jueves, 29 de marzo de 2012

Una enfermedad llamada poesía



Para los que sufren las palabras no existen, están viciadas como camiseta de abuelo o de padre canceroso, en un día borroso, sin fecha, ni recuerdo” nos dice Augusto Rodríguez en su poema La espada de la enfermedad. Y así, con esta intensidad, donde lo íntimo, donde ese yo desfigurado por el tiempo se vuelve un cronista reflexivo, inicia este nuevo trabajo poético: La enfermedad invisible (Generación espontánea, 2012).

Rodríguez, logra un ejercicio de onda significación, porque es en torno a la palabra que se poetiza, la palabra como antecedente y escenario de vida y muerte, la palabra enalteciendo y sofocando recuerdos, la palabra diseccionando a la voz poética, la palabra catapulta dando contra sí misma:

Las palabras se llenan de renglón en renglón, de orilla a orilla, pero no resuelven la ira interna y el vacío.
La batalla está ardiendo, p 20

La palabra nace
porque tiene un rayo interior
y necesario a nuestros ojos.
Es un rayo que estremece
hasta al más ciego del mundo.
Un río invisible nos divide, p 23

La palabra debe enterrarse en nuestra memoria
y dejar que nos descifre desde adentro.
Desnudos en la intemperie, p 35

Las palabras son fantasmas
que me trastornan el pensamiento.
Me vuelven la memoria.
son fantasmas que me descifran
el bosque que no deseo conocer.
No deseo conocer el bosque, p 36

La palabra es un cuerpo enfermo que siempre expulsa frutas quemadas.
Un cuerpo enfermo, 39





Persiste un padre, un abuelo, un fantasma multiplicado y sediento de dolor. La muerte y su cadena de penurias, la ausencia rebozando las alcantarillas de la soledad. La vida consumiéndose en bocados frenéticos. Persiste el yacer en otros, de ser otros y en esos otros reconocerse.

Escribo en un diario
que otros escribieron
pero que ya no están.
Lenguas desenfrenadas, p 25

Sólo nos queda una última aventura o desafío en esta tierra, descifrar la palabra dios, aunque finalmente no haya dios y todo sea oscuridad y delirio.
La sangre no debe detenerse, p 27

Y esta enfermedad, no solo ataca las fibras poéticas de una voz, también, en medio de toda aquella oscuridad infecta, de toda la autoflagelación que persiste, aparece La gramática del deseo, donde el discurso logra un enfoque en lo carnal, en el consumo complementario y vital que se reclama con desespero.

Soy un ojo que observa tu cuerpo
como su propio cuerpo,
que precisa de un puente para llegar a tus ojos.
Una ciudad que desconozco, p 48

La dueña de mis sábanas, de mis pantalones,
de mis camisetas, de mis calcetines,
es un meteorito caído del mismísimo infierno.
La dueña de mis sábanas, p 57

Rodríguez continúa demostrando que no toda la poesía está escrita, que sus personajes poéticos no se han abandonado a ninguna moda vorágine, que sus versos siguen en aquella línea funesta y sombría del inicio, y que la vida, la experiencia y el trabajo con las palabras son el mejor referente para recordar que “Nada somos en esta tierra que no sea enfermedad que palpita a cada instante y en cada hueso” (Esta lengua que no me pertenece).

martes, 27 de marzo de 2012

Soy escritor y quiero imprimir




No hay nada de malo que existan exclusivamente editoriales encargadas de hacer realidad el sueño de todo escritor novel. Aquellas máquinas materializadoras del anhelo inmediato de cada autor.

Lo malo, esa cosa ridícula y de la que no se ha aprendido, es cuando el autor es estafado, cuando el trabajo editorial se reduce a un simple trabajo de diagramado, diseño de portada e impresión. Cuando, en realidad, el trabajo de edición (corrección de estilo, de prueba, asesoramiento de aquello que se dará a conocer al mundo) no existe.

Y lo peor de esta situación es reconocer que el autor, aquel que debería representar la indignación total, por lo pésimo que es el soporte de su obra (aquello por lo que se entiende dedicó parte de su vida) sonríe. Sí, es un fantoche que prefiere olvidar los errores, negarse a reconocer su condición de estafado, así que prefiere sonreír: en las fotos de presentación, en las páginas de cultura ligera que momentáneamente se han enfocado en él.

Ha logrado su objetivo: visibilizarse como escritor, ser una estrella en pleno amanecer (desapareciendo a cada instante) que ya no sueña con solo publicar, sino generar ventas, ser el nombre, ser la referencia.

Pero volvamos a la realidad de este personaje (que ha sido estructurado en base a algunos de los libros que me acompañan por estos días y que rotundamente no comentaré). Si su ópera prima resultó un trabajo pésimo, mediocre, recargado de errores, deberá empezar de nuevo. Alejarse de aquellas editoriales y sus “paquetes de edición”, escarbar más, llegar a donde cada autor creyente en su obra debe hacerlo. Hallar los servicios editoriales indicados (y mejor si es una casa editora quien lo acoge) lo salvará.

