jueves, 13 de mayo de 2021

Ames, otro pretexto de soledad

¿Se puede ser divertido y a la vez triste? creo que sí, la experiencia me lo confirma, pero ingresar a Bored to death (2014, Principal de los libros) de Jonathan Ames es otro nivel, es un vendaval de sensaciones encontradas, porque mientras reímos a carcajadas por las distintas situaciones de los personajes que aparecen en este híbrido —compuesto de crónicas, relatos y reportajes— vamos encontrando un reflejo, tan o peor, de nuestras mismas situaciones.   

El relato que da nombre al libro es una historia hilarante de un escritor que decide, por decepción amorosa y porque no le encuentra mayor sentido a su vida, volverse detective privado. “Como mi vida era tan sosa, necesitaba la emoción de los libros: el peligro, la violencia y la desesperación” (p.11) pero ¿Qué sabe un escritor de ser detective? salta la burla a la novela negra y la detectivesca, porque lo que hay acá es un fantoche que intenta hacer su “trabajo” de la mejor manera, que por cierto da pena. El cuento fue convertido en serie y tiene el mismo tono.


  
 

Pero no solo es el cuento con el que abre el libro, son escenas, desde las otras historias, que quedan estampadas para llevarlas a la realidad: el mismo lugar del cual ha bebido Ames:

 

“No importa lo mucho que hayas hecho el amor; siempre, en mayor o menor medida, te interesa el sexo”. (Diario del Open, pp. 52-53)

 

“Dos chicos inexpresivos y regordetes están a mi derecha. Alguna vez fueron niños bonitos, pero ahora imagino que pasan las horas en dormitorios oscuros viendo películas porno violentas.

(…)

De repente, la cantante se levanta la falda, enseñando las bragas negras, y pienso en lo mucho que necesito entrevistar a esa jovencita.

(…)

Me pongo detrás de ella y le masajeo el cuello. Me siento como un viejo verde, pero entonces recuerdo que soy un viejo verde”. (Gótico americano de mediana edad, pp.59-64-66)

 

“Le digo que conozco bien esa canción: una antigua novia la puso en una cinta de canciones de ruptura y yo había llorado escuchándola muchas veces”. (A través del universo de Marilyn Manson, p.95)  

 

“En América queremos vivir en parques temáticos y series de televisión. ¿Por qué? Porque no queremos una vida real. La vida real significa dolor. Significa impuestos, ETS, envejecer, mal aliento, impotencia, tráfico y la pérdida de los seres queridos. No es de extrañar que deseemos que la vida sea Sexo en Nueva York y Disneyland”. (El templo de lo superficial: tres noches en el barrio de Meatpacking, p. 121)

 
 
Jason Schwartzman actor y protagonista de Bored to death.

 

Si algún día se encuentran con este libro, piensen en la posibilidad de reír y llorar a la vez. Siempre es necesario.  

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