martes, 28 de agosto de 2018

Cañizares




A Gustavo lo conozco desde su poesía. Sus palabras siempre retumbando, sacándome carcajadas, logrando lo que pocos autores locales han hecho en mí: revelarme a la humanidad desde sus secretos cotidianos. Delatándome al poeta como un perdedor a tiempo completo, y, aun así, fiel a su causa.

A Gustavo lo nombro por sus poemas, donde el sarcasmo se extiende y contamina la pasibilidad de todos, de esos espacios susurrantes y enfermizos.

A Gustavo lo leo desde sus sonetos incontenibles, aquellos que hablan de la mujer, de las noches en vela junto a una botella, de la amistad… a todas aquellas cosas y emociones que interesan.

A Gustavo lo respeto porque me brindó su amistad desde hace muchos años. Una amistad que, con el tiempo, entre bromas y cervezas, se fue afianzando.

A Gustavo le debo su protección ante la malicia y odio de seudos escritores best seller, premiados internacionales, miembros de grupejos que nadie conoce. Pirómanos que quisieran verme arder.

A Gustavo lo veo en el mar, recorriendo la arena, leyéndole sus poemas a las olas, diciéndole a las gaviotas que lleven sus versos lo más alto posible. Que su poesía es de alto vuelto, diría. Y su risa se volvería un estallido.

A Gustavo lo miro desdibujado de su físico, pero latiendo más allá: en una poesía que agrupa mucha fuerza para quedarse. Y eso es suficiente para un poeta.  

sábado, 18 de agosto de 2018

Natalí Romero Torres: “No hay inspiración mayor que la miseria de extrañar lo que ya no volverá”

Foto de José Solórzano. 


Natalí Romero Torres no se imaginó que los versos que escribía desde adolescente llegaran a agruparse, tener un título, publicarse y estar entre muchos lectores. A la sorpresa de verse leída le ha seguido un compromiso por hacer que su libro continúe el recorrido, que llegue a más público, a todos aquellos que vieron en el amor un refugio, a quienes lo detestan, a quienes, como ella, escriben a partir de cada experiencia.
El amor en tacones se llama su ópera prima, un poemario que incluye fotografías y un testimonio de amor y desamor.
La citamos en La Tiñosa, una playa rural de Manta (su ciudad) para dialogar sobre su obra y su experiencia como autora. Una conversación escueta pero reconfortante.    

¿Cuándo te reconociste como una autora?
Siempre me sentí autora de mis pensamientos e ideas como todos nosotros, luego se convirtieron en versos, frases, estrofas, ensayos, aún me cuesta sentirme autora para que alguien más me lea.

¿Por qué escribir en este tiempo sobre el amor?
Siempre hay que escribir sobre el amor, en cualquier tiempo, época o momento, el amor es el aroma más seductor, el misterio que lo envuelve será atractivo siempre, ¿Por qué no escribir sobre el amor?



Foto de José Solórzano. 


Si no fuera sobre el tema del amor ¿En torno a qué otro tópico te gustaría escribir?
Soy apasionada, escribo sobre las injusticias sociales, la pobreza, la política, feminismo, sobre todo lo que necesita seguirse diciendo y hablando.

¿En qué momento consideraste que debías publicar y dar a conocer tus poemas?
Cuando me percaté que otros ya lo habían hecho, eran valientes porque se atrevieron a exponerse. 

La voz poética del libro es una voz sumisa por momentos, que suplica amor ¿cuánto de ella se relaciona con la autora?
Bastante, pero no solo conmigo, todos en cualquier generación edad o momento, sexo o afinidad política, suplicamos un querer, un complemento, el detalle es irse descubriendo y, encontrar ese querer, ese amor en nosotros mismos.

Contrario a la pregunta anterior, también la voz poética denota mucha ira, la que se refleja en los poemas de desamor ¿Cuánta decepción amorosa te ha “inspirado” a escribir?
He tenido la suerte de sufrir por amor, y sí es una suerte, porque como todos los poetas saben, no hay inspiración mayor que la miseria de extrañar lo que ya no volverá.


Foto de Isaac Vélez. 



¿Ha sido difícil dejar de ser una autora inédita y encontrarte en un momento en el que ya tienes un libro y está siendo leído?
Sí, es algo nuevo y un poco abrumador, ahora siento que ya dejaron de ser míos, ahora esos poemas son de todos.

¿Esperabas que el libro tuviera éxito?
En realidad, nunca pensé en el éxito de ventas como una meta, siempre fue una experiencia más interior que estaba entramada la valentía, mi corazón está expuesto y quizás el éxito está en poder compartirlo con otros.