Aunque existe una salvación más inmediata: en las ciudades pequeñas, en aquellos cantones-pueblos donde aún cada publicación (de calidad o no) y cada autor (de talento o no) resultan el acontecimiento social, siempre el éxito está asegurado.

¡Bienvenida, literatura!

jueves, 22 de marzo de 2012

Freddy Ayala Plazarte: “La escritura de un libro es el desplazamiento hacia otro libro”




La poesía ecuatoriana ha dado y continúa ofreciendo autores cuyas propuestas poéticas están siendo reconocidas, no solo dentro del mismo contexto si no también internacionalmente. Freddy Ayala Plazarte (Latacunga, 1985) es uno de ellos. Poeta, ensayista, catedrático universitario, y recientemente compilador de la muestra poética de lo que él considera la reciente poesía ecuatoriana de Ecuador: Premonición a las puertas.

Tras su regreso y participación en la Feria Internacional del Libro en La Habana – Cuba, contactamos con él para conocer los pormenores de esta obra y su importancia dentro de la literatura ecuatoriana.

Saludos Freddy, acabas de participar en la Feria Internacional del Libro en Cuba ¿qué tan provechosa ha sido esta visita?
Muy provechosa y extensiva actividad, porque me ha permitido (a posteriori) establecer vínculos y proyectos de literatura ecuatoriana con escritores cubanos de amplia trayectoria. Gracias a la invitación recibida directamente por parte de los organizadores de la feria, señalo a la poeta Yanelys Encinosa, quien confió en mis intervenciones en foros sobre literatura contemporánea, junto a otros poetas jóvenes latinoamericanos, y la presentación de los libros “Mi padre en las rieles de Sumpa” y “Premonición a las puertas”; sin embargo, estar en una Feria Internacional como la Habana implica estar conectado con estéticas contemporáneas en perspectiva literaria; interesante propuesta del poeta uruguayo Fabián Severo sobre la poesía de la frontera en portuñol (una fusión entre el portugués y el español) además, el hecho de que haya visualizado la propuesta de la reciente poesía ecuatoriana y junto a otras dos antologías de poesía caribeña: Venezuela-Cuba y otra de 100 poetas cubanos. No obstante, el acierto o desacierto de este mecanismo estará en el lector, pero puedo decir que los oyentes en Cuba y de otros puntos de Latinoamérica acogieron respetablemente mi trabajo. Si es que de canas implica llegar a realizar un trabajo pues ahí se notó que lo joven es una manifestación emergente del tiempo actual. En la Habana noté un gran interés por conocer a la poesía ecuatoriana (en general), quizá por acercarse al otro, aquel que permite reflejar sus interioridades que no son lejanas, diría que son más cercanos que el mismo vecino que vive sobre mi departamento y a quien casi no conozco.




¿Cuáles son las anécdotas que mejor recuerdas de Cuba?
Me encontré con buenas personas, hice amigos y amigas que me guiaron por lugares de La Habana y fuera de ella, cosas que me llamaron la atención; puedo mencionar el hecho de que los dos antologadores de la poesía cubana de 100 poetas jóvenes ubicaban a los poetas en casas editoriales o librerías, lo que no sucede en Ecuador, acá exige mayor rigor realizar una muestra de autores (envío de libros por terminal terrestre, eventos), los poetas jóvenes en Ecuador no están en las librerías. Recordar que en Cuba no hay periódicos donde se vean imágenes de violencia, de crónicas sangrientas (no niego que puede existir pero el regimen impide que haya un imaginario violento en la sociedad). La gente lee mucho, uno atraviesa un parque en domingo soleado y hay gente leyendo en los parques, los libros son de bajo costo, el último día me invitaron a tomar café en una casa habanera y que la señora ama de casa de unos 40 años tenía sus escritos, y compartimos una lectura poética. En Cuba no debería sorprender encontrarnos con mucha poesía en sus ciudadanos. Quizá lo que más recuerdo de Cuba es la antimodernidad, no hay contaminación visual, uno se siente en los años 60-70, subido a un antiguo Cadillac (taxi), hay una atmósfera detenida, donde no se corre sino se camina.

Premonición a las puertas es la muestra de la reciente poesía ecuatoriana ¿cuántos años ha tenido este proyecto y como así la Universidad Central resolvió publicarla?
Si como señala el título muestra lo reciente (aunque por varios motivos no estén todos los que son), sin embargo es un referente para indagar en varios enfoques de la literatura contemporánea. Surgió cuando estuve en el taller literario de la CCE por los años 2005-2006, junto a otros proyectos de mis compañeros como Los poetas callejeros de Juan Pablo Mogrovejo, Los poetas suicidas de Johanna López, El cuento fantástico de Paúl Miño todos versión Ecuador, por ende han sido 5 años de trabajo. Este trabajo estuvo en la mirada de varias instituciones que esquivaron sus apoyos, pero creo que llegó un momento determinado por el mismo tiempo para el libro, y agradezco la confianza de Carlos Rodríguez, Director del Departamento de Cultura y Comunicación, quien apostó por lo joven.




