Hay poemarios a los que se llega por alguna recomendación desde las redes sociales. Poemarios de títulos sugestivos. Poemarios de autores de los que sospechamos encontraremos poesía, una capaz de estremecernos, de mostrarnos un mundo caótico y oscuro, un mundo que sabemos real porque somos testigos de paisajes similares desde nuestros espacios.
Por eso, y por más (ese algo que brotará en cada lector que se acerque y sienta el sacudón) existe Mamá es un animal negro que va de largo por las alcobas blancas (2017) de Esther M. García. Un poemario que va más allá de la violencia y sus distintas presentaciones, porque lo suyo es recordarnos un mundo que palpita y arremete fuera de una página, que está ahí, desde hace mucho, siempre voraz y hambriento; un mundo del cual se debe actuar en defensa, como un derecho para purgar las sombras atrincheradas.
Figura 2
Aborto: cómo se siente
Tirando a mi hijo por el retrete
Veo pornografía al lado de mi novio
mientras un alacrán
me perfora los ovarios
Mi cuerpo no es mío
está dentro de la tele
dentro de ese video
en donde una vagina
es embestida cientos de veces
por un enorme pene
Sangro
Voy al baño
Tiritas de papel rojo china
caen al fondo del retrete
Me limpio los hilos de sangre
y observo un caballito de mar muerto
flotando entre los desechos
Vuelvo al cuarto
junto a mi novio
La porno ha terminado
Mi hijo es el silencio
que queda
al apagar la televisión
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