domingo, 28 de noviembre de 2021

El predominio de las máscaras

Fotograma de Nadie sabe que estoy aquí.

No basta el talento, debe conjugarse talento+apariencia+difusión. Una cadena de procesos con los que no siempre se está de acuerdo, una práctica común y a la que se acostumbran quienes se entregan al negocio de la música: esa construcción de estrellas donde predominan las máscaras, donde no siempre lo que se ve es lo real.  

¿Aún escandaliza saber que muchos cantantes -y bandas- simulan cantar en vivo? ¿O que la música resulta ser complemento de coreografías, luces y juegos pirotécnicos? o ¿Que es más importante la figura de él o la cantante que su misma voz?

En Nadie sabe que estoy aquí (2020) de Gaspar Antillo, la historia no resulta ajena a los antecedentes que dentro de la industria musical se han dado, desde el recurrente playback hasta el auto-tune, pero la película aborda un tema y punto al que siempre se vuelve: Milli Vanilli, el dueto alemán al que se comprobó que no solo simulaban cantar en vivo, sino que no eran cantantes, porque detrás de ellos estaban los talentos invisibilizados; aquellos con el talento, pero no la apariencia.

Integrantes de The Real Milli Vanilli.

Memo Garrido (Jorge García) es el protagonista de esta historia frustrante: un joven de voz prodigiosa al que se le arrebata su sueño de ser un cantante reconocido. El productor de su álbum debut le plantea a su representante (el padre de Memo) que el joven con su talento llegará lejos, que ganará millones, pero que no puede exponerse, que será el talento tras el rostro y cuerpo de otro. Así ocurre hasta que la ira que siente Memo por todo esto lo hace arruinar el plan y con ello toda la farsa se descubre.     


Después de que Milli Vanilli fue vilipendiado desde los medios de comunicación y sus seguidores, aparece The RealMilli Vanilli, un grupo integrado con las verdaderas voces, los talentos detrás del dueto. Sin embargo, no bastó el talento, se necesitó la apariencia para calar en el público, para cautivar como el fraude antecesor lo había logrado.     

Nadie sabe que estoy aquí (2020) retoma el tema de la industria musical, de como un productor es capaz de crear fantasías direccionadas a segmentos, a nichos a quienes más interesa apariencia y show que el mismo talento.