¿Cuál es el aporte de esta muestra poética en la historia literaria del país?
Bueno historizar un objeto, hecho o situación, implica un proceso de conocimiento como también puedo generar mi propia historia si me siento en una banca de piedra y no hago nada, igual intervengo en la historia. Y digo porque a veces historia evoca en la memoria a los “héroes”, y pongo en cuestión esto, a propósito de la pregunta, más que pensar en la historia, pienso que es una parte, una forma, una manera de decir lo que sucede en mi tiempo, es un aporte a los lectores que a veces se inquietan y preguntan sobre los jóvenes poetas, o sobre la joven poesía, y como aporte valdría señalar pasajes del contenido como: una visión holística desde la América Ancestral, América Latina como construcciones sociales y conceptos legitimados en nuestras sociedades. O un génesis desde los talleres literarios de los 80 hasta los actuales colectivos literarios, o indagar sobre la negritud, el indígena, o qué es lo urbano, los movimientos LGBTI, las representaciones corporales, lo genérico, concebir a la realidad como un “simulacro”, si es que esto lo asumimos como un aporte. Uno -en su mismo tiempo- escribe de su tiempo o de otros tiempos, no para su tiempo, sino escribe para otro tiempo, quizá un tiempo imaginario.

Muchos poetas no aparecen en esta muestra ¿existe la posibilidad de un segundo trabajo?
Así es hay poetas que no aparecen, razones muchas; algunos nunca respondieron a la convocatoria, otros pedían primero la lista para aceptar enviar sus textos, otros no pude contactarlos, otros no quisieron porque estaban otros autores, es penoso que suceda esto dentro de la literatura ecuatoriana. Traté de que haya paridad entre poesía masculina y femenina, y de que los poemas se acoplen a lo que propuse en el estudio introductorio. En el libro he señalado que este trabajo puede ser refutado, contrastado y continuado, Premonición a las puertas, es más bien para abrir perspectivas, de hecho que no es un principio o un fin, se maneja como una continuidad, un permanente proceso en construcción.

Iván Oñate, en el prólogo de la muestra, dice de que eres un “antologador insobornable” ¿se lo puede ser en un país y en un ambiente literario lleno de coyunturas, favores y amistades?
La amistades siempre serán vitales para el ser humano, el mundo se mueve por las pasiones y los quebrantos, es indudable que el otro es necesario porque me legitima en el mundo, lo que mancha al ser humano es la avaricia, la vanidad, la posesión o el interés desmesurado. Dentro de las amistades existen traiciones pero también las amistades pueden ser beneficiosas cuando se piensa en una colectividad. Es evidente que las coyunturas y los amarres, o los favores mutuos caracterizan también la literatura ecuatoriana, quizá es otra forma de jerarquizar un imagen del poder y de hacer literatura a partir de los rumores. “Antologador insobornable” porque Iván sabe que hay amigos que no están en la muestra, este ha sido un trabajo literario de reconocer y visualizar poesía y no un trabajo de integrar amistades.




¿Cómo saber que los poetas de la muestra no renegarán de lo que son, que las perspectivas del antologador no fueron las precisas?
Creo que este diálogo le corresponderá al tiempo, una obra debe desprenderse del autor cuando se la publica y el lector es el que designa una afinidad con la palabra del autor y no con el autor. Y no puedo hablar de lo preciso, prefiero hablar de acercamientos o referencias, puentes de contacto, un autor, más que nadie, sabe que lo aceptable e inaceptable es lo que alimenta a su obra.

Cambiando de tema, no solo has destacado como poeta, sino también como ensayista ¿cómo compaginar estos dos géneros y no terminar fusionándolos en tu obra?
El ensayo apenas lo he explorado con La metálica luminosa de Hugo Mayo; o en Premonición a las puertas y otros trabajos sobre la representación corporal femenina que actualmente realizo en mi tesis, pero creo que el ensayo demanda madurez y empoderamiento de varias visiones del mundo, por eso es desafiante y escaso en los escritores jóvenes, claro con excepciones. En realidad entre la poesía y el ensayo existen distancias más que cercanías. El ensayo te exige investigación y absoluto conocimiento, y la poesía es conocimiento pero un (des) conocimiento de tu entorno psíquico-somático. Son actividades diferentes, estados de ánimo variables, emplazamientos, subjetividades que contestan al silencio, pero parten de un mismo sujeto, sin embargo son géneros fundamentales para conocerse uno mismo.