¿Qué no dice el libro y que tal vez consideras te faltó incluir?
Creo que faltaron muchas cosas, quizás haya más ediciones, sobre todo dejar claro que la experiencia de amor y desamor es enriquecedora.

La primera presentación tuvo casa llena, ¿En qué otros lugares presentarás tu obra?
Hace poco lo presenté en Portoviejo y en la siguiente semana lo haré en Guayaquil. Algunas ciudades están en agenda como Chone o Quito.

sábado, 11 de agosto de 2018

El rescate de las tradiciones en la provincia de Manabí




No existen periodistas especializados, es una verdad que incomoda y molesta a los medios de comunicación del país, a los provinciales y locales; medios tradiciones y digitales (que no son lo mismo aquellos que solo suben a una página web su versión en físico).

Las facultades y/o escuelas de comunicación o periodismo no han logrado hacer que sus egresados sean especialistas en alguna área, son todólogos, unos mejores que otros. Los mejores, quizás, porque no se aferraron a su condición de estudiante receptivo de todo cuanto le podrían ofrecer sus profesores y dieron un paso más allá de lo que se esperaba de ellos.

Política, economía, finanzas, turismo, medicina, derecho, deporte, cultura… y un largo etcétera, son áreas que el periodista promedio aborda con desparpajo. Sí, los medios de comunicación suelen tener segmentos donde se investiga y publica en torno a áreas en específico, sin embargo, no siempre quienes están detrás tienen la formación adecuada para hacerlo.

La Ley Orgánica de Comunicación en su Art.- 14.- Principio de interculturalidad y plurinacionalidad. Dice lo siguiente:
  
El Estado a través de las instituciones, autoridades y funcionarios públicos competentes en materia de derechos a la comunicación promoverán medidas de política pública para garantizar la relación intercultural entre las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades; a fin de que éstas produzcan y difundan contenidos que reflejen su cosmovisión, cultura, tradiciones, conocimientos y saberes en su propia lengua, con la finalidad de establecer y profundizar progresivamente una comunicación intercultural que valore y respete la diversidad que caracteriza al Estado ecuatoriano.

En este contexto se publica El rescate de las tradiciones en la provincia de Manabí (Mawil, 2018) de los autores Dallas Hormaza y Wilfrido Palacios. Un libro cuyo propósito, tal y como lo dicen sus autores, es el de “Rescatar y valorar la tradición oral manabita”. (p.8)

Se trata en esencia de un trabajo clave para todos los periodistas encargados de los segmentos de interculturalidad que se publican en los medios de comunicación. Con un enfoque en las tradiciones manabitas, la obra acerca a varias de las voces y obras más representativas; incluye fragmentos de amorfinos, leyendas, poemas, y un breve glosario del habla manaba.

Un trabajo que va contra la aculturación, que advierte de la pérdida de tradiciones, que propone un “rescate” a través de los medios de comunicación, capaces de llegar a las masas.

Sí, puede que no haya periodistas especializados (bueno sí los hay, pero no porque esto haya dependido de una facultad o escuela de comunicación, sino por la convicción del profesional por radicarse en un área) pero esta obra da algunas pautas para todos aquellos comunicadores encargados de los segmentos de interculturalidad.  

lunes, 6 de agosto de 2018

El transitar de un desarraigado




Por Fernando Endara

Las desventuras de Polo Pin es el transitar de un desarraigado, el ir y venir de Ekuador hasta España, de Manta hasta Madrid. Porque nada puede detener un corazón errante y, el amor que encadena, provoca al final la huida del vagamundo. Polo Pin es un médico especializado en nanotecnología que retorna a su patria después de varios años en Europa, dejando atrás las caricias y los besos de Sara, su amante insaciable, su apasionado recuerdo tatuado en su piel. Regresa a “La Puerta del Pacífico” con un amigo para presentarle a su familia y conducirle por algunas de las situaciones más entrañables de la ciudad como los prostíbulos, la violencia, la impunidad y corrupción. Sus viajes, acompañados de frenéticos encuentros sexuales con Sara, de hondas caladas de marihuana, de buen vino y lujosas suites, depararon en viajes oníricos, hondos tomentos mesiánicos en donde el Santo Sudario le habla como el redentor atravesando en sueños, surcando Jerusalén, Constantinopla y conventos Templarios.

