domingo, 25 de abril de 2021

Una culpa inagotable

Miho y Toshio. Fotograma.

La dependencia hacia el otro, la traición a la pareja, el perdón como una farsa con la cual regresar en un círculo interminable a un reclamo que no cesa, el desprecio al reconocer que otros cuerpos y sentimientos pueden aparecer con los años, la locura como refugio contra la realidad dolorosa…todo este cuadro es parte sustancial de The Sting of Death (1990) de Kôhei Oguri.

En esta historia Toshio no solo es un escritor y maestro, también es la representación del miedo a la soledad; un terror que no lo dice, pero que se proyecta en aferrarse a Miho, la esposa que ha descubierto su infidelidad de algunos años, y con ella al vínculo de sus hijos. La familia como defensa ante el individualismo.

Un drama para preguntarse ¿cuánta dependencia hacia el otro necesita una relación? porque mientras Toshio cree librarse, tras la confesión, aceptación y reivindicación de su infidelidad, Miho en su reiteración busca llevar al límite a su esposo. No solo en sus escenas, en los celos acentuados, en la desconfianza y vigilancia, sino en aquello que en el fondo desea: que cargue con una culpa inagotable.    

¿El amor lo puede todo? a veces se trata de resistencia, de no dar un paso al vacío, de romper con la estabilidad. Por eso cuando la ex amante de Toshio los visita en su casa para entregarle un obsequio de sus amigos, y Miho la ataca e incita a que su esposo también la golpee, lo que se representa es la destrucción del sueño individual, porque ahí, en ese cuadro demencial y escandaloso solo perduran y se exhiben heridas que no han sanado y tal vez nunca lleguen a cerrar.


 

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