Actualmente editorial Mar Abierto prepara tu poemario Nomenclatura del Internado ¿cuánto tiempo te ha llevado realizar este trabajo y cómo lograste que este sello se fijara en tu obra?
Nomenclatura del Internado tiene ya algunos años de cosecha, es un libro que parte de otro libro: Con un manuscrito en el horizonte, quizá la escritura de un libro es el desplazamiento hacia otro libro, puede ser un mismo y solo verso que lo recuerdas y lo continúas escribiendo, como ese constante viaje que a veces uno realiza a la infancia, y se vuelve viejo, anciano mientras se retorna, es un ritual de prolongación continua. Y gracias a la Editorial Mar Abierto, a su equipo de editores y diseñadores, y a Ubaldo Gil, porque conoce ya varios trabajos, y el logro que tiene el libro es que lo hayan leído y lo hayan aprobado, noticia que gratificó cuando lo supe. Mar Abierto tienen una visión diferente como editorial en el país, porque han integrado a sus publicaciones a escritores jóvenes.

Finalmente ¿en qué te encuentras trabajando?
En varios proyectos, organizando con el Área de Letras de la Universidad Andina Simón Bolívar un recital con algunos de los poetas incluidos en Premonición a las puertas. Preparando para el mes de septiembre un nuevo trabajo sobre la vanguardia del poeta Hugo Mayo que lo publicarán en Guayaquil Dadaif Indie Art cartonera. Y bueno lo demás será cuando se materialice.

martes, 20 de marzo de 2012

Una ciudad y una voz visibilizándola


¿Cuándo una ciudad se vuelve un motivo significativo para escribir sobre ella, sobre sus artistas, de los hechos más relevantes acontecidos en el pasado y presente? Aníbal Fernando Bonilla (Otavalo, 1976) sabe como hacerlo, y este saber lo deja ampliamente demostrado en Evocación de la tierra habitada (CCE Imbabura, 2011) un libro que reúne variados y múltiples textos cuya línea argumentativa es una ciudad, su ciudad: Otavalo: “emporio de belleza y paisaje, de barro y leyendas añejas, de artesanías multicolores y mindalaes incansables (…)”.

Pero no se trata únicamente de un libro compilatorio, porque aquí los temas y su propósito es el de rescatar, revalorizar y sobre todo visibilizar a las múltiples voces y sucesos que marcan a esta ciudad. Por ello en esta obra aparecen artistas plásticos, escritores, historiadores, instituciones educativas, lugares memorables desde la perspectiva del autor y los ritos que una ciudad ha mantenido a través del tiempo.

Un libro que nos ayuda a descubrir (a quienes las botas de explorador se nos han dañado y nos mantienen sedentarios) una ciudad y los motivos para compartir esa valoración.

lunes, 19 de marzo de 2012

Poesía de la ausencia



Lo ido, lo no presente, lo impalpable, lo que se añora frente al mar, junto a una costa que todo trae, menos lo que se necesita, lo que necesita una voz para salvaguardase de sí misma. Eso es El náufrago y la isla (Zero’s Publisher, 2011) segundo poemario de Antonio Vidas (Portoviejo, Ecuador, 1974).

Poemario donde la ausencia lo copa todo: cada verso, cada figura construida de recuerdos, reforzada en el dolor, un dolor que ha herido a la voz poética, aquella voz poética emigrante, que lo contempla y describe todo desde un espacio geográfico distinto. Desde ahí, familia (madre, padre, hermanos, esposa, hijos) y tierra (un Manabí que se extraña oler, recorrer y registrar) soportan el peso de las palabras.

la vejez del tiempo se pegó a mi frente
bostezada y muda en atléticos calvarios.
(…)
una vez lloré al oír las torres con clítoris de campana
que llaman al tiempo embalsamado del amor.
(…)
camino del tiempo ardió la hojarasca de lágrimas,
la bohemia infinita de los días nebulosos.
Canción y eutanasia de otoño, pp 24 y 25

Para verte, me dormí en el fin de tu jornada,
leproso comienzo sobre rocas y caléndulas,
cada vez más el otoño, allegándose hasta mi llaga,
mis ojos hechos cuencos de agua y hojarasca,
desde charcas de otra vida que tornaran a llover,
Elogio al molino, p 28

Y el invierno lloró vaciándome a puñaladas el corazón,
dolor lacrimógeno de esta trenza
que venía lloviendo a cántaros en su hombro;
Invierno del corazón, p 36

Su autor, es un poeta manabita, pero también un emigrante que vive las cuatro estaciones, que ha padecido en ellas. Y entonces el otoño, el invierno, la primavera y el verano, tienen tanta significación en su poesía.