Jorge Zambrano Mendoza nos entrega una novela sencilla y potente, una fábula sobre el amor, el sexo y el desgaste, y es que estar enamorado no siempre es permanecer al lado de la persona adorada. Estar enamorado tampoco impide otros gustos, otros quereres, otros cuerpos; Polo Pin deberá decidir y estar dispuesto a pagar el precio, cuando Sara, su palpitante compañera, arribe a tierras manabas. Debatiéndose entre la pesadilla y el ensueño, el pasado y el presente, el humo de maría y los nanobots, Sara y Rebeca, el traslado y la estabilidad. “Las desventuras de Polo Pin” nos pinta la amarga contradicción de la existencia.

Reseña tomada de https://www.instagram.com/p/BmJkK4OgKUE/?hl=es-la&taken-by=fer_libros 

sábado, 4 de agosto de 2018

En ausencia del mar



A Ubaldo Gil Flores,
quien me ofreció su biblioteca
para descifrar el mundo desde miles de páginas.


Un editor y su pupilo
Lo primero que hizo fue ofrecerme su biblioteca, ese tesoro sin protección del cual me enriquecí. Libro tras libro, autor tras autor, género tras género. Los días siempre fueron cortos para todo ese consumo.
Arriesgar, esa era su palabra, una que con los años fui entendiendo y asimilando, una palabra poderosa cuando se piensa y sueña con libros, con los propios y ajenos. Un sueño que agrupa a otros sueños con los cuales dar forma a ese garabato que en algún momento delata su silueta.
De ahí vengo: un cúmulo de páginas borroneadas, tachadas, manchadas. De páginas con ideas deslumbrantes y casi siempre desesperantes, entendida la desesperación como ese punto donde el lector sabe que en medio del caos hay una luz o el silencio perpetuo, para no abandonarlas nunca. De páginas que buscaban, tal cual oruga, transformarse en libro.

El mar que reposa
Mi formación de editor viene de editorial Mar Abierto, un proyecto pensado y creado por Ubaldo Gil Flores. Ahí, junto a él, aprendí mucho de lo que sé: a leer, soñar y arriesgar. A entender a la literatura no como un mero pasatiempo, sino como un estilo de vida no apto para todos, un estilo que incluye malas noches, bloqueos, y al final, si se sobrevive, la satisfacción de haber creado algo, un algo que ante la mirada de alguien más no podría significar ni valer nada.
En ese mar que ahora reposa, pasé los mejores años de mi juventud. Fue mi escuela, feroz y desgastante, pero necesaria.        




De autores a imprentas
Las imprentas en Manabí han sido, desde hace algunas décadas, la ayuda idónea para materializar los sueños de los autores. Esa matriz que da forma y colores a palabras e imágenes. Una casa mágica donde lo pensado y escrito puede convertirse en algo tangible. Cientos de autores encontrando en ellas la solución inmediata.
Pero las imprentas no son editoriales, son apenas parte del proceso editorial, uno que incluye corrección de estilo, diagramación, diseño de portada, corrección de prueba, registros legales y finalmente la impresión.
Sí, en el pasado, y desconocido el panorama editorial, fueron necesarias, sin ellas muchas de las obras representativas de Manabí (para no salir de nuestro espacio geográfico) no hubiesen circulado ni encontrado lectores. Obras contadas, por cierto, donde el mérito dependió mucho de la capacidad del autor, más no del rol de la imprenta.
Sin embargo, aún hay autores que prefieren la inmediatez de una imprenta. Ver su nombre y el título de su texto convertido en libro. Una práctica desfavorable para el autor, porque mientras más se descartan los procesos editoriales, mayor es el riesgo de que sus textos, sin un debido tratamiento editorial, pasen desapercibidos.
Quizás por ello la provincia está plagada de pequeños best seller con obra agotada, a los cuales casi nadie, o nadie, conoce en otras ciudades. Autores aclamados por una crítica disfrazada. Autores regocijados en un amiguismo mentiroso y dañino. Autores que no se verá en feria de libros (o tal vez sí). Autores a quienes las cadenas de librerías jamás aceptarán sus libros porque adolecen de muchas cosas.  
La relación entre el autor e imprenta deba acabar. Se debe acabar ese amor enfermizo, por el bien del autor, por el bien del lector.  

Tinta ácida, un proyecto editorial
En 2015, decidimos dar el salto al vacío. Nuestra primera obra fue un poemario. Después pararíamos dos años hasta definir hacia dónde queríamos llegar, qué espacios necesitábamos llenar, qué concepto, qué títulos, qué autores…un sinfín de interrogantes que supimos aterrizar.
A un año de haber definido la línea editorial y gráfica del sello, saber qué nicho, y explorar en algo el mercado editorial de la provincia, se puede decir que el objetivo trazado no estuvo errado, que hemos acertado, que en medio de la pérdida ganamos.

