecho ha sido por su propia cuenta.

¿En la provincia de Manabí, hay un organismo que se preocupe por llevar un control de la producción editorial?
No existe. Salvo las universidades, mediante sus unidades o departamentos de publicaciones que se encargan de registrar sus propias publicaciones.

¿Cuáles son las características del perfil de producción editorial que se presenta a nivel  de la provincia de Manabí?
Hay dos tendencias: los autores primerizos al no tener conocimientos de procesos editoriales acuden directamente a una imprenta, desde ahí se “crea” su libro, que se reproduce en un promedio de 500 a 1000 ejemplares. Libros que muchas de las veces no poseen registro ISBN, lo que hace que a los ojos de un organismo de seguimiento como es la Cámara ecuatoriana del libro, el autor no exista.
Mientras que en el caso de los autores con algo de experiencia buscan a editores independientes o sellos independientes con quienes poder desarrollar procesos de edición, esto es: corrección de manuscrito, diagramación, diseño de portada, corrección de pruebas, registros legales e impresión. Una que se hace acorde al mercado que se pretende llegar, con tirajes que promedian de 300 a 500 ejemplares.
Por lo que he visto en mis años de experiencia las obras literarias que más se publican en Manabí, corresponden al género de la poesía. Esto porque estamos en un medio donde cualquiera que borronee versos se autocalifica de poeta, sumado a ello una ausencia de crítica literaria, lo que merma en que todos sean catalogados de genios literarios. El resultado de todo esto es una producción descontrolada de libros que pocos o nadie recuerda.

¿Cuál es el comportamiento acumulado de la producción editorial literaria  en la provincia de Manabí?
Al no existir una cultura de edición, muchos de los libros que en un contexto local han sido “best seller” (por su rápida comercialización) en un contexto nacional no existen. Esto responde a un problema muy básico: los autores han publicado libros que no existen en los registros legales.
Pero si es de enfocarnos en un ejemplo de modelo editorial hasta la fecha mejor desarrollada, aunque no continuado, este sería Editorial Mar Abierto, con un catálogo de publicaciones enfocado en la literatura en géneros como poesía, narrativa, novela y ensayo. Con más de 150 títulos en su catálogo, supo llegar incluso hasta a cadenas de librerías de alto impacto en el país.

¿Qué estrategias considera necesarias para fomentar el interés por la producción editorial en la provincia de Manabí?
Primero que se entienda que el proceso de un libro no termina con su publicación, sino que esta es solo una etapa más. Después de ello viene la difusión, distribución y socialización mediante un sin número de actividades que deben tener relación con la obra: sea desde la misma presentación oficial, la generación de juicios críticos en medios de comunicación especializados, entrevistas con el autor para conocer más de la obra, reseñas en revistas literarias tanto físicas como digitales, conversatorios y demás.
Y sobre todo, no estancarse a nivel provincial, pensar siempre en que el libro debe recorrer el contexto nacional. 

¿Cuáles son las causas  que limitan la producción editorial literaria en provincia de Manabí?
El creer que cualquiera puede ser editor. El pretender crear proyectos editoriales que no van a ningún lado, esto es porque carecen de un concepto claro, políticas editoriales, y sobre todo no hay un enfoque de a dónde se quiere llegar con las obras a publicar, y menos el nicho de lectores a cubrir.

Además que el sistema de comercialización es mínimo en la provincia, sino se cuenta con una adecuada estrategia de exhibición y venta, los proyectos editoriales no continúan. 

miércoles, 30 de agosto de 2017

Un libro para salir del área de confort


El síndrome del gato lleno (Tinta Ácida, 2017) de Alberto Vélez (Cuenca, 1962), es un libro para salir del área de confort, que analiza, describe, detalla y ofrece solución a una multiplicidad de problemas que, en el día a día, pasan desapercibidos. Problemas que han sido aceptados dentro de una sociedad machista y desbordante de sumisión.

Un libro-consejo, bifurcado en testimonios y un análisis sociológico mesurado, que pega y sacude, que entra afiladamente y va cortando cada rodaja de un excesivo conformismo acumulado.

Un libro-consejo, donde la filosofía se vuelve una herramienta para entender y valorar, a la vida en sus bifurcaciones calamitosas.   

Un libro-consejo, no apto para los amantes de gatos, sino para quienes buscan, desde la comparación felina, un choque con la realidad, una radiografía sincera y divertida de cómo nos vemos, de cómo el mundo no gira a nuestro alrededor, de cómo la vida es mucho más que un autoritarismo ciego y ególatra.

Un libro-consejo, pero recargado de luz: una cegadora fuerza comprimida en palabras, que calan desde un positivismo del que es imposible escapar.