Tarde más muerta,
yo era un muerto caminante del sueño
sin fecha del invierno.
Tarde de aires que exprimió las piedras para beber su secreto,
tumbas repletas del sonido que tiende a secar la playa.
Por el sendero de las piedras, p 37

Pero cuando la voz se vuelve aquel lamento intransferible, donde una madre espera en otro continente, en una casa que guarda los momentos más trascendentes en la historia de un hombre, allí surge un efecto estremecedor en poemas como este:

Ya será de noche en el patio y se han callado los perros,
despidiendo manos que amaron, de la casa verde en que fueron.
Ya será de noche y tú andarás buscándome,
sintiendo bajo tu planta,
el cráneo de mi niñez en el lodo.
Y no llores,
ya no preguntes a Dios: ¿Por qué concebiste algo lejano?
Misiva y luz de las sombras que emigraron, p 41




En este El náufrago y la isla, habita una voz que recurre, y con insistencia, a revivir el pasado, a denotar la ausencia como alegato poético, donde el amor ha sucumbido:

Y yo te amaba, tú me amabas, hace ya mil inviernos,
abrazados al fuego de la leña que recordaba
el olor del planchado glacial que tus manos entonaban
y mi buen tedio de hacer la pipa y el té.
Novela, p 42

Viuda era la primavera y aunque blanca en mi contra,
oscuro el corazón con dos tornillos menos,
la cazadora de perdices y de mi alma en antaño
con dos tiros de pétalo mató mi nariz y la fosa del pecho.
Primavera, p 48

La primavera dio a luz la muchacha que yo amaba.
Y desde la nevada ardiente de cartas de enamorados,
para que vientos grafológicos lean mi dolor electrónico,
alquimia de amor de un mordisco mudo de palabras,
mi lengua se extravió en las parcelas de su aliento
cabalgado en praderas óseas con válvulas de oxígeno,
y alcobas de inmortalidad con extintores de llama
para encender en su boca carámbanos de besos.
Oda a la musa perfecta, p 49

Cada estación juega con el estado emotivo del poemario, y cada una de las cuatro ilustraciones reafirman el sentido acongojante del que está compuesta esta poesía.

Verano polar del corazón que durmiera panza arriba al sol.
Alcobas emplumadas de magia que zarparan al cielo
y el ojo partiera en vacaciones para nunca volver.
Verano en que pedalean las cumbres y salen al camino
con sudor esmalte de caracoles y collares de rocío.
Verano del baúl del tiempo con desvanes altos y abismos,
hora en que el patio buscaba gnomos bajo las piedras.
Verano, p 57

Adiós tardes de olivo y veranos de vieja lumbalgia,
tardes que morían siempre con los ojos de mi madre.
Adiós al bardo que ya marcha sobre mares de heno y ovejas.
En alazanes de cobre buscan para siempre las rutas del sol.
Bicicletas del verano, p 60

Abraza con ternura los árboles aunque te digan: ‘viejo’,
corazón erosionado que ya reforesta el olvido,
deja el verano para otros; he anticipado mis vacaciones.
Carta a vejez, p 61

Yo también he sentido el fin desde el comienzo del mundo,
amor iniciado en la inquisición de témpanos
y en la fragua del manzano,
desde que el mar tala mis pies y me eleva la orilla a chorros
y la osa polar de la nube
y los mástiles penden del cielo como ahorcados.
Playa y adiós, p 63

La poesía de Antonio Vidas es una poesía en estado puro, sin contaminación, sin tendencia alguna asfixiando su creatividad. Esta segunda obra ahonda en su compromiso con la lírica, una lírica que se construye sin ataduras.

domingo, 18 de marzo de 2012

Siomara España: “No soy una escritora de concursos”



El mantener un constante diálogo con los escritores del mismo territorio; conocer, leer, conectar con su obra; evidenciar su entrega total a la literatura, no solo resulta una experiencia interesante, si no todo un argumento demostrativo de persistencia, sobre todo en un país donde la persistencia es eso que se pierde veloz y constantemente.

Siomara España (Manabí, Ecuador, 1976) poeta, catedrática, analista literaria, lectora inagotable de su obra, cuyos poemarios: Concupiscencia, Alivio demente y De cara al fuego, han visibilizado su poesía en distintos escenarios, acaba de obtener y recibir el Premio Nacional de Poesía Juegos Florales de Tungurahua 2012, que anualmente entrega la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Tungurahua.

A pretexto de este galardón, contactamos con ella para hacer un breve repaso de su poesía, sus proyectos y su perspectiva en torno a la literatura ecuatoriana. Aquí lo logrado.

Muchas de las voces actuales de la poesía están destacando y siendo reconocidas, ¿crees que los concursos son una reafirmación de esta valoración?
Hay una considerable cantidad de escritores y escritoras de poesía que están haciendo un buen trabajo dentro y fuera de los limites de nuestro país, esto me parece sumamente importante porque independientemente de los criterios paternalistas que se tengan, la poesía que se destaca es la que sin mayores esfuerzos va decantándose tal como el buen vino.

