sábado, 2 de diciembre de 2023

El cóctel luminoso de Julián Vélez

Imagen tomada de cuenta de facebook de Juan Fernando Andrade.


Por Tatiana Mendoza

Después de varios días, semanas enteras metida en su nuevo libro, 'Adicto + Comedia Romántica', Juan Fernando Andrade me complace con esta conversación. Me encuentro con el autor, está contento con su nueva novela, satisfecho y tranquilo, ahora trabajando en su 'vida real'.

Las novelas que dependen únicamente de su trama, del giro sorprendente y el final inesperado, son objetos del pasado. ¿Por qué, entonces, seguimos necesitando el viaje del héroe? Andrade quiso hacer algo más moderno, que no pueda leerse sólo de principio a fin, de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo, sino en varias direcciones y siempre con las manos puestas en los hombros de Julián Vélez, protagonista y narrador de la historia. . . . .

Julián atraviesa un mal amor, un mal gobierno, un terremoto de alta magnitud, una pandemia global, una vida sin sentido. Demasiadas cosas como para que este periodista treintañero no cambie su forma de ser. Lo que sucede es que, como en una terapia psicológica, él resuelve las cosas mirando hacia su interior. 'Mirar hacia afuera es soñar, mirar hacia adentro es crecer', como dicen por ahí.  

De vez en cuando, Julián rompe la cuarta pared y nos mira, y nos habla, y hasta nos pide respuestas. Algo parecido al formato confesional de 'Fleabag', la serie británica. Pensándolo bien, Julián se comporta muchas veces como si estuviera frente a una cámara y no dentro de las páginas.

“Cambia el entorno y no el sujeto. Los libros que me gustan van sobre la vida, sobre la gente […] no tiene que pasar nada 'espectacular'”

Lo dice un escritor obsesionado con la épica cotidiana y lo aparentemente simple. Su personaje, que deja ir a las mujeres de su vida mientras dibuja peses en la ventana, tiene a ratos un monólogo del que quisiéramos verlo despertar. Dan ganas de gritarle 'amigo, date cuenta'. Pero él no nos escucha, llegará al final de la novela por sus propios medios.   

“El título original era 'Comedia Romántica', a secas, y se trataba de relaciones entre parejas. Mientras lo escribía, practiqué el hábito hollywoodense de mezclar alcohol con pastillas para dormir, así que junté ambas historias: el amor y la adicción en un gran libro sobre el delirio.  

A ratos, uno se ríe a carcajadas viendo a Julián tropezar con las mismas piedras mil veces: el amor inolvidable y las sustancias de efecto inmediato son una ventana al mundo interior del protagonista. Imposible odiarlo. Se produce el 'efecto Adam Sandler', es decir, uno (casi) siempre termina de su lado, apoyándolo. 


 

***

En mi habitación, frente a la computadora, releo ciertas escenas de 'Adicto + Comedia Romántica'. Los boleros se encienden en una de las páginas, cuando los padres del protagonista se conocen y tienen un romance casi de película. El delirio, quizás hereditario, se extiende a Julián y lo radicaliza: morir o matar, pero de amor. Un cóctel de pastillas también podría matarlo, pero él no las toma para acabar con su vida sino para dormir hasta que las cosas cambien, mejoren.     

“Entre Julia y Julián [los nombres, tan parecidos, son el tributo de Andrade a las telenovelas latinoamericanas] es ella quien propone, quien avanza, quien gana terreno. Me fascina el mundo de las mujeres, una fuente inagotable son las mujeres. Son lanzadas, más proactivas que los hombres.”

Pues sí. Julia es más práctica, es la que busca, pide y da. Abra las puertas a todos los acontecimientos. Mueve sus horarios para poder estar con él, que se acomoda como amante.

Andrade insiste en que se trata de dos historias simples, una de amor y otra sobre adicciones (juntas, son el delirio), y que fue la sencillez del argumento la que le permitió complicarse con las formas: cambia la cronología, cambian los puntos de vista, cambian los tonos de voz, cambian el ritmo y hasta el curso natural de la historia, que tiene desvíos y desvaríos. 

Juan Fernando Andrade aprendió a tomar estas 'libertades' o 'licencias' creativas cuando fue baterista de Los Pescados, un dúo de rock cuya música puede encontrarse y escucharse en Spotify. La banda le enseñó a ser recursivo aún en las circunstancias más limitadas: 'Hago lo mejor que puedo con lo poco que tengo', dice.