Nuestro catálogo, actividades y comunicación editorial han sido los pilares para acentuar el trabajo de la Tinta Ácida, uno que desde afuera se ve sencillo, pero detrás es una constante lid por mantenerse activo, restándole tiempo a las horas familiares, sumirse ante una pantalla que exige un mayor consumo. Gastarse en la idea inagotable de ir más allá, de conectar a más lectores, de hacer que los títulos publicados y sus autores den un paso fuera del espacio conocido.      



Difundir y promocionar
Publicar no es ni será el fin para un autor y su obra, es solo el inicio de otro proceso, uno largo y tedioso, uno desesperante y que ataca desde la decepción reiteradas veces. Un proceso del que no se puede escapar, menos en estos días de exposición mediática, donde el autor, al igual que su obra, se volvió una marca.
Un nombre y figura que busca empoderarse, que intenta mantenerse siempre vivo y en funciones literarias (o académicas, dependiendo de la clase de libro que posea). Un autor marca que no puede ni debe moverse solo, que necesita el respaldo de un sello, una casa que lo represente, que le diga a los demás que alguien ampara a este autor, ese alguien que conoce el mercado, que sabe por dónde hacerlo mover.
Si algo hemos logrado en todo este tiempo de actividades, es el de hacer que nuestros autores y sus obras sean conocidos dentro del panorama nacional, que se pueda sostener un diálogo con lectores fuera de la provincia, que se generen juicios críticos reales y no por compromiso.   






Las letras vivas de Manabí
Presentar cuatro libros no solo es una estrategia para cruzar a lectores interesados en un autor, sino para enfatizar que como sello editorial existe el propósito de continuar trabajando con cada uno de ellos.
Estos cuatro libros fueron pensados, corregidos y creados para un público cuya única consigna es la lectura. Un público capaz de reconocer que la literatura manabita se encuentra en un desarrollo y posicionamiento a nivel nacional.
Así, el primero de los cuatro libros de esta noche, El amor en tacones de Natalí Romero Torres, es un retrato reconstruido con una masa llamada amor. Un conjunto de escenas del pasado que avanzan aceleradamente en un escenario infestado de espinas. La voz de estos poemas suplica un querer indestructible, un amor proveniente de cuentos de hadas. Pero esta misma voz madura en su recorrido poético, avanza hacia un presente donde no solo sueña con dedos entrelazados a otros, sino que también lo hace con la conexión de poros ajenos. De sentir una lengua que no solo sirva para las palabras, sino para otros placeres. Un amor más real al cual conectar en todas sus dimensiones.  El segundo libro, La fiesta del fracaso de Ignacio Loor Vera, agrupa nueve relatos donde las historias son un tributo al fracaso. Personajes derrotados desfilan por distintas situaciones, teniendo como fondo a un Manta que se recorre desde sus espacios turísticos hasta los marginales. Donde el fútbol, las mujeres, la violencia, el amor desfigurado y la figura de un padre que muta en varios, hacen de este libro un excelente arranque como ópera prima. 
El tercer libro, El origen del mal y otros poemas de Carlos Coello García, da cuenta de una obra donde la voz/espectador, recorre pasajes donde el dolor es el lenguaje común. Una mirada que describe el suplicio de otros, de todos aquellos a quien el miedo del castigo desconocido nunca fue un alegato para el cambio. Una poesía donde conviven seres increíbles que se satisfacen con cada una de sus acciones.
Y el cuarto libro, Las desventuras de Polo Pin de Jorge Zambrano Mendoza, es un retrato desesperante de un hombre que se aleja del amor, por temor al amor. Un amor que late, pero hiere. Un amor que exprime, pero que a final de cuentas revitaliza. Una apasionante novela breve donde el antihéroe, luego de regresar a su patria, recorre su provincia Manabí y sus increíbles escenarios, donde el sexo, la violencia y los sueños (algunos más alucinados que otros) conforman una pesadilla que intenta reivindicarse a cada momento, pero que no puede escapar ante la marca de la tragedia.
Cuatro voces, cuatro autores que escriben desde distintas perspectivas, lo único en común que tienen es que decidieron buscar un sello editorial que creyera en sus propuestas literarias, que les diera una mano y los visibilizara junto a sus obras. Y en eso andamos: arriesgando y soñando junto a ellos.

Portoviejo, 3 de agosto de 2018  



Fotos tomadas de la cuenta de facebook de la Casa de la Cultura Benjamín Carrión núcleo Manabí.