En cuanto a los concursos y de manera muy personal, no mido la calidad de la poesía por la cantidad de concursos que ha ganado un artista, no obstante considero que cuando los concursos tienen trayectoria de honestidad y transparencia, vendrían a ser una especie de testimonio de la calidad y dedicación que determinado autor le dedica al oficio de escribir. Aunque finalmente e independientemente de los concursos, será el lector quien valore el peso de una obra premiada.





¿Qué representa para ti el haber logrado el primer lugar en el premio de los Juegos Florales?
Representa una gran satisfacción, por la trayectoria de este concurso, y por el probable impacto que esto pueda tener en mi trabajo literario, pero aunque parezca paradójico siempre será una complacencia un tanto a medias, ya que la obra fue escrita con una voz contundentemente masculina, me gusta pensar en una especie de juego de elucubraciones ¿qué hubiese pasado si el mismo poemario hubiese tenido una voz femenina?

Por otra parte no soy una escritora de concursos, no escribo ni escribiré jamás por esa causa, mi trabajo es absolutamente necesario para mí, y escribo disfrutando, riéndome, ahogándome, batallando cada día conmigo misma y con los espacios en blanco por donde caen las letras que configuran mi poesía, todo esto siempre amalgamado con la absoluta claridad de que existen los lectores y eso me demanda una gran responsabilidad autocrítica.

¿Cuándo se publicará tu obra ganadora? ¿Será una publicación individual o colectiva?
Aún no he precisado el tema con los organizadores pero supongo que será en el transcurso de un año.




Ferias, lecturas, presentaciones, encuentros ¿cuánto ayuda toda esta actividad en la obra de un escritor?
El artista es el más grande de los exhibicionistas porque siempre quiere exponer lo que crea y eso indudablemente lo colocará en diferentes espacios donde se pueda conocer su obra y su palabra, se expondrá a la crítica o al aplauso, el poeta también entra en este juego de exhibición, pero más allá del acto, de los viajes, los encuentros y las ferias, siempre quedará la contundencia del poder de la palabra, esa que se encomiará según la voz, el don o el artilugio o naufragará escondida entre los ribetes del tiempo.

El año pasado se publicó tu tercer poemario De cara al fuego ¿cómo ha sido recibido este trabajo?
He tenido la suerte y la generosidad de los lectores y en cada uno de mis libros ha habido una especie de confabulación entre ciertos textos que tomaron su propio rumbo y estación y hoy por hoy son emblemáticos en mi poesía, en CONCUPISCENCIA por ejemplo el poema “La mujer del miércoles”, en ALIVIO DEMENTE “La casa Vacía”, en DE CARA AL FUEGO “Me gustan las mujeres y ¿qué?”, y un poema que me llevó a la conmoción total cuando en un recital una señora de absoluta sencillez se me acercó y dijo: “he comprado su libro, quiero que me lo dedique en la página 97, porque era como si fuera escrito para mí, la primera vez que se lo escuché lloré y estuve a punto de gritar”, abrí la página y era el poema “Él y yo” así que esas alegrías que causan los poemas que escribo, esas vidas que tocan, la satisfacción de llegar al corazón de un lector es algo indescriptible.

Has vuelto a publicar con El Ángel Editor, respecto a este campo ¿cómo aprecias el desarrollo editorial en el país?
Sí, he vuelto a mi primera casa, y creo que un poemario mío no puede estar en mejores manos, no solo por la amistad y cariño a su editor, sino por la gran paciencia, dedicación y prolijidad de su trabajo.

Con respecto al trabajo editorial considero que tenemos más de un siglo de retraso, sobre todo en relación a la demanda de editoriales en el país, al poco valor que se le da al artista o creador. Son pocas las excepciones de quienes trabajan de manera consciente, entre ellas, Mar Abierto, que sí evidencia un manejo serio y un trato considerado con el creador, leí también en un diario local el nacimiento de la editorial Cadáver Exquisito, con propuestas similares a la editorial manabita, pero la apuesta deberá ser siempre desde la calidad de la obra, acompañado de un posicionamiento, difusión y valoración del artista.




Desde tu perspectiva de autora ¿cuánto bien le hace a un poeta ser incluido en una muestra?
Lo más importante debe ser la difusión de la obra, y si una antología contribuye a esto, la misión es loable, pero acompañada a la edición, selección y publicación lo más importante es su difusión, que esta obra circule por donde debe hacerlo.

Llega el momento en que una poeta necesita una antología personal que haga un recuento de su obra ¿la crees necesaria en ti?
Cada libro siempre contendrá específicos poemas que tengan más espíritu que otros, y la idea de una antología donde se seleccione lo más sobresaliente de la producción de un escritor, es necesaria para dar una sola visión del trabajo efectuado, tengo tres libros individuales pero muchos poemas inéditos han circulado en antologías y revistas de España, México, Cuba, EE. UU., Inglaterra, Francia, etc. así que un dosier de mi mejor trabajo es una alternativa que he considerado.

