viernes, 6 de agosto de 2021

Haneke nos espía

Si nuestros actos nos definen dentro de la sociedad, ¿deberemos quedar marcados por cada error que cometemos o basta una reivindicación para empezar de cero ante los otros que son quienes han señalado nuestros actos?

Haneke nos espía, está atento a las situaciones atroces a su alrededor, hechos que para muchos pasarían desapercibidos, o que simplemente se catalogarían de “violencia”, para él son la puerta de ingreso a un mundo donde parece no existir un orden ni respeto hacia los demás. Un espacio donde se está más allá del bien y del mal.


 

Benny’s video (1992) sería ese ensayo desde la ficción donde el director (cuyo guion también le pertenece) analiza desde el protagonista la violencia más cruel y salvaje que el espectador podría encontrar. Una película para espantarnos y reconocernos en un mundo cruel y sin sentido. La guerra como telón de fondo refuerza el absurdo de la agresión, de la sangre siempre emanando, de la muerte como ese algo cotidiano.

Pero el detalle radica cuando Benny de regreso en su departamento y en su habitación (después de alejarse de la ciudad donde ha dejado un cadáver, que sus padres han desaparecido para encubrirlo. Por acá un caso local) es interrogado por su padre:

—¿Por qué lo hiciste?

—Quería ver como era, supongo

Y así, sin arrepentimiento, sin miedo, tal vez listo para volver a experimentar contra los otros, los Bennys van por el mundo vigilantes y acechantes, atentos a nuevas víctimas. Seguros de que sus actos encontrarán protección. Tranquilos y sin remordimientos en una sociedad que espera que tarde o temprano un nuevo acto atroz ocurra en la ciudad.     

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