sábado, 27 de noviembre de 2021

La violencia como tema literario



Foto tomada de https://blog.properati.com.ec/manta-ciudad-destino-para-vivir/

La violencia urbana, la que conocí acechante y renovada, late y encanta con su influjo sangriento, su espectacularidad y las réplicas incontenibles desde las redes sociales (aquella maquinaria sensacionalista que alimenta el imaginario de todos). Hechos que conmueven e indignan, que aterran y hablan por una ciudad, delatándola desde su fragilidad.

Es cierto que aún no se han registrado tiroteos entre bandas dentro de centros comerciales, a penas robos y asesinatos selectivos, pero ¿cuánto falta para llegar a todo ello? ¿cuánto para empezar a ver en el paisaje urbano cuerpos colgando desde los puentes desniveles y peatonales? ¿cuándo la representación grotesca de cuerpos desmembrados adornando espacios y con ello acentuando el significado del terror?

 
 
 

En este contexto, pienso que la violencia como tema literario es inagotable, ya no bastan las historias de marinos lidiando con el tema del narcotráfico (Camino a la parca de William Happe) porque el problema llegó a tierra y desde ahí se mueve y actúa; los dramas desde los barrios más peligrosos de Manta (El príncipe de los canallas de Pedro Gil) porque todos los barrios se volvieron conflictivos, un mapa de zonas rojas.


La violencia física y psicológica, la muerte como fin de una cadena de situaciones de la que se alimentan los medios de comunicación y la literatura, porque desde la ficción siempre será un lugar común indagar, desfigurar y fabular desde una ciudad que existe más allá de la imagen turística, desde esa violencia incoherente y enferma de la que algunos han optado volverla una fuente recurrente.

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