sábado, 26 de diciembre de 2015

Una espuma de música que flota

Christian Kanahuaty (autor boliviano), Cristian López Talavera (editor de Jaguar) y Santiago Vizcaíno (autor ecuatoriano).








Cada nueva antología, muestra o selección, resulta siempre esa mirada del editor, compilador o seleccionador, por reunir la obra de escritores que le han dicho algo o mucho, y la cual pretende que el lector encuentre ese algo retumbante. A veces funciona, otras veces es un libro más dentro de ese inabarcable sector de publicaciones.

Una espuma de música que flota. Antología de cuento Ecuador Bolivia (Jaguar, 2015. Selección: Cristian López Talavera) no pretende ser un libro referencial para conocer a todos los narradores “jóvenes” de ambos países, es, a lo mucho, una mirada escueta, reservada y muy particular de su compilador. Una mirada que reúne a ocho autores, cuatro ecuatorianos y cuatro bolivianos. Una mirada que pudo extenderse.

Solange Rodríguez Pappe, Walter Jimbo, Sandra Araya, Santiago Vizcaíno (Ecuador). Cecilia Romero Mérida, Christian Kanahuaty, Lourdes Saavedra Berbetty, Paul Tellería (Bolivia). Son los narradores seleccionados.

Un conjunto de historias, y este es el mérito del libro, que arrinconan y desconciertan, que perturban y también hacen que nos miremos para encontrar un nexo en ellas. Por eso funcionan bien La casa en ruinas (Jimbo), Los libros de mi padre (Kanahuaty), La mancha, la huella, la resaca (Araya), Alicia en el país de la anarquía (Saavedra) y Cabeza de poeta (Vizcaíno).

Acierta Miguel Molina Díaz, desde el prólogo, cuando afirma que: “Lograr una historia que sorprenda, ya sea por el horror, el amor, la muerte o el tema que fuere. Esa es la misión del cuento”. Este grupo de autores cumple esta misión.             

lunes, 21 de diciembre de 2015

El recreo de las bestias



El recreo de las bestias (El Fauno, 2015) de los autores Arturo Paladines, Paúl Chimbo Torres, Víctor Hugo Quezada y Santiago García, no solo que se trata de un libro colectivo con variados estilos y temáticas, sino que funciona como vitrina para observar a la poesía desde Loja, sobre todo desde las voces jóvenes (aunque García no encaje por su nacionalidad mexicana).

Libro cartonero, moviéndose desde un subterráneo literario que pretende delatar la oscuridad de la vida que otros poetas no ven (porque no les interesa, porque no es agradable, porque no vende). Por eso la sentencia en la presentación, afirmando que “Aquí habita el verso sometido al desquiciamiento, al abandono” (p. 9), donde existen “(…) pesadillas horrendas que solo aparecen en lo alto de la noche, al filo de la genialidad siniestra” (p. 9).

Y aunque se trate de un poemario de evidente costuras, la independencia de cada autor así lo delata, resaltan versos desde una desesperación que habla del amor y su ausencia, de una reiterativa traición a la felicidad, de la cotidianidad caótica que las cuatro voces entienden y soportan desde sus mundos.

Por eso Arturo Paladines expone un lamento lúgubre y decepcionante, en versos de una belleza perturbadora:    

“Hace ya varias semanas que me encuentro
con las mismas moscas junto a mí;
chupan la tinta con que te escribo
esta serie de poemas que no querrás leer. (Lo inefable, p. 18)

O desde un tono más oscuro, Paúl Chimbo, habla desde una intimidad que explora un masoquismo posesivo:

“la oscuridad es una fiesta de luciérnagas en pena
desparramadas y apiñadas, ebrias, multicolores” (Esa mujer acabará contigo, p. 35)

“Acá
todo se detiene
en silencio.
Allá
todo se mueve
en soledad” (Búscame en la poesía, p. 42)

Poesía donde los monstruos no solo se han atrincherado en las historias de los versos, sino en las ilustraciones de Ángel Villavicencio, donde lo amorfo e incomprensible complementa a este recreo de bestias.


Así se trata de un trabajo para seguirle la pista a sus autores. Un trabajo para dejar por sentado que desde el margen se sigue evidenciando obras interesantes.