¿Qué ocurre con tu obra inédita? y ¿Cuáles son los planes para este 2012?
No creo que este año exista la posibilidad de publicación de un nuevo título, a excepción de CONSTRUCIÓN DE LOS SOMBREROS ENCARNADOS (el poemario ganador del primer lugar en Ambato) que corre por cuenta de la Casa de la Cultura de Tungurahua, este año empezó con una ajetreada agenda de eventos y continuará así con una serie de actividades y amables invitaciones dentro y fuera del país, esto sumado a mi trabajo catedrático hace casi imposible la consecución de nuevos proyectos para este año, no obstante tengo dos libros inéditos de poesía y uno de cuentos que seguiré trabajando y para el 2013 seguramente estaré buscándoles la luz.

jueves, 15 de marzo de 2012

El fin del escritor sufrido



¿Cuántas veces es capaz de cuestionarse un escritor al respecto del oficio elegido? ¿Será acaso que sus dudas recaen en la inseguridad y no creencia en lo que escribe? ¿Acaso “ser escritor” ha sido solo una etapa más de su veloz, alucinada y descontrolada vida? Es divertido cuando uno se va encontrando en el camino (llámese redes sociales, conversaciones, pláticas alucinadas a breves, y demás) a estos ESCRITORES. Y es divertido, no porque representen la mofa, si no porque en el fondo van denotando su escasa seriedad, ese no tomarse en serio, ser una simple broma.

Hoy al escritor sufrido hay que apalearlo. Sí, así con crudeza, sin nada de consideración a las representaciones emo. Que los lloricones queden al margen, que dejen de escribir, que quemen lo poco que han hecho, que se suiciden.

Recuerdo que en el pasado habitó en mí un enclenque al que la congoja era su guarida. Hace diez años lo vi por última vez flotando en las putrefactas aguas del río Burro. Ahora es un recuerdo divertido. Pero ese yo de mi pasado fue prudente, silencioso en su padecer. Hoy, allá fuera, desde una pantalla, en un bar, están los escritores que dudan serlo, que lloran con cada palabra, y que lo cantan al mundo, ese mundo digital y carnal, al que no le importa.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Sobre la reciente poesía ecuatoriana





Las muestras poéticas, en el país, no dan tregua, continúan publicándose, llegando más allá de sus límites fronterizos, pero sobre todo presentando una propuesta y debida justificación.

Este es el caso de Premonición a las puertas. Reciente poesía ecuatoriana (autores nacidos a partir de 1979) con estudio, selección y recopilación del poeta Freddy Ayala Plazarte (Latacunga, 1983). Un trabajo riguroso, tanto en su selección como en el estudio, que rescata del olvido a poetas como Oswaldo Calisto Rivera (Cachibache) y reconoce a otros también ausentes, como Dina Bellrham (fallecida el año pasado), y todo esto sin caer en coyuntura alguna, enfocado en la responsabilidad de legar al país una obra múltiple en su conjunto autoral y temático.

Sobre este trabajo el mismo compilador asegura que: “Consideramos la Reciente poesía ecuatoriana como un movimiento “no declarado”, pero que se ha ido integrando al campo actual de las letras del Ecuador con una propuesta que surge en medio de una época completamente ambigua, por sus acelerados cambios; propuesta que también irrumpe desde distintos lugares del país, con variadas connotaciones estéticas e ideológicas”.

La Editorial Universitaria de la Universidad Central del Ecuador ha sido quien ha apostado por esta muestra, tanto así que su distribución será gratuita (después de su presentación que se hará en las próximas semanas).

Excelente que obras, como la presentada por Ayala Plazarte, denoten que la poesía ecuatoriana, sobre todo la reciente, está llena de nuevos nombres que no aparecen constantemente en las muestras “oficiales”. Como Juan Carlos Astudillo (Cuenca, 1979); Luis Alberto Bravo (Milagro, 1979); Johanna López Santos (Quito, 1979); Carlos Luis Ortiz (Alausí, 1979); Rocío Soria (Quito, 1979); Alexis Cuzme (Manta, 1980); María de los Ángeles Martínez (Cuenca, 1980); César Eduardo Galarza (Guayaquil, 1981); Santiago Vizcaíno (Quito, 1982); Fabián Darío Mosquera (Urabá-Colombia, 1983); Wladimir Zambrano (Guayaquil, 1984) ; Andrea Samaniego (Quito, 1985); Víctor Vimos (Riobamba, 1985); Yuliana Marcillo (Chone, 1987) y Sonia Montenegro (Tulcán, 1988).