Andrade quiso darle a Julián una moral rockera y sentimental, pero se trabó, y fue cuando volvió a la música romántica y latina cuando pudo avanzar y coronar las 700 páginas que tiene el libro.

'Al final, el libro necesitaba tanto de Nirvana como de Roberto Carlos'. Así:

 Quiero ser tu canción desde el principio al fin /

Quiero rozarme en tus labios y ser tu carmín /

Ser el jabón que te suaviza, el baño que te baña /

La toalla que se desliza por tu piel mojada.


Juan Fernando Andrade



                                                                    ***

“Me formé como periodista, y en esas condiciones uno escribe para que lo lean, siempre pendiente del público. Con 'Adicto + Comedia Romántica' sucedió lo contrario, pude terminarla cuando acepté que yo sería, muy probablemente, el único lector”.

Los libros tienen vida propia, son los lectores los que se encargan de terminarlos y descubrir significados, como nadando de espaldas en la gran laguna que puede ser el subtexto.

Hay, sin embargo, algo muy cierto. Fueron varios los médicos que le dijeron al autor, y al personaje, eso de 'usted tiene suerte de estar vivo'. Pero, como en el caso de Andrade, fue la muerte de los demás la que puso el aviso.

En plena pandemia, recordó que estaba vivo (después de todo) y volvió a mirar el mundo con asombro. Luego de la soledad más profunda, esa que no te deja querer a nadie, Andrade se propuso volver a ser parte del mundo, y volver a escribir.

Tomó contacto con mucha gente. Un compañero que tuvo en el colegio, le contó entonces que conservaba unos cuentos que Andrade escribió de adolescente. Le mandó fotos de las hojas, amarillentas y grapadas en la esquina superior derecha, y le preguntó, '¿qué pasó contigo, por qué ya no escribes?'.    

Hablaron de las novelas antiguas, decimonónicas, que aparecían en diarios y suplementos, y se propusieron hacer algo parecido: cada semana, el autor enviaría un capítulo nuevo a su amigo; una buena historia de amor y comedia.

Así, tan simplemente, la novela imposible quedó al fin escrita.   

Si se le puede poner género a este libro (el autor dice que pertenece al género de los libros a los que les sobran páginas), sería el de aventuras, un después de otra y otra y otra. Reír, cantar, llorar y recordar son algunos de los efectos secundarios de 'Adicto + Comedia Romántica'. 



miércoles, 4 de octubre de 2023

Luis Fernández: “Que triste sería pasar en un bar sin una buena compañía”


Luis Fernández se interesó, desde adolescente, en contar historias; veía películas y las detallaba con entusiasmo, agregando su toque personal. Reconoce que todo el conocimiento en escritura viene del ensayo y error, además del asesoramiento con “personas conocedoras de escritura para que me digan los fallos y cómo mejorarlo”.

Tolkien, consta como uno de sus escritores referentes, porque “me gusta el universo en el que está situada toda la trama de tierra media”. Y asegura con fervor ser “un fanático de las historias, siempre y cuando estén bien contadas”.

Este psicólogo mantense escribió en 2015 lo que ocho años después sería su primera novela: Un nombre común. Una historia que releyó y corrigió hasta quedar satisfecho.

Nos reunimos hace poco para conversar de su ópera prima y conocer más a fondo las motivaciones detrás de esta historia.

Luis ¿Qué otros intentos literarios escribiste antes de tu novela?

Escribí varios cuadernos de poemas, los cuales fueron obsequiados, pero, como intento de escribir una historia tuve dos, una de un suceso que ocurrió en Manta sobre el asesinato misterioso de un hombre, el cual lo hice como tarea para un primo, saliendo sobresaliente, y el otro intento lo llamé “Fronos” una historia sobre la extinción de una especie alienígena por otras especies que ellos mismos crearon, una metáfora a la inteligencia artificial creada por los humanos.

 

Un nombre común es una historia de reminiscencia y frustración ¿así muchas veces se asume la vida?

La vida es una cosa que se podrá definir en biología, filosofía, física y demás, pero que ni, aun así, podremos entender en su complejidad, considero que se puede asumir desde la perspectiva de cada uno, sin embargo, quizá en esa etapa de mi vida cuando escribí la novela pude generar esa sensación de frustración o pesimismo en quienes la leyeron y se identificaron, aunque el objetivo no haya sido aquello.

Considero que cuando llevas tiempo buscando respuestas, te das cuenta de que las mismas no te complementarán, y solo serán indicios de algo que sabías desde un principio, que no es conseguir esa respuesta, sino, que el significado está en el camino que se toma para realizar esa búsqueda.

 

Amor y muerte son una constante, pero ¿aún se sufre en esta época de amor? 

Obvio, sino la psicología no tuviera trabajo, creo que hablar de amor es una forma de tratar de explicar aquellas situaciones que se escapan de lo cotidiano con esas personas que son especiales para nosotros, creo firmemente que el amor es una construcción idealizada de aquella persona hacia nosotros, que muchas veces es un reflejo de lo que deseamos ser, allí vendría el amor propio, por lo cual al no cumplir con las expectativas ya sean aprendidas o adoptadas, se tiende a sufrir por no conseguir aquello que deseamos.

 

¿Es tu novela un tributo a las novelas románticas (aunque no se trata exclusivamente de una) y al empoderamiento del amor?

No, para nada, una vez escuché esta frase: “esta es una historia sobre el amor, no es una historia de amor”, es un poco el reflejo de mi historia, una trama en donde cuenta que existió el amor, pero a su vez no implica en que habrá un final de cuento de hadas en donde el protagonista soluciona su conflicto interno y logra obtener la recompensa por la que luchó, el amor, aun así, dentro de la trama es un eje impulsor, sin llegar a ser un tributo, al menos desde mi perspectiva.



 

¿Por qué el escenario de tu novela es un bar?

Siempre quise tener un bar, además, considero que es el escenario perfecto para mostrar la decadencia de un hombre que ha logrado muchas cosas en la vida y aun así está insatisfecho con sus logros, considero que es un ambiente fuera de lo cotidiano, al menos en nuestra ciudad Manta, donde los bares a pesar de estar llenos de “gente divertida” muchas veces esas personas los utilizan como un escape para la realidad que están viviendo en sus hogares.

 

Los personajes recurren al humor y sarcasmo constantemente ¿Por qué?

Me gusta el sarcasmo, me considero alguien sarcástico, sin embargo, con el tiempo he ido bajando esos niveles y tratando a los demás con mayor respeto y comunicación atenta, quizá sea por mi propia profesión en la cual ya no se le puede decir a un individuo de manera despectiva la razón por la cual se siente mal, sino que debo entablar una comunicación más amena y hacer sentir cómodo a la otra persona.

 

Viviendo en una ciudad cada vez más violenta ¿es posible que el personaje de la Muerte de tu novela sea una metáfora de la realidad?

La verdad no, ya que cuando escribí la historia no sabía que algún día la ciudad tendría estos índices de violencia, por lo cual, considero que es un reflejo de los miedos de las personas que anhelan bienestar paradójicamente buscando alivio en los cálidos y fríos abrazos de la parca, llevando al máximo la ambivalencia de aquella situación, la búsqueda del bienestar en la muerte, convirtiéndose así en la metáfora de la situación actual.

 

El protagonista de tu novela es un hombre maduro que da la impresión de haberlo hecho todo mal ¿tropezar en el amor en verdad puede arruinar una vida? 

Depende, hay personas que no saben manejar sus emociones de manera adecuada y tienden a encerrarse en su propio ego, considerando que al tener un nivel intelectual superior a la media, pueden hacerlo todo o creer que hacen todo mal, es allí que uno, dos, tres o cuatro fracasos en el amor pueden determinar el futuro de una persona, siendo aquello un buen futuro de aprendizaje en donde no se repitan los errores, o en un futuro en el cual la persona se cerrará en sus ideas de fracaso sin buscar ayuda a causa de su propio ego.

 

La Muerte no es una buena compañía para nadie, pero en la novela parece ser el único consuelo del protagonista ¿por qué?

Porque el protagonista ya la anhelaba, estaba encerrado en su pensamiento de fracaso a tal punto que cuando llegó la parca, no tuvo deseo de escapar, solo se permitió hablar, descubrir cuestionamientos que rondaron su cabeza por años y disfrutar de ese momento, así que se obligó a que esa inesperada compañía sea un invitado adecuado para compartir, además, que triste sería pasar en un bar sin una buena compañía.

martes, 3 de octubre de 2023

Una balada que lacera desde adentro

Hay historias que perturban, donde sus personajes no hacen más que soltar golpes bajos que van retumbando en su desarrollo y pérdida de su existencia alucinada. Historias para reconocer a una ciudad desde sus entrañas. Historias para saber que más allá de lo que se cree conocer existe un mundo de oscuridad y sobrevivencia, donde las sombras que pululan exigen su lugar en la luz.

En la mitad está el reino (Alectrión, 2023) la novela más reciente de Jakk Cabrera Plaza, es una de esas historias: acelerada en su desarrollo, perturbadora de principio a fin; una historia negra y sangrienta que es también una balada que lacera desde adentro, que muestra al horror desde una cotidianidad donde el hambre y la necesidad de ser alguien lo justifica todo.



En este territorio de vendedores callejeros, jugadores de póker, vividores, alcohólicos, drogadictos, prostitutas y una lista variopinta donde la viveza criolla es el mérito de las sombras que aparecen en esta tragedia, Manuel (Ojos azules, Cuervo, Pegaso, Caramelo cuervo o Sísifo) sobrevive y “triunfa” a su manera y desde su ética callejera.

Esta tragedia moderna, donde se contempla a un Manuel convertido por momentos en un Edipo que sabe lo que hace y que no siente remordimiento ante su acto, hay odio. Odio a la madre, falsos amigos, protectores, amores…y a sí mismo.

Cabrera Plaza, con esta novela, remarca el tema de la huida como leitmotiv inagotable de sus personajes. En sus historias escasea la esperanza, y este sello particular, es lo que vuelve cada vez más interesante su obra. 

viernes, 15 de septiembre de 2023

Un modelo necesario de imitar

Un enano convertido en héroe no era algo de todos los días, sin embargo, la primera vez que recuerdo haber visto Willow (1988), era un niño, y ese niño noventero se tomó a pecho la presencia de esta persona pequeña que a penas podía moverse en su comarca y en el bosque, que parecía frágil y víctima de bulling, y que, contradictoriamente, resultaría alguien valiente enfrentando a los horrores de su época: brujas, monstruos y guerreros salvajes y sanguinarios.

Hace poco regresé a verla, porque los recuerdos que tenía de ella eran vagos, habían pasado más de treinta años desde la primera vez. Entendí que aquella heroicidad impartida desde esta historia me sirvió de algo: enfrentar al mundo adulto siendo niño, luchar contra las injusticias alrededor (por mínimas que estas se presentaran), intentar ser un “héroe” para los más cercanos y desprotegidos, tal vez alguna de mis mascotas a quienes terminé fallando y nunca protegí del todo.


Y es que un enano intentando salvar a una niña y con ello evitar la destrucción de la vida y paz de su mundo no es nada fácil, una responsabilidad asumida con agallas, aunque la realidad diga que no es posible, aunque la burla de los otros sea un coro que erice y haga dudar de las propias fuerzas. Pero ahí estaba Willow, moviéndose a paso lento, intentando convertirse en un mago, protegiendo con su vida a alguien más desvalido. Ese modelo siempre será necesario de imitar.


martes, 4 de julio de 2023

Lo que dejamos de ser

La existencia individual ya es, por momentos, una tortura, ahora lidiar con una réplica que intenta ser mejor que uno, que es la versión fresca y vigorosa, algo así como el pasado mofándose de lo que somos, de lo que con los años nos convertimos: aniquilado el sueño interno, ciegos en una monotonía que parece ser el final del camino personal.

A eso nos arrastra Como vivir contigo mismo (2019). Una serie que en sus ocho capítulos nos deja claro que siempre habrá una versión mejor de nosotros mismos a la que odiamos porque nos recuerda lo que dejamos de ser. Pero la serie va más allá de lo que en apariencia denota: un hombre con su clon lidiando los problemas cotidianos y sin saber qué hacer o cómo alejar a su versión mejorada. Apunta a que el tedio es mala compañía para las relaciones sentimentales.

Porque el amor se desgasta, porque yacer en el círculo de la rutina va aniquilando el pálpito por el otro, dando la posibilidad de que nuevos latidos surjan en otras direcciones. Y eso ocurre, porque Kate, la esposa de llama apagada se interesa por la versión mejorada, ese Miles fresco y atento como del que estuvo enamorada hace varios años. 



 

Sin embargo, el tema de la infidelidad es complejo ¿cómo se es infiel con otra versión del mismo amor? Miles, después del celo hacia sí mismo (o esa versión que intenta superarlo en todo) reflexiona que tal vez lo sucedido es “saludable”, que quizás su otro yo llegó para salvar su matrimonio, que es probable que sus vidas (la de ella y él) necesitaron darle más emoción a su rutina de asco.

Una historia necesaria para toda pareja que intenta mejorar su relación. Una historia urgente para quienes nos entregamos al abismo irremediable de la sobrevivencia, ajustados a horarios laborales, pensando siempre que se intentó bastante, pero que ya no queda nada por hacer, que ese mundo que se buscó devorar nos ha aplastado con fuerza y ​​saña.  


sábado, 20 de mayo de 2023

Anhelar el cuerpo del otro

Imagen de Mariana Ayumi.


El territorio de la poesía erótica no es fácil, porque demanda que la voz poética no se quede en la superficie de la descripción del acto sexual o amoroso. Porque más allá de las acciones emprendidas, donde se elogia cada una de las emociones del instante, existen elementos claves para hacer del poema una construcción precisa.

Tal vez por eso la poesía erótica no ha logrado cultivarse en todos los autores que asumen ser representantes de ella. Tarea compleja, sobre todo, cuando la voz poética no interioriza desde el poema el tema asumido.

Y es que el cuerpo, desde la construcción del poema erótico, no solo se vuelve la materia prima con la que se trabaja, porque sus elementos superficiales: sudor, expresiones, fluidos, palabras, sonidos, entre otros, si bien ofrecen múltiples posibilidades para que el poema perdure, ocultan, para muchos autores, un elemento que escapa: lo emotivo; la experiencia desde la vivencia y con ello todo un escenario aprovechable. 



 

Es también cierto que mucha de la experiencia erótica que sobrevive en la poesía deviene de una construcción donde se enaltece el momento de la experiencia corporal y sus acciones. Y, desde aquí, por la experticia del escritor existen poemas sobresalientes. Pero no todo es corporal; no toda poesía erótica tiene una única fórmula.

En este escenario Rojo de José Masache es una veneración a la mujer que da cuenta que el erotismo descrito va más allá de lo instantáneo, porque se insiste en el discurso de la perdurabilidad. Y es que esta contemplación dual no solo queda en la obviedad erótica, conviven también un anhelo amatorio de continuidad, porque el proyecto del amor no decae en el instante, intenta mantenerse más allá del acto corporal.    

viernes, 7 de abril de 2023

Romantizar la violencia


 

Los errores tarde o temprano se cobran. Nada queda impune. Sí, son frases con puros comunes, pero la ficción se fue atrincherando en estos dilemas, replicando fórmulas, maquillando las acciones más atroces que los personajes denotan. Porque el mal también tiene una cara “buena” que debe exponerse. Y puede que así sea, porque muchos personajes dañados tienen un origen de dolor que busca sanar a toda costa, a veces con sangre ajena.

 

Pero tanto se ha romantizado la violencia física que solo dar cuenta de ello es otro lugar común. Porque el tipo que agrede a otro solo busca vengar a su amigo ultrajado desde niño, porque los otros desde su opulencia y casi impunidad merecen castigarse como símbolo y demostración de que en el submundo habitan hombres y mujeres que se sienten, aman y sufren como todos.

 

Así Pandilleros (2019) de Nabil Elderkin es un retrato de la juventud y el modelos tiempo, de los adultos modelos con los que se ha crecido, el espacio y sus errados donde la violencia parece ser el principio y fin de toda la vida del barrio. Aquí, en los tres protagonistas está marcada la tragedia, porque sus acciones, y ese anhelo de vivir con intensidad los condena.

 

Romantizar la violencia, saber qué hay detrás de los personajes que han decidido dejar huella, una marca con sangre e ira que los inmortalizará entre los suyos: todos los otros que al igual que ellos sueñan con hundir sus cuchillos, apretar el gatillo, estampar sobre el rostro ajeno a sus puños…