Y lo mejor de este libro es la seriedad que ha tenido su compilador en no incluirse en la muestra, un error que se repite con exceso, en Ecuador y otros lares.

domingo, 11 de marzo de 2012

El pasado en soledad



Estamos solos; rodeados, pero solos. Únicos dentro de la masa, que avanza, que va contra, junto y detrás de nosotros. Somos la voz atrapada en un cuerpo que recorre entre la multitud; siluetas, pasos, nombres desconocidos en el anonimato general. Solos, solísimos, agarrados a una soledad como sombra.

Este cuadro es a grandes rasgos el eje central de Solos (Mar Abierto, 2011) del poeta ecuatoriano Xavier Oquendo Troncoso (Quito, 1972). Un trabajo que ahonda en uno de los mayores miedos de la humanidad: la soledad. Donde todo ego intenta suplir el vacío:

Yo me acompaño.
Me hago otras gentes.
Voy repartiéndome.
Una sola voz, p 14

Aquí estoy yo de solo, solamente,
incrementando el surco a la corriente
que escapa de su ostra mala traza.
Todas las voces, p 31

En estas soledades
me agito
y tomo un aire
que no alcanza a ser,
pero acompaña.
La soledad que se olvidó a Machado, p 122

La soledad como enfermedad, como pandemia de nuestro siglo, donde “no” estamos solos, donde pertenecemos a grupos y comunidades, donde nuestra voz es una voz aliada por cientos, donde la ilusión de la amistad persiste con fuerza desde las redes sociales.

Todo: las maletas. Los cuerpos.
Los tapices. El polvo. Los ríos.
El cóndor. El jaguar. Los vasos con sed.
La sed de los castaños.
El manzano aislado del invierno.
Todo: hasta el mosco que ahuyenta
nuestro sueño, se va, definitivamente,
al ducto sin salida de la soledad.
Una sola voz, p 19




Entonces Solos es un poemario propicio para nuestra década, necesario para este tiempo de espejismos de masas. Solos estamos y solos seguiremos; solos vamos entre las tribus; solos desde nuestra concepción del mundo; esta es la consigna de Oquendo, y no falla.

Cerca de la avenida repleta de silencios
viven todas las familias de los solos.
Todas las voces, p 26

Los solos se miran las pupilas
desde adentro, donde hay un laberinto
que termina en sí mismo.
Todas las voces, p 29

El solo está libre de impuestos,
no paga el iva de la ausencia.
Todas las voces, p 35

Poemario de intensa sensibilidad. Aterrador en los versos donde la soledad lo copa todo, donde la voz poética no reprocha, se acepta como es, y aferrada a su naturaleza de unidad se invoca para liberarse, pero en esta liberación se tortura en su recuento, donde un hijo soledad es igual a un padre soledad.

Hay un niño enfermo en mí
que me corroe
que se rompe y se manifiesta
en el exabrupto de mis horas secas.
De mis llantos secos.
De mi culpa seca.
Las cicatrices, p 55

El padre se verá halagado
por otro padre mayor
que en vano esperó en el hijo
su reflejo blanco.
La posta, p 65

“Todos hacemos el amor con el pasado”, sentencia Oquendo, y eso es precisamente lo que hace Solos: escarba en el pasado, en un pasado único, en un ayer de individuo, en un no presente solitario, donde la soledad, como protagonista, ha dejado marcas: únicos testigos de su poesía.

martes, 6 de marzo de 2012

¡Y quién dijo silencio! (muestra poética)



El poeta Cristian López Talavera, comprometido con la labor de evidenciar a nuevas voces poéticas de Ecuador, no para de trabajar, así esta vez ha recopilado esta reciente muestra titulada ¡Y quién dijo silencio!, comparto con todos el texto de contraportada:

"Presentar este material, inédito en su mayor parte, representa un alto esfuerzo integrador en nuestra América. Como un torrente, la nueva poesía ecuatoriana, deja escuchar su grito clamoroso, más allá del “amiguismo” y la seudo perfección estética de las “vacas sagradas”, existentes en cualquier ámbito.

Sin embargo, no piense amigo lector encontrarse frente al desprolijo y fácil, en última instancia, libro de poesía under. El común denominador es por el contrario el trabajo de orfebre y una constante preocupación por buscar “el centro”, afán perpetuo del escribiente: equilibrio entre el fondo y la forma. Ansia concreta de apresar ese…, “imposible instante poético”, citando a Bachelard, el cual irremediablemente adquiere un significado “metafísico”, que reencarna en recorridos tortuosos, por empinadas callejuelas “mentales” de un Quito mítico, desde el que fluye una propuesta renovadora,a temporal, cósmica.

Con ustedes esta nova vox que iluminará por mucho tiempo el firmamento americano. Ante tal polifonía ¡quién dijo silencio!, cuando hace mucho que fue desterrado de nuestras comarcas."